“No recuerdo nada de lo que pasó en seis días”, alega el acusado de matar a un amigo con un extintor en Calatayud

Juan Andrés Gilgado, de 38 años, está siendo juzgado por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento que cometió para robar la tarjeta a la víctima. 

El acusado, Juan Andrés Gilgado, durante la sesión del juicio celebrada este lunes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, Juan Andrés Gilgado, durante la sesión del juicio celebrada este lunes en la Audiencia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Juan Andrés Gilgado León, de 39 años, no encuentra “explicación” ni “motivo” de por qué mató a su amigo José Carlos Pascual Valtueña, de 52, en la madrugada del 13 de agosto de 2022 en el pub Blue Lion. Asegura que la víctima era una “buena persona” con la que “nunca” había tenido problemas. 

El acusado de su salvaje y despiadado asesinato se agarra a una amnesia de seis días, todos los que duraron las fiestas de San Roque de Calatayud, para justificar la ausencia completa de recuerdos de lo que ocurrió esa madrugada en el local que había regentado hasta hacía unos meses y del que todavía guardaba las llaves. Eso le permitía acceder a él no solo para meterse rayas de cocaína y beber alcohol sino también para dormir, como asegura que hizo el día que se “despertó”, el 15 de agosto, tras haber pernoctado en el almacén, y vio “un bulto” en el suelo.

“Retrocedí para asomarme y entonces vi unos pies y, asustado, salí corriendo. Empecé a dar vueltas y pensé que igual la había liado gorda, pero no recordaba nada, y me fui a comisaría, de lo que no me arrepiento porque sé que hice lo correcto”, ha declarado este lunes ante el jurado que tendrá que decidir si es culpable de asesinato con las  agravantes de alevosía y ensañamiento. 

Especialmente evidente es esta última circunstancia, pues la agresión quedó grabada por las 14 cámaras que había en el pub en perfecto funcionamiento y que captaron con precisión todo lo que hizo esa madrugada del 13 de agosto y captaron los sucesivos y repetidos golpes que le dio cuando estaba indefenso en el suelo. 

Juan Andrés Gilgado ha insistido varias veces, en ocasiones llorando, que de lo último de que se acuerda es de haber discutido con su pareja -“no la aguantaba más por la presión que me metía; me maltrataba”- y haberse ido de casa a las 15.30 del 9 de agosto y ver a un amigo para comprarle 5 gramos de cocaína. 

A partir de ese momento afirma que estuvo de bares tomando alcohol y drogándose sin parar. La “amnesia” le duró seis días, hasta que se “asustó” al ver los pies de una persona en su local -"no me acerqué a mirar a ver quién era", ha afirmado- y el día 15 se presentó ante la Policía y dijo que había pasado "algo malo" en su bar. 

El acusado ha relatado que, debido a la adicción a las drogas y al alcohol desde que tenía 17 años, sumado a trastornos mentales producidos por ese consumo, siempre había tenido “lapsus” de memoria. “¡Pero de seis días, nunca!”, ha repetido varias veces, a preguntas del fiscal y de la acusación particular, ejercida por el abogado Juan Manuel Martín Calvente. Este le ha puesto en un brete al preguntarle, extrañado, cómo esa amnesia no le había afectado para acordarse del PIN de la tarjeta de crédito de su amigo, con la que extrajo 300 euros nada más cometer el crimen y, entre el 14 y 15 de agosto, intentó emplearla 20 veces y llegó a sacar en total 1.310 euros.

Su abogado defensor, José Luis Melguizo, ha manifestado los miembros del jurado que no va a negar los delitos cometidos por su cliente, el asesinato y la estafa, que calificó de “repugnantes”. Sobre todo, porque confesó y están grabados. Pero ha hecho hincapié el en historial médico psiquiátrico de su representado, la adicción a las drogas y el alcohol de las que ha intentado deshabituarse y los ingresos médicos e intentos suicidas que tuvo antes de cometer el crimen. Todo dirigido a plantear una atenuante de la pena o incluso una eximente por trastorno mental.  

La noche del asesinato, Gilgado estuvo con Juan Carlos Pascual dos veces en el pub Blue Lion. La primera entraron juntos en el almacén y consumieron cocaína. Luego se fueron a un cajero automático y regresaron al local.

“¿Por qué le quita la vida?”, le ha preguntado directamente Melguizo. “No lo sé. No recuerdo nada. No tenía motivo ninguno, no lo entiendo. ¡Por eso necesito una explicación!”, ha contestado llorando.

Las cámaras de seguridad grabaron cómo, sin mediar palabra, golpeó a la víctima por detrás con un extintor y cayó noqueada. Luego luego se ensañó con ella. Incluso cuando estaba inerte en el suelo y él se paseaba por el local, cada vez que regresaba al lugar donde yacía la volvía a agredir. Los médicos forenses localizaron hasta 35 golpes en zonas vitales, 30 efectuados con el extintor y el resto con una botella. Ninguna herida de defensa. 

Al terminar el interrogatorio y cuando los policías se disponían a conducirlo a los calabozos, Juan Andrés Gil pidió permiso al magistrado presidente del jurado, José Ruiz Ramo, para dirigirse a los familiares del fallecido, pedirles perdón y decirles que se arrepentía de lo que había hecho. 

La Fiscalía solicita 23 años de cárcel para el acusado por asesinato con la atenuante de confesión y otros tres por estafa. La acusación particular, por su parte, pide 30 años de prisión.  Ambos reclaman indemnizaciones para la madre y los tres hermanos del fallecido. 

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