María, belén y conchita, hermanas de pepa martínez  

"Admiramos la forma tan natural en que una científica de éxito como Pepa concilia con su familia"

Las hermanas mayores de la investigadora María José Martínez Pérez leían libros de ciencia a aquella niña que tenía ideas geniales. Juntas, protagonizan el especial '8-M Detrás de una gran mujer... hay otra gran mujer'.

La investigadora Pepa Martínez Pérez, al fondo, rodeada de sus hermanas mayores: María, a la izquierda, y Belén y Conchita, a la derecha
La investigadora Pepa Martínez Pérez, al fondo, rodeada de sus hermanas mayores: María, a la izquierda, y Belén y Conchita, a la derecha
Oliver Duch

"Las tres primeras hermanas nos llevamos dos años entre cada una y la siguiente, pero con Pepa nos llevamos siete, nueve y once años". María José Martínez Pérez, investigadora del CSIC, es la más pequeña, "la tardana", después de Conchita, la mayor, María y Belén, y para ella, doctora en Física, resultó algo natural seguir los pasos de sus hermanas mayores.

Todas nacieron y se criaron en Huesca, en una casa "bulliciosa y con mucho jaleo, con unos padres muy jóvenes". Se fueron a Zaragoza a cursar sus carreras y se alojaron en el mismo colegio mayor, el Santa Isabel. Cuando le tocó a la cuarta, "el camino ya estaba abierto, para mí fue lo normal salir de casa para ir a estudiar a Zaragoza, sin ningún miedo a lo desconocido". 

También fue lo más normal del mundo decantarse por las ciencias. Después de una matemática, Conchita, hoy catedrática en la Universidad de Zaragoza, vino la primera física, María, que es profesora en la misma universidad. Y, a continuación, de nuevo el mismo ciclo: otra matemática, Belén, hoy profesora de secundaria, y después otra física, Pepa, científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón. "Mi vocación comenzó cuando mis hermanas mayores me leían libros sobre ciencia", reconoce. "La física se la metió María en la cabeza, ya que con Belén no pudo...", ríe Conchita.

Cuando era pequeña, en 5º de EGB, le mandaron hacer un trabajo de tema libre en el colegio y Pepa escogió un temazo: el origen del universo y de la vida en la Tierra. Su hermana María se lo había explicado con "un libro donde salían el experimento de Miller, el primer aminoácido...". Cuando llegó la hora de presentar el trabajo, al ver que sus compañeros habían elegido otro tipo de temas, le dio tanta vergüenza que lo cambió. "Lo vi tan diferente que me parecía un poco repollo, pensé que no les iba a gustar...".

"Siempre sentimos gran admiración por sus ideas, Pepa tenía genialidades y era muy experimentadora"

Pero, al mismo tiempo que las mayores inspiraban a la más pequeña de la casa, esta las dejaba a menudo a ellas con la boca abierta. Pese a la diferencia de edad, "siempre sentimos gran admiración por sus ideas, tenía genialidades", asegura Belén. "Y era muy experimentadora", añade María. Con 6 o 7 años diseñó el 'papa barc', "la maqueta de un barco, con todas sus piezas y las instrucciones para montarlo". Otro de sus inventos fue el 'besómetro'; con tubos y bolitas de papel de aluminio, medía la calidad de los besos. 

Era muy preguntona y muchas veces las mayores se la quitaban de encima, pero también le dedicaban tiempo. "Yo le leía un cómic que explicaba el cuerpo humano", recuerda Conchita. Luego, Pepa, bien informada, explicaba a sus amiguitos de clase la concepción, el nacimiento... 

"Por la diferencia de edad, mis hermanas no fueron mis compañeras de juegos, sino una mezcla de hermana y madre, que también te riñe y te ayuda con las cosas"

Hoy, a sus 40 años, Pepa conserva esa creatividad que ya apuntaba de pequeña. "En cómo juega con sus hijos se ve que esa niña está allí -dice Conchita-, esa niña que seguro que hubiera querido que jugáramos más con ella" aquellas hermanas adolescentes que a veces se encerraban en su cuarto o no paraban de escuchar cintas de Barricada. Al llevarse tantos años con Pepa, "mis hermanas no fueron mis compañeras de juegos, sino una mezcla de hermana y madre, que también te riñe y te ayuda con las cosas". Cuando estaban todas estudiando sus carreras en Zaragoza, mientras ella estaba en el instituto, su perrita Nuca se convirtió en su gran compañera.

La investigadora Pepa Martínez Pérez (en primer término), junto a sus hermanas mayores: María, a la izquierda, y Belén y Conchita, a la derecha
La investigadora Pepa Martínez Pérez (en primer término), junto a sus hermanas mayores: María, a la izquierda, y Belén y Conchita, a la derecha
Oliver Duch

Un matriarcado

Aquella niña que si se aburría, se inventaba cosas y que creció en un matriarcado, en un ambiente liderado por mujeres, se dedica en la actualidad a las tecnologías cuánticas, un campo de investigación fuertemente dominado por hombres. 

Sus hermanas la ven como una mujer apasionada por su trabajo como científica de la que admiran "la forma tan natural en que una científica de éxito como ella concilia un trabajo que le apasiona con su familia". Tener hijos muy seguidos -mellizos de 5 años y un tercero que cumple 3 en abril- le ha dado un ritmo a su vida "que me agobio solo de pensarlo", confiesa Belén.

Ver delante de sus ojos los pasos de quienes la precedieron seguramente influyó en que viera la carrera y el doctorado como el camino lógico a seguir. Pero, sobre todo, Pepa cree que "te fijas en la gente que te rodea que es feliz, no amargada, y a mis hermanas las veo felices, siempre han salido y han tenido amigos alrededor", entendiendo que la ciencia es un trabajo como otro cualquiera y que no implica renunciar a nada en la vida. Entre las aficiones de Pepa se encuentran la escalada, la cerámica y la costura.

"Nuestros padres nos fueron inculcando esa curiosidad que fuimos heredando unas de otras"

Ellas no venían de ninguna estirpe científica, "pero sí crecimos entre retos y curiosidad -recuerda Belén-, mi padre compraba la revista 'Cacumen', y nos animaba a resolver problemas de lógica". Aquella publicación ochentera llevaba un maravilloso subtítulo: revista lúdica de cavilaciones, y era ideal para estimular la creatividad y hacer pensar. "Nuestros padres nos fueron inculcando esa curiosidad que fuimos heredando unas de otras". 

Su padre, Kike, se interesó también por la incipiente informática que comenzaba a llegar a las casas y Pepa leyó ella sola un libro de Basic. "Nos animaba a programar y hasta hicimos un videojuego que llamamos 'La jungla'. Mis padres siempre nos estaban retando", señala. 

Entre las grandes inspiraciones de su vida, Pepa nombra asimismo en letras mayúsculas a su madre, Rosa, "una persona realmente especial, amable, de talante conciliador, que supo educarme sin intentar manipular, dejándome libertad, que ha trabajado, ha estudiado, es muy artista..., hace poco, con casi 70 años, ha hecho Arte y Restauración". 

De ella ha heredado Pepa el gusto por coser y pintar, "mi madre es muy mañosa y eso es algo que es fundamental en mi trabajo, porque en un laboratorio siempre hay que arreglar cosas". Incluso dudó si hacer Bellas Artes, pero finalmente se decantó por Físicas. Matemáticas no se lo planteó, aunque se le daban bien, pero "soy muy de experimental, más que las ramas teóricas, de lápiz y papel, me gusta tocar cosas y fabricar instrumentos en el laboratorio".  

"Los jóvenes de hoy viven la diversidad de una forma natural, son más respetuosos entre ellos, cuando en nuestra época era al revés: el diferente era señalado"

Las hermanas Martínez Pérez reflexionan sobre lo que ha evolucionado la situación de la mujer en las últimas décadas. Ven que a la sociedad le cuesta cambiar, pero "vamos en la dirección adecuada".  Cuando Belén cursaba COU, le dijeron que Ingeniería no tenía salidas para las chicas, "y lo peor fue que yo me creí esa frase, lo encontraba lógico, no se me ocurrió plantearme que era injusto". 

Pese a los avances, los estereotipos siguen pesando y, aunque se eduque a los hijos en la igualdad, "es muy difícil luchar contra los anuncios, los comentarios, las películas...", señala Conchita, que nota que "aún sigue habiendo mucha diferencia en cómo se autoperciben chicos y chicas: ellos, con ese fantasmeo de poder con todo y ellas, más preocupadas por llegar y luego a menudo con mejores resultados". 

Algo que llama la atención de Belén es "cómo los jóvenes de hoy viven la diversidad de una forma natural, son más respetuosos entre ellos, cuando en nuestra época era al revés: el diferente era señalado". También valoran algunos pasos dados recientemente, como igualar las bajas maternales. A Pepa le encanta ver tantos padres yendo a buscar a sus hijos al colegio.

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