Seis visiones sobre la reintroducción del lince en Aragón: entre la oportunidad y la amenaza

Científicos, alcaldes, cazadores, ecologistas, DGA y agricultores ven fundamental contar con el consenso social para recuperar la presencia de la especie en Aragón.

El lince estuvo presente en Aragón hasta los años 80.
El lince estuvo presente en Aragón hasta los años 80.
Diego Delso CC BY-SA delso.photo

Para unos es una oportunidad, en otros despierta recelos y puede suponer incluso una amenaza. El debate organizado este viernes en Huesca por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre la reintroducción del lince ibérico en Aragón, como colofón a unas jornadas que se han desarrollado a lo largo de todo el mes, demostró que aunque el apoyo es mayoritario genera miedos, por las posibles limitaciones de determinadas actividades, y sobre todo requiere un amplio consenso social. 

La especie estuvo presente en la Comunidad hasta los años 80, desapareció y ahora el Gobierno de Aragón ha abierto un proceso participativo para devolverla a la sierra de Alcubierre y la cuenca del río Huerva, aprovechando el éxito en la recuperación del lince ibérico, que pasó de contar con 100 ejemplares y estar al borde de la extinción a superar los 1.600 en 2023, gracias sobre todo a la cría en cautividad. Así lo explicó en la introducción Juan Herrero, profesor del campus oscense de la Universidad de Zaragoza, uno de los coordinadores de las jornadas. Herrero cree que Aragón reúne las condiciones adecuadas por su elevada densidad de conejos, la presencia de espacios de la Red Natura o la baja incidencia de enfermedades que afectan a carnívoros silvestres.

Mesa redonda sobre la reintroducción del lince. De izquierda a derecha, Manuel Alcántara (DGA), José María Alcubierre (UAGA), Héctor Azara (Farlete), Ricardo García-González (científico), Juan Antonio Gil (ecologista) y Miguel Ángel Girón (Federa
Mesa redonda sobre la reintroducción del lince. De izquierda a derecha, Manuel Alcántara (DGA), José María Alcubierre (UAGA), Héctor Azara (Farlete), Ricardo García-González (científico), Juan Antonio Gil (ecologista) y Miguel Ángel Girón (Federación de Caza)
Javier Navarro

La UIMP celebró una mesa redonda en el Centro Ibercaja del Palacio Villahermosa, donde reunió a representantes del Gobierno de Aragón, del sector agrario, de ayuntamientos, de los cazadores, de la parte científica y de las asociaciones ecologistas.

Manuel Alcántara, jefe del servicio de Biodiversidad de la DGA, habló de la "oportunidad" de participar en un proyecto "exitoso y puntero de recuperación", que beneficiaría a unos territorios que no están sobrados de recursos como los Monegros, ya que la sierra de Alcubierre es uno de los lugares de reintroducción. En el caso de otras especies, como el quebrantahuesos, se han exportado ejemplares, por ejemplo a los Picos de Europa, y en este se haría el proceso inverso. "Seríamos receptores".

El alcalde de Farlete, Héctor Azara, en nombre de las entidades locales, coincidió en que es una buena ocasión. "Creo en este proyecto. Tenemos pocas más oportunidades", indicó, y también mencionó la plaga de conejos, que se le comieron "el cien por cien de lo sembrado". "Muchos días no tenemos internet, no tenemos cobertura, el médico solo pasa consulta algunas jornadas. ¿Quién va a venir a vivir?". Según reconoció, él mismo reside entre semana en Zaragoza. "El lince es una oportunidad, también una amenaza. Hagamos un Dafo (estudio de debilidades y fortalezas)", dijo, y se mostró sorprendido de algunas informaciones que ha conoció en las jornadas, como que "no hace tanto en la Perdiguera se mataban linces".   

Ricardo García González, del Instituto Pirenaico de Ecología, recordó que fueron las Cortes quienes hicieron un mandato para empezar los estudios. En su opinión, "hay unas buenas condiciones y una actitud favorable", pero es fundamental contar con las poblaciones "porque si no está condenado al fracaso". Los ecologistas también apoyan la reintroducción porque, como señaló Juan Antonio Gil, de la Fundación del Quebrantahuesos, aportará biodiversidad al territorio.

Más recelos mostraron Miguel Ángel Girón, presidente de la Federación Aragonesa de Caza, y José María Alcubierre, de UAGA. El primero fue muy claro: "adelante", pero "si no afecta a la caza" y "siempre que no haya restricciones". Y el representante de agricultores y ganaderos puso como condición el acuerdo social de los sitios de suelta, "y los agricultores y ganaderos somos los que más los vamos a sufrir".

Alcubierre mencionó los daños que ha supuesto la presencia del oso y el lobo y pidió "una reflexión colectiva" sobre medidas que a su juicio se adoptan con una visión urbana "para lavar conciencias". "Estoy a favor del lince, no puedo estar en contra", pero puso reparos cuando coarte otras actividades o se aprueben normativas restrictivas que limiten la caza por la plaga de conejos en áreas donde esté criando el animal salvaje.

El responsable de Biodiversidad de la DGA concluyó que la valoración final será "política", "porque no se puede reintroducir una especie contra la opinión ciudadana". Y citó el caso del oso, un plan exitoso técnicamente, pero "un fracaso" desde el punto de vista social.

No se hará, dijo el director general de Medio Natural, Alfonso Calvo, que también intervino desde el público, "si alguien tiene que sufrirlo". Cabe recordar que mientras la consejería de Medio Ambiente lleva adelante el plan, la de Agricultura, encabezada por Ángel Samper (Vox), ya ha avanzado que a su juicio supone un ataque a la ganadería extensiva.

Las jornadas organizadas por la UIMP, coordinadas por Juan Herrero por parte de la Universidad, y Rafael López del Río, por parte del Gobierno de Aragón, han reunido a representantes de entidades vinculadas al sector turístico, ONG y fincas y cotos de caza de las áreas donde se ha reintroducido el lince en los últimos años. Ayer también participó Miguel Delibes, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), quien revisó el proceso dado en la Península Ibérica contrastándolo con el que se debate para Aragón. 

Tras un largo proceso de declive, el lince ibérico, Lynx pardinus, que estuvo recluido a principios del siglo XXI en los entornos de Andújar y Doñana, en Andalucía, y al borde de la desaparición ha experimentado, en las décadas siguientes, un extraordinario incremento numérico y de áreas de presencia. El exitoso proceso de recuperación que se ha desarrollado tiene pocos casos similares a nivel mundial y en su expansión podría llegar hasta Aragón. 

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