Un negocio con solera en el Tubo de Zaragoza: "El Satisfyer sigue siendo el producto estrella"

Francisco García, empleado del sex shop Eurovisex, repasa los casi treinta años de este curioso local en El Tubo de Zaragoza.

Francisco García, empleado del sex shop Eurovisex.
Francisco García, empleado del sex shop Eurovisex.
H.A.

Francisco García tiene 61 años y ha trabajado durante los últimos 25 en la empresa Eurovisex, propietaria del sex shop de la calle Cuatro de Agosto de Zaragoza. Este emblemático local, situado en pleno corazón de El Tubo, es propiedad de Víctor Vicente, quién lo abrió hace ya casi treinta años. Por tanto, se trata de uno de los establecimientos con más solera en esta zona de la capital aragonesa. 

“Todo ha cambiado mucho desde entonces”, afirma Francisco desde el otro lado del mostrador. “Empecé a trabajar en el año 1998 en uno de los locales de la empresa que estaba frente a la antigua estación del Portillo, en una época en la que lo que más se llevaba era el alquiler y venta de películas en formato VHS y revistas eróticas. El local daba mucha vida al barrio, ya que estaba al lado de la estación y solían entrar muchos viajeros y gente de los pueblos de alrededor de Zaragoza”, relata. “Ahora trabajo desde hace ocho años en este local del centro, y puedo asegurar que lo que más se vende son los juguetes sexuales”, señala.

“El Satisfyer sigue siendo el producto estrella”, confirma Francisco, que achaca su éxito al “boca a boca”. La llegada de internet ha ido llevando de manera progresiva la venta de películas y revistas a unos niveles casi testimoniales. “El DVD casi ha desaparecido y los títulos con los que contamos se corresponden a reediciones de títulos antiguos. La gente que solía venir ahora tiene todo al alcance del móvil y se evita el poder pasar pudor porque la gente vea que tiene una película o revista física en su casa”, señala. De las cabinas, ni hablamos. El local cuenta con cabinas de vídeo con hasta 96 canales diferentes con distintas temáticas. “Los usuarios insertan monedas y pueden pasar cierto tiempo disfrutando”, asegura Francisco García, aunque “cada vez viene menos gente”.

Aunque la sociedad ha ido avanzando con el paso del tiempo y poco a poco el sexo ha dejado de ser un tema tabú, todavía “hay gente a la que le da mucho pudor entrar por el qué dirán”. “Sobre todo los jóvenes”, afirma Francisco, que “suelen aprovechar el momento exacto en el que no les mira nadie” para cruzar las puertas del local. “La gente mayor estamos ya de vuelta y media y a la mayoría nos importa muy poco que nos vean dentro”, afirma. Es lo que intentan con cada cliente: “Que se sientan cómodos”. “A mi que no me pregunten sobre pan, porque no soy panadero. Intentamos saber cuáles son sus fantasías o gustos más personales para poder asesorarles de la mejor manera posible. Simple y sencillo”, señala Francisco.

"Una vez un cliente entró al sex shop en pleno agosto con gabardina, sombrero y gafas de sol, llamando así más la atención que si hubiese entrado normal"

La localización estratégica del local es un arma de doble filo. “Por un lado estamos en pleno centro de Zaragoza, rodeados de muchos bares, y la gente, con una copita de más, entra, se da una vuelta e igual se compra algo. La gente es muy curiosa. Muchos me dicen 'nunca había estado en una tienda así', y se quedan alucinando”, afirma. “Pero, por otra parte, al estar en una zona tan céntrica y con mucho movimiento, los clientes, algunos de ellos habituales, sienten mucho reparo en entrar”, añade.

El exceso de pudor llama más la atención

Como anécdota, Francisco recuerda que una vez un cliente entró al sex shop “en pleno agosto con gabardina, sombrero y gafas de sol, llamando así más la atención que si hubiese entrado normal”. "Hay que actuar con normalidad, no somos el centro del mundo y a la gente le da igual lo que hagamos o dejemos de hacer", asegura.

La venta por internet no es un tema que preocupe demasiado a Francisco, que no teme por el futuro de este tipo de locales. “Se venden muchos productos sexuales en internet, pero la gente sigue viniendo a comprar a la tienda. No es lo mismo comprarse una camisa que una cosa más íntima. La gente quiere comprobar la forma y el tacto que tiene el producto antes de comprarlo”.

Este peculiar local "a la orden del día en cuanto tendencias y juguetería sexual" cumplirá el próximo año 30 años con un único deseo: "Que la gente se atreva cada vez más a pasar del escaparate".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión