Jesús Royo: "Queremos que la Cámara de Cuentas de Aragón sea la primera institución fiscalizadora en asesorar a los municipios"

El nuevo presidente de la institución aspira a ampliar este mismo año funciones con el asesoramiento y asistencia técnica a los entes locales. 

Jesús Royo asumió la presidencia de la Cámara de Cuentas el pasado miércoles.
Jesús Royo asumió la presidencia de la Cámara de Cuentas el pasado miércoles.
Toni Galan

Viene de la Junta de Reclamaciones del Ayuntamiento de Zaragoza. ¿Merece la pena el cambio?

Sí. Es una oportunidad única para cualquier empleado público.

¿Con qué objetivos ha asumido el cargo?

Es esencial acercar la labor de la Cámara de Cuentas a las entidades locales. No puede ser únicamente con la emisión de informes, sino haciendo funciones de asistencia, ayuda y colaboración. Creo que falta todavía un camino largo por recorrer, especialmente en una Comunidad como la aragonesa, donde tenemos un gran número de municipios con reducida población.

¿En que se traduciría esa ayuda?

En atender las dudas que puedan plantear en gestión económica, presupuestaria, financiera y también de legalidad, por ejemplo. Si estamos hablando de unos pliegos, de una contratación, qué cláusulas serían las más las más correctas. Y al mismo tiempo les enseñaríamos errores recurrentes para no volver a insistir.

Vamos, un completo asesoramiento que no está ahora entre sus funciones.

Sé que no está en la ley, pero posiblemente sea el momento de plantear una modificación normativa. Queremos ampliar las funciones y ser los primeros en España en tener funciones de asesoramiento y asistencia técnica.

¿Cuándo cree que será posible?

Vamos a lanzar una propuesta lo antes posible a las Cortes de Aragón. Es una de las prioridades y me gustaría que la modificación se pudiera aprobar en este año.

"Es importante y necesario reforzar el control previo de los interventores y de los servicios jurídicos"

¿Más funciones implica más trabajadores?

Sí, y me gustaría contar con gente del ámbito local. No querría desarmar el corazón de la Cámara de Cuentas, que es el trabajo de auditoría. Se tiene que plantear qué disponibilidades presupuestarias hay actualmente para ampliar en algunas personas estas funciones.

¿Y en qué más se va a notar que ha llegado Jesús Royo a la Presidencia de la Cámara de Cuentas?

Junto a esas funciones de asistencia, va a haber un seguimiento de las recomendaciones. Quiero crear una unidad para que las recomendaciones no caigan en el olvido. Ver de qué manera se pueden estar cumpliendo y las dificultades de las entidades fiscalizadas en poder hacerlo.

¿De qué servirá esa unidad si no tienen capacidad coercitiva?

Esa es una realidad normativa. El único Tribunal de Cuentas que la tiene es el del Estado. Y nadie ha abierto tampoco la posibilidad de que otras cámaras de cuentas tengan una sala de enjuiciamiento.

Con una unidad de seguimiento no podrá tirar de la oreja a nadie.

No. Se trataría de preguntar a las entidades si han seguido las recomendaciones y acompañarlas si tienen dificultades a la hora de implantarlas.

Entra con el programa de fiscalización ya lanzado. ¿A qué le gustaría hincar el diente?

El margen de maniobra es realmente limitado por el número y volumen de informes. Es bastante extenso.

¿De qué va a servir fiscalizar al Inaga sobre las renovables cuando hay una comisión de investigación y uno cuantos casos judiciales en plena instrucción?

"Quiero crear una unidad para que las recomendaciones no caigan en el olvido"

Es una cuestión importante. Hay que trabajar estando atento a los tiempos que marcan los juzgados. Es importante acompasar los tiempos y no interferir.

Pero están mandatados a redactar este año el informe y no van a saber si hay algún momento procesal delicado.

El informe se va a ir haciendo y lo tendremos posiblemente antes de que haya un posible pronunciamiento judicial. Se hará como cualquier otro informe.

