Vergeles y huertas: así vemos en la actualidad la huella de los pantanos romanos en Aragón

Al colmatarse las presas romanas de Almonacid de la Cuba y de Muel, los embalses que las acompañaban desaparecieron dejando una tierra fértil que dio lugar a las huertas de estos pueblos.

Almonacid de la Cuba y sus huertas, en el lugar que ocupaba antes el embalse romano.
Almonacid de la Cuba y sus huertas, en el lugar que ocupaba antes el embalse romano.
François Didierjean

Cuando las presas romanas de Almonacid de la Cuba y de Muel se colmataron y se abandonaron, dejaron una impronta en el paisaje que ha llegado hasta nuestros días. Por todos es conocido el impacto sobre la geografía y sobre las personas que tiene la construcción de una presa y un pantano. Cabe recordar que el embalse de Mequinenza y de La Ribarroja anegó los antiguos municipios de Mequinenza y de Fayón y que sus habitantes tuvieron que marcharse, de manera traumática, de sus hogares y comenzar de cero en unos nuevos pueblos construidos a escasos kilómetros de sus matrices.

También, en época romana, los pantanos construidos por nuestros antepasados modificaron el paisaje del momento y cambiaron, no solo el entorno en el que se ubicaron, sino que también, condicionaron la forma de vida de sus habitantes. La huella que dejaron hace ya 2.000 años es todavía visible en la actualidad, y no hablamos únicamente a los vestigios arqueológicos de las antiguas presas, sino de la marca, invisible para el viandante, del lugar que ocuparon las aguas de estos embalses.

Foto aérea de Muel con su huerta, en el lugar donde estaba antes el embalse de la presa romana.
Foto aérea de Muel con su huerta, en el lugar donde estaba antes el embalse de la presa romana.
Google Maps

Hay que subirse a las alturas para percibir ese impacto humano sobre un paisaje que sus habitantes recuerdan desde siempre así, pero que es el resultado de una gigantesca obra hidráulica que tuvo lugar hace dos milenios. Y es que, en las fotografías aéreas realizadas sobre los alrededores de Almonacid de la Cuba y Muel, sobre el terreno en el que en su día estuvieron sendos pantanos romanos, puede verse de manera prácticamente exacta, la dimensión que ocupaban sendas láminas de agua.

En las fotografías aéreas puede verse la dimensión que ocupaban los embalses de las presas romanas

“El impacto de la construcción y posterior aterramiento de la presa romana de Muel, al igual que sucede en otros embalses, ha sido considerable en la geomorfología del valle del Huerva”, puede leerse en el trabajo ‘La presa romana de Muel: novedades de hidráulica romana, escrito M.ª Ángeles Magallón, Paula Uribe, Javier Fanlo, Manuel Martínez,Rafael Domingo, Ileiva Reklaityte y Fernando Pérez.

Esa circunstancia ha condicionado el paisaje, tanto de Almonacid de la Cuba como de Muel, ya que, tras el abandono de las presas, el embalse desapareció y en su lugar, en esa tierra tan fértil que quedó, se creó toda una zona de vergeles. “Las huertas actuales de Almonacid y Muel están en los terrenos que antes ocupaban sendos pantanos, por lo que las presas romanas se convierten en huertas con el paso del tiempo”, explica Magallón. 

“Las tierras que colmatan el embalse romano de Muel conforman una fértil vega abrazada por La Huerva por su margen oriental, compuesta de pequeños terrenos de cultivo hortofrutícola, que se disponen en una zona perfectamente llana de forma alargada, que remonta por el valle unos 2 kilómetros por apenas 400 metros de anchura”, describe el trabajo de investigación. En el entorno de Almonacid de la Cuba pasa lo mismo y en el lugar que en su día ocupó el agua del embalse hoy se extiende la huerta del municipio zaragozano.

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