Paula Garfella, hija de María Jesús Lorente

"Creo que por el camino del riesgo se aprende muchísimo. Y esa es la parte que a mi madre le puede inspirar"

La CEO de Bioclonal Paula Garfella es la inspiración de su madre, María Jesús Lorente, referente pionero de la presencia de la mujer en el mundo de la empresa como fundadora de la biotecnológica Biok y, ahora, como primera presidenta de Cepyme Aragón. Ambas protagonizan el especial '8-M Detrás de una gran mujer... hay otra gran mujer'.

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María Jesús Lorente (izquierda) y su hija, Paula Garfella, segunda generación de la empresa familiar.
Oliver Duch

Son muchos los referentes que, a estas alturas, acumula María Jesús Lorente, consejera delegada de Bioknostic, dedicada al mundo de la biotecnología, y presidenta de Cepyme Aragón, la primera mujer que ocupa el cargo en toda su historia. Ella misma es un ejemplo para otros, como pionera de la entrada al más alto nivel de las mujeres en el mundo de la empresa. Pero cuando se le pregunta no por referentes, sino por inspiraciones, el abanico de sus preferencias se reduce. "Para mí un referente tiene que ver más con lo profesional, pero se me queda cojo para todos los valores que yo tengo como persona. En cambio, alguien que me inspira es alguien a quien admiro, en el que creo, en el que me puedo apoyar, no solo a nivel profesional sino también personal". Y entonces, lo tiene claro: la elegida es su hija, Paula Garfella Lorente. 

La joven, madre de una niña, la única nieta de la familia, es además el símbolo de la continuación de una empresa familiar en la que Lorente fue pionera en muchos aspectos. Garfella ocupa ahora el puesto de CEO de Bioclonal, un nuevo proyecto con entidad propia surgido de Bioknostic.

"Soy mujer y tengo carácter, no me masculinices por ello". Paula Garfella

Podría decirse que Lorente y Garfella son algo así como las dos caras de una misma moneda, tanto empresarial como personal. "Paula tiene fuerza, la empatía justa: cuando tengo alguna duda pienso en qué haría ella, tiene lo que a mí me falta", dice la madre, quien se reconoce como algo "conservadora" en cuanto al trabajo se refiere.

Y, sin embargo, la manera en que María Jesús Lorente cuenta su trayectoria en absoluto avala esa idea. "Tienes que tener mucha fortaleza mental y un respaldo de un ecosistema familiar y social importante para seguir en un ambiente tan hostil como sobre todo al principio de mi carrera fue el de la empresa. Las mujeres empresarias nos movemos en ocasiones en territorios comanches. Aunque hoy en día las mujeres hacemos mucha labor, lo más importante es que tenemos que estar en los sitios donde se toman las decisiones, porque si no las tomarán por nosotras. Hay un efecto llamada: los logros de una mujer son espejo para otras"

"Tenemos que dejar de ser las segundas perfectas para pasar a ser las primera imperfectas. Cuando tengamos eso bien grabado, nos pondremos el mundo por montera". María Jesús Lorente

"No conseguiremos llegar al acceso a altos cargos en igualdad de condiciones mientras en las propias familias eso no sea una realidad". Paula Garfella ​

Cunado Lorente mira hacia atrás se ve "muy fuera de los estereotipos". "Cuando di a luz me pilló en una etapa profesional muy importante, que prioricé, de manera pactada con mi marido, porque de lo contrario hubiera sido imposible. Al mes de nacer Paula me fui de viaje. He tenido la suerte de poder ser madre a tiempo parcial con el apoyo de mi marido. Él es quien ha estado horas con ella y al pie del cañón".

La creación de la empresa familiar tras años de trabajo por cuenta ajena se produjo cuando Paula tenía 6 años. Puede parecer paradójico, pero, dice Lorente: "Montamos la empresa y se nos facilitó la conciliación".

