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Voluntarios, preparados para actuar: "En cuanto nos llame el 112 ayudaremos en todo lo que podamos"

Isidro Sancho, que preside la agrupación de Protección Civil de la Ribera Alta del Ebro y vive en Cabañas, pide mantener la calma y no alarmar a la población.

Isidro Sancho y Simón Placer muestran las marcas de anteriores riadas en el cauce del río a su paso por Cabañas de Ebro.
Isidro Sancho y Simón Placer muestran las marcas de anteriores riadas en el cauce del río a su paso por Cabañas de Ebro.
Guillermo Mestre

Isidro Sancho, que preside la agrupación de Protección Civil de la Ribera Alta del Ebro, vive en Cabañas, "siempre al lado del río", precisa. Este miércoles está pegado al móvil a la espera de recibir la llamada del 112 para actuar. Aragón ha activado al mediodía una fase de alerta que permite informar a la población de cómo está la situación actual y lo que puede ocurrir y preparar todos los medios técnicos y recursos de que disponen.

Sobre el terreno, Protección Civil cuenta con 14 voluntarios con experiencia en episodios de este tipo, aunque no todos están ahora en activo. "En cuanto nos llame el 112 ayudaremos en todo lo que podamos", adelantaba antes de que se celebrase la reunión del CECOP, donde se ha activado el Plan Especial de Protección Civil de Emergencias ante el Riesgo de Inundaciones (PROCINAR). Pide, no obstante, mantener la calma y "no alarmar" a la población. 

Él, cuenta, está acostumbrado a estas situaciones. "He vivido toda mi vida al lado del río", relata. "En Cabañas no hemos desalojado nunca". Lleva dos años como responsable de la agrupación de Protección Civil en la comarca, a la que pertenece desde que se fundó, en 2004. Previamente era voluntario de Cruz Roja: "Me gusta colaborar".

En otras crecidas del Ebro han ayudado en el desalojo de poblaciones, "llamando puerta por puerta" a los vecinos para que abandonaran sus viviendas, "siempre junto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado" o los bomberos, entre otros. Colaboran, también, en tareas logísticas "y en todo aquello para lo que requieren nuestra ayuda".

"El río se comporta de forma impredecible", reconoce en la entrada del pueblo, junto al muro que sirve de contención al río, donde se observa el nivel que ha alcanzado el Ebro en distintas riadas. Junto a otro vecino, Simón Placer, de 64 años, muestra la marca que alcanzó la riada el 1 de marzo de 2015; también la altura que tuvo la de 2003. En todas ellas se fue ampliando progresivamente la altura del muro que protege el casco urbano. 

Marcas de la altura alcanzada por el Ebro en distintas riadas en Cabañas.
Marcas de la altura alcanzada por el Ebro en distintas riadas en Cabañas.
Guillermo Mestre

Simón recuerda que en el pueblo han vivido muchos episodios similares: "Sabes el peligro y las consecuencias, pero te acostumbras". "Hemos luchado mucho", cuenta. En los años 60, recuerda, el agua se contenía más cerca de la población, con la ayuda de piedras, sacos y palos. "Yo entonces tendría 10 o 12 años. Luego ya se hizo la defensa que hay hoy", y que ha ido aumentando en altura con el paso del tiempo.

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