Le han dejado la tarea de buscar sede. ¿A dónde le gustaría irse?

Tenemos un problema serio porque no hay tantos edificios que reúnan condiciones no solo de espacio, sino de reconocimiento a la institución.

¿Qué propuesta tiene encima de la mesa?

La Casa Palafox, el antiguo geriátrico San Jorge y tampoco descartamos desplazarnos a la Expo.

En Ranillas tienen dos pabellones, el de Aragón y el de España.

Pregunté por el del España, pero solo entrar son cuatro millones.

¿Y el de Aragón?

Hay que hacer un edificio dentro del edificio. Nada.

Las ubicaciones que apunta requieren obras.

Claro, y la vida útil de nuestra actual sede, el Cubo de la Romareda, acaba en verano. Por eso, requerimos un alquiler provisional.

¿Cuándo estarán en esa sede definitiva de empaque?

Me gustaría tenerla para mitad de mandato.

Sus predecesores pedían más personal para fiscalizar al sector público local. ¿Lo comparte?

Plenamente. Es fundamental para atender la realidad que tenemos en Aragón para no fallar a los propios ciudadanos que viven en los municipios. Es muy difícil llegar a los más de 700 municipios de Aragón, pero es necesario que la muestra de fiscalización sea más completa, al igual que con las comarcas.

¿Cree que las Cortes van a tener la sensibilidad necesaria para dotarles de más fondos?

Espero que sí.

Solo tres informes de la Cámara de Cuentas han acabado en la Fiscalía ordinaria. ¿Es un termómetro de la honradez de las instituciones o de la falta de medios?

De todos los que estamos sirviendo en las entidades públicas, solo un porcentaje muy pequeño está afectado por cuestiones de corrupción. Tras veinte años de experiencia, creo que se pueden hacer las cosas bien, mal o regular, pero no todo es delito.

¿No sería más eficaz reforzar el control previo de los interventores y de los servicios jurídicos para garantizar la limpieza?

Es importante y, además, necesario. El régimen jurídico concede muchas facultades a los interventores y se podría ahondar en esta línea. Y en el caso de las asesorías jurídicas, que es precisamente de donde vengo, su importancia tiene que ser muchísimo mayor. Unos buenos servicios jurídicos, con unos buenos informes, ayudarían mucho en cuestiones que se pudieran complicar. Pero esto no se puede hacer en los pequeños municipios y por eso digo que diputaciones y comarcas deben estar más implicadas. Es fundamental.

Los reparos y las irregularidades se repiten de forma recurrente. ¿Tiene esperanzas de que a usted le vayan a hacer más caso?

(Se ríe). No soy ningún mago, pero esperemos que nos hagan más caso con esa labor de difusión y de acercamiento de la Cámara de Cuentas. Y todo eso se tiene que hacer, por supuesto, con más medios y una normativa que se tiene que ajustar a la realidad.

El primer presidente de la Cámara de Cuentas lamentaba tener las manos atadas y reclamaba más facultades, como la Agencia Tributaria. ¿Lo suscribe?

Será un debate que se tendrá que abrir, pero eso sí que requeriría dotarnos de muchos más medios.

¿Pero le gustaría contar con medidas coercitivas?

No sé si coercitivas, pero sería importante que el cumplimiento de las recomendaciones fuera obligatorio, al igual que la remisión de la documentación y que los entes fiscalizados atiendan en tiempo, forma y plazo los requerimientos. Y cómo hacerlo hay que valorarlo y pensarlo bien, porque no todo vale. Con esta primera parte ya estaría contento. (Se ríe).

¿Qué se puede hacer con los ayuntamientos que no presentan sus cuentas?

Los hay, aunque en Aragón son muy pocos. Por ejemplo, funcionó bien que quien no cumpla no reciba subvenciones. Se podría ahondar en esa línea, sin ser especialmente duros o crueles con esos incumplimientos.

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