La infancia de Paula transcurrió en la nave de ese proyecto primero naciente y luego, poco a poco, consolidado: "Se pasaba la tarde en la empresa jugando, haciendo los deberes, luego aprendió a hacer fotocopias, a coger el teléfono...". Así hasta convertirse en CEO de Bioclonal. "Esos son los motivos por los que determinadas empresas familiares llegan a segundas y terceras generaciones: porque es lo que han vivido. Es el modelo que tienen", reflexiona Lorente.

Paula tercia para contar cómo ha trasegado ella ese proceso: "Lo he tenido más fácil", admite. "He tenido que dar menos explicaciones y he disfrutado de más libertad a la hora de arriesgarme. Tenía el camino hecho".

Un punto de partida que ha jugado a su favor y en el de la empresa: "Aporto esa libertad, me lanzo. Me diferencio de mi madre en que soy propensa al riesgo". "¡Y yo muy conservadora!", añade la madre riendo.

Dice Paula: "Creo que por el camino del riesgo se aprende muchísimo. Y esa es la parte que a mi madre le puede inspirar". Para Garfella, es una forma de complementarse profesionalmente. "Aunque se considere conservadora, mi madre ha tomado más riesgos. No es lo mismo emprender de cero que mi caso", recalca.

"Tenemos que estar en los sitios donde se toman las decisiones, porque si no las tomarán por nosotras. Hay un efecto llamada: los logros de una mujer son espejo para otras". María Jesús Lorente


"No conseguiremos llegar al acceso a altos cargos en igualdad de condiciones mientras en las propias familias eso no sea una realidad". Paula Garfella​

A pesar de los dos momentos históricos y sociales tan diferentes en las que ambas han emprendido y desarrollado su carrera, hay puntos en común. Por ejemplo, en la manera en que aún creen que se perciben los comportamientos de los hombres y de las mujeres en un mismo entorno laboral. "A mí me han llamado tiburón y no precisamente como halago", recuerda Lorente. "Por el carácter fuerte que tengo, automáticamente te consideran con carácter de hombre, pero no: soy una mujer. Soy mujer y tengo carácter, no me masculinices por ello", apunta su hija. 

Para Paula, este tipo de cuestiones es algo que se aprende, primero, en casa. "No conseguiremos llegar al acceso a altos cargos en igualdad de condiciones mientras en las propias familias eso no sea una realidad, porque es donde más tiempo se pasa. Si eso no lo mamas en casa y no educas a tus hijos así, no lo conseguiremos nunca. Hay que interiorizarlo culturalmente. Que sea algo natural". Prosigue: "En las entrevistas de trabajo, un hombre cumple uno de los requisitos y ya piensa que está dentro. Y si una mujer no tiene hasta el curso de francés, ni se presenta". "Tenemos que dejar de ser las segundas perfectas para pasar a ser las primera imperfectas. Cuando tengamos eso bien grabado, nos pondremos el mundo por montera", asegura María Jesús Lorente.

Aprovecha la presidenta de Cepyme en este punto para aplaudir el papel de la empresa familiar en cuanto a igualdad: "Es quien está liderando la incorporación de la mujer a altos cargos. Es verdad que a veces es por necesidad, pero la realidad es que, en igualdad de condiciones, cada vez hay más mujeres  salidas de segundas y terceras generaciones al frente de las empresas". "Cuando llegué a Cepyme vi que había muy buenas secretarias generales, muy buenas gerentes, pero que no había presidentas. Eso es en lo que tenemos que trabajar".

"Cuando escucho a mi madre hablar así de mí siento mucho un orgullo. Porque muchas de las cosas que hacemos, las hacemos por nosotros mismos, pero otras son por los demás y los más cercanos. Si eso se puede extrapolar a la sociedad y agradar a mas gente, mejor". "Que la persona que te ha traído al mundo esté orgullosa de lo que hemos concreado juntas es maravilloso. Ella también me inspira a mí".

Ahora, el objetivo es que ese hilo entre ambas se mantenga fuerte con la más joven de la familia, otra mujer, la nieta de María Jesús: "He tenido la suerte de tener libertad tomando decisiones y es lo que me gustaría poder reflejar en las siguientes generaciones", dice Paula. "Mi mayor ambición es que al menos mi hija tenga una cuarta parte del espejo que he tenido. No podemos retroceder".

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