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Los casos de absentismo escolar en Aragón se disparan un 45% en dos cursos y rozan los 3.000

Más de un tercio corresponden a situaciones catalogadas como "muy graves", en las que el alumno falta de manera injustificada más de nueve días al mes. 

Inicio del curso escolar en el C. P. Valdespartera de Zaragoza
Inicio del curso escolar en el C. P. Valdespartera de Zaragoza
Guillermo Mestre

El absentismo escolar no deja de crecer y, durante el curso 2022-2023, se abrieron un total de 2.934 protocolos en Aragón, prácticamente un 45% más que solo dos años antes, en el 2020-2021. Así se desprende de los datos facilitados por el Departamento de Educación, en el que se pone de relieve que más de un tercio corresponden a situaciones "muy graves", en las que el alumno acumula más de nueve días de faltas injustificadas al mes. De hecho, la propia directora general de Política Educativa, Ordenación Académica y Educación Permanente, Ana Moracho, llegó a mostrar en las Cortes de Aragón su "preocupación" ante esta tendencia.

Es en la provincia de Teruel donde se registra un mayor incremento porcentual al pasar de 100 a 191, lo que supone un 91% en solo dos cursos. En Zaragoza crece un 47% (de 1.520 a 2.235) y en Huesca, casi un 25% (de 407 a 508). "Aunque proporcionalmente suponen pocos casos por centro, en todos se produce alguno", destaca Pilar García, presidenta de la Asociación de Directores y Directoras de Institutos de Educación Secundaria de Aragón (Adiaragón). 

En este sentido, señala que algunos ya comienzan en primaria y que suelen relacionarse con familias en situación de vulnerabilidad. "En muchos casos, vemos niños que 'encadenan' enfermedades y al ser las familias las que justifican las faltas es complicado determinar cuándo es real o no", recalca Horacio Tabernero, su homólogo en la Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria de Aragón (Aedipa), quien reclama un protocolo para que desde los centros de salud se entregue, al igual que en los adultos, el justificante de visita correspondiente. 

También se dan situaciones en las que los padres directamente no llevan a su hijo a clase y otras en las que se produce una "sobreprotección" del menor. De hecho, buena parte del incremento se ha producido a raíz de la pandemia, que provocó que muchas familias decidieran no llevar a sus hijos ante el riesgo de contagio. Con la vuelta a la normalidad, se está produciendo la reincorporación de estos menores al sistema. 

Ante este escenario, Tabernero lamenta que no exista un "verdadero mecanismo para presionar a las familias" que tienen este tipo de conductas. "Desde los centros notificamos los casos y desde la comisión de absentismo citan a las familias, pero estas no tienen la obligación de ir. De este modo, si no son casos muy graves, que pasan a la Fiscalía, se queda en nada. Es casi gratis no asistir a primaria", asevera.

Y destaca la preocupación existente en los centros cuando se producen casos de absentismo: "Se generan desfases académicos". "Les pedimos a las familias que piensen en su futuro, que no lo hipotequen, puesto que la educación es fundamental como ascensor social", reitera. Por su parte, Pilar García pone el foco en la falta de recursos para poder tratar este problema. "En mi centro no contamos con un docente de servicios a la comunidad y a duras penas conseguimos sacar seis horas semanales, que son insuficientes", ejemplifica. 

"Lo que nos preocupa es que todo el alumnado asista y reciba una educación de calidad", recalca, al tiempo que recuerda que la responsabilidad en estas situaciones recae en los equipos directivos, que ya están "saturados" por la elevada carga burocrática, de informes y otros seguimientos.  

Colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza

Desde el Departamento de Educación reconocen que el absentismo sigue siendo un "importante desafío" de la comunidad aragonesa, dados los efectos "negativos" que tiene en el aprendizaje y el desarrollo de los estudiantes. Por todo ello, el pasado verano se aprobó un programa de actuación, en coordinación con el Ayuntamiento de Zaragoza, que actualmente se está revisando para "impulsar los puntos fuertes y resolver las deficiencias". 

Este programa diferencia entre el absentismo pasivo (en el que el alumnado asiste normalmente a clase, pero no se involucra en la dinámica de clase, no atiende a las explicaciones, no lleva libros y tampoco hace los deberes) y el que se puede cuantificar por las faltas acumuladas en leves, graves o muy graves. Los primeros, hasta 609 en el curso 2022-2023, se dan cuando se producen retrasos, ausencias a determinadas horas o días  concretos (entre uno y tres al mes). 

Ante estas situaciones leves se recomienda trabajar desde el propio centro, tanto los tutores como el equipo de orientación y el directivo a través de "actuaciones inclusivas para las familias y alumnado". En el supuesto de que se alarguen en el tiempo, será necesario coordinar las actuaciones con la Red Integrada de Orientación Educativa y la Comisión de Zona. 

El absentismo grave se produce cuando las faltas injustificadas se elevan a entre cuatro y ocho días, lo que provoca "un desfase curricular importante". Por ello, señala el programa, se necesita una "metodología más inclusiva en el aula". El año pasado se abrieron 1.264 expedientes de este tipo. Los casos determinados como "muy graves" suponen más de un millar, con faltas por encima de nueve días. Señalan que, en este punto, el estudiante ya no mantiene relaciones con sus iguales ni el profesorado y que incluso reacciona "con rechazo" al centro educativo. 

Ante estos escenarios, desde Educación destacan la importancia de identificar y abordar las "causas subyacentes del absentismo", el desarrollo de estrategias personalizadas, la colaboración entre los centros y las entidades y también la participación activa de las familias. Asimismo, se pretende seguir mejorando en la colaboración con los equipos de orientación y el Departamento de Bienestar Social para analizar y abordar esta problemática. 

La Consejería que dirige Claudia Pérez Forniés también apuesta por implementar programas de apoyo y refuerzo educativo, así como de actividades extracurriculares, con el fin de "motivar al estudiante a asistir regularmente a la escuela" y la organización de campañas de sensibilización. 

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