especial 23 de abril

En la búsqueda del uso más ético de la IA en las aulas de Aragón

La fina línea entre utilizarla para elaborar íntegramente trabajos escolares y su uso como herramienta de apoyo o asistente ha generado un intenso debate en el ámbito educativo.

Alumnos del colegio Maestro Don Pedro Orós utilizando inteligencia artificial en el aula.
Alumnos del colegio Maestro Don Pedro Orós utilizando inteligencia artificial en el aula.
Guillermo Mestre

La posibilidad de incrementar los casos de plagio. Ese fue el pensamiento más inmediato que tuvieron los profesores cuando irrumpió hace poco más de un año la inteligencia artificial en el aula, ligada a Chat GPT. Ahora, las dudas todavía se mantienen en algunos sectores docentes, pero cada vez son más los que le están perdiendo el miedo y buscan cómo aplicarla en sus clases e incluso plantean usarla como asistente para ellos. Todo ello en la eterna búsqueda del equilibrio entre la innovación y la ética. "Es algo que da vértigo", reconoce Francho Lafuente, profesor del colegio Maestro Don Pedro Orós de Movera, quien utiliza esta herramienta para "formar" a sus alumnos y conseguir que se "conviertan en usuarios correctos".

Por ejemplo, en Lengua Castellana y Literatura, utilizaron la IA para trabajar las descripciones. "Los alumnos describían a un compañero y como resultado obtenían una imagen. Cuanto más detalles incluían, más se parecía. Y después tuvieron que averiguar a quién había descrito cada uno", explica. También la han usado recientemente para abordar el 770 aniversario del nacimiento de Marco Polo. En vez de buscar en diferentes páginas web y libros, le dijeron a Chat GPT que eran pequeños periodistas y que querían hacerle una entrevista a este personaje histórico. "En una sesión de clase haciendo preguntas consiguieron saber más y mostrarse más interesados que en una semana entera haciendo una investigación", apostilla este docente de 5º y 6º de primaria.

Desde su experiencia, resalta que la inteligencia artificial "ha venido para quedarse" y, por lo tanto, "habría que integrarla en el currículo y ampliar las formaciones". En ambas líneas trabaja ya el Departamento de Educación aragonés. Por un lado, participa, junto a la Universidad San Jorge (USJ), en un proyecto europeo que tiene por objetivo definir y desarrollar políticas educativas que integren en el aula el uso adecuado de la inteligencia artificial y, por otro, desarrollar un nuevo currículo sobre esta herramienta. Este grupo, que busca que los docentes "puedan formar al alumnado en el uso responsable de esta tecnología", comenzó su andadura en enero y desarrollará sus trabajos hasta diciembre de 2026. De hecho, Zaragoza acogerá una reunión con los socios europeos en el curso 2025-2026.

Por su parte, la consejería que dirige Claudia Pérez Forniés también está impulsando talleres de formación para docentes. En este curso ya se han llevado a cabo unas 70 actividades en las que han participado más de 2.000 profesores. La mayoría de ellas, explican, versan sobre las aplicaciones prácticas de la IA, sus oportunidades, pero también sus desafíos éticos y sociales, además de la personalización del aprendizaje. Trabajan en la celebración de un congreso sobre inteligencia artificial, en el que participen docentes, alumnos y familias, en el primer trimestre del curso 2024-2025.

Otros usos de la IA en el aula

Mientras tanto, la IA continúa haciéndose un hueco en el aula. Por ejemplo, en el instituto Clara Campoamor de Zaragoza han aprovechado para ello las formaciones Erasmus "de alta calidad" en países de la Unión Europea. Una de las últimas actividades desarrolladas ha sido la conversión de las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer a videopoemas. Asimismo enseñan a los alumnos cómo aprenden las máquinas y abordan la inteligencia artificial en las clases de programación a través de la herramienta ‘Machine learning for kids’. "La IA tiene muchas ventajas, pero también riesgos que deben saber identificar", señalan desde este centro educativo.

Esta aplicación también la han utilizado en el colegio privado Juan de Lanuza, donde se apoyan en Chat GPT, Claude o Gemini. "Hace años que trabajamos con inteligencia artificial, especialmente con aplicaciones que los alumnos tienen que alimentar para luego programar", recuerda Cristian Ruiz, coordinador de TIC. Sin embargo, reconoce que la llegada de Chat GPT ha abierto "varios dilemas": "Nuestra directriz es no prohibir la IA, pero cada profesor es el que decide si se va a utilizar o no. En el caso de usarse, determina en qué condiciones". En este sentido, señala que ahora plantear un trabajo escrito está "condenado al fracaso". Apuesta por que los jóvenes aprendan cómo funciona la IA, cómo preguntarle y sacarle el "máximo partido", además de potenciar el pensamiento crítico.

Pese a su paulatina incorporación y creación de conciencia respecto a su uso y aplicaciones, la realidad es que, en la mayoría de los centros, la irrupción de la IA, les ha pillado con el pie cambiado y no precisamente por todas las oportunidades que conlleva. Llegan a los colegios, institutos e incluso a las universidades trabajos académicos elaborados por estas herramientas, provocando un menor esfuerzo del estudiante y una dejadez por identificar la autoría real del documento. En esta cuestión ética ponen el foco muchos de los docentes consultados, y la propia Universidad de Zaragoza cuenta con una herramienta que, además de ver si el texto es plagiado, detecta cuándo el contenido ha sido generado por una inteligencia artificial.

"En trabajos fin de grado ha aumentado tanto el uso como asistente, ayudándoles a escribirlo, como generando directamente el contenido", reconoce Francisco Javier Fabra, director de Secretariado de Desarrollo y Transformación Digital de la Universidad de Zaragoza. El campus público ya ha lanzado varios cursos de formación, en los que además de enseñar a utilizar estas herramientas, se ha incorporado un apartado de ética. Su próximo paso es poner en marcha un grupo de trabajo que aborde precisamente la integración de la IA en el campus. "Queremos que sea abierto y compartir experiencias a nivel nacional e internacional", puntualiza, al tiempo que detalla que cada vez se usa más en las aulas porque son "herramientas muy útiles".

La IA también es una realidad en la USJ, donde incluso cuentan con un grado dedicado íntegramente a ello y que, además, puede cursarse de manera conjunta con Ingeniería Informática. Asimismo están incorporando la IA en los planes de estudio de las diferentes titulaciones, haciendo "una reflexión profunda sobre las mejores técnicas de enseñanza y de examen". Por ejemplo, en Bioinformática usan redes neuronales para predecir la toxicidad de medicamentos, mientras que en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura la IA les posibilita diseñar variantes sobre modelos que permiten generar soluciones optimizadas. Tal es el impacto de esta tecnología que el Grupo San Valero trabaja en una serie de objetivos propios para seguir siendo "un referente en educación y valores".

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