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Fernando Arregui: "Sería maravilloso celebrar el ascenso a Primera División desde Roma"

El sacerdote zaragozano se incorporará en breve a la curia vaticana

Fernando Arregui, en la plaza del Pilar, con bufanda y clériman sacerdotal.
Fernando Arregui, en la plaza del Pilar, con bufanda y clériman sacerdotal.
Toni Galán

O sea, que tenemos un zaragozano en la curia vaticana…

Pues sí. La próxima semana viajaré a Roma y me incorporaré a mi nuevo destino.

Concretamente, al Dicasterio de Obispos.

Así es. Se trata de una de las secciones de la curia vaticana, en la que se gestionan todos los temas referentes a los obispos: desde los nombramientos a las denuncias, pasando por todo lo relacionado con las visitas ‘ad límina’.

‘Ad límina’: este latinajo hay que explicarlo.

Son las visitas que los obispos hacen a la Santa Sede para entrevistarse con el Papa.

Dicen que usted será el representante del idioma español, mayoritario en la fe católica.

En el Dicasterio hay oficiales por lenguas. Y sí, yo voy a ser el oficial o representante de habla hispana, que viene a ser más del 50 por ciento de los obispos del mundo. Tengo que decir también que el Dicasterio está llevado por un prefecto, que es un cardenal. En estos momentos, el canadiense Robert Prevost, que recientemente ha sido nombrado cardenal. Apenas lleva un año en el cargo.

Escasean los españoles en el Dicasterio...

En la actualidad, apenas tres: Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española; José Cobo, arzobispo de Madrid y cardenal; y el obispo de Teruel, José Antonio Satué.

¿Qué tiene usted que su amistad procuran…?

Hablar de uno mismo no sé si es oportuno… Solo puedo decir que estoy muy feliz, pleno, desarrollado en todos los órdenes, también en el de la fe.

Su itinerario también es apasionante: una progresión que le lleva hasta Roma desde todos los rincones de Zaragoza.

Antes de la designación, también me he sentido y me siento dichoso de haber profesado y profesar la fe de Cristo en todos los destinos que he cubierto: desde que empecé en la iglesia de Nuestra Señora de Begoña en las Delicias, pasando por Salamanca cuando fui a estudiar Derecho Canónico, las iglesias del Sagrado Corazón y de San Miguel, siete años de rector en el Seminario y en la iglesia de San Gil hasta ahora mismo.

Por cierto, ¿cómo fue el nombramiento?

Me llamó Juan José Omella y me dijo que Roma requería mis servicios. Se puso en contacto con el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, y conmigo. Así se realizó todo.

Si usted me permite, tengo curiosidad por saber dónde va a vivir en Roma.

No tengo ningún inconveniente en decirlo, tampoco en ese apartado. Me ofrecieron vivir en Santa Marta, que es donde vive el papa Francisco.

De maravilla.

Sí, pero allí hay mucha seguridad, muchos controles… Por eso, he pensado mejor vivir en la residencia Traspontina, al lado de la plaza de San Pedro, a solo un minuto de mi trabajo.

La casita o el pisito en Roma serán guapos…

Es bonita, pero se trata de una sencilla habitación. No necesito mucho más.

¿Voto de pobreza…?

Sé que me sentiré bien allí.

En Zaragoza, además de profunda huella, deja más condecoraciones que un capitán general…

Me siento muy honrado de los siete cargos que tengo y que dejo. Mi agradecimiento a la diócesis de Zaragoza por su confianza, que es enorme.

No sé si queda papel en esta hoja de la entrevista para tanto cargo que deja…

¡Ja, ja, ja! No sea malo...

Enumere, por favor.

En estos momentos, soy párroco de San Gil; vicario judicial de segunda instancia; consiliario del Stadium Casablanca, de la junta de cofradías y de la delegación episcopal de cofradías; profesor de Derecho Canónico del Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón y capellán del Real Zaragoza.

¡Capellán y talismán!

Eso lo dice porque ganó los tres partidos que fui al palco.

Ciertamente cierto.

Yo no meto goles... Pero sería maravilloso celebrar el ascenso a Primera División desde Roma.

Le vamos a echar en falta también en La Romareda…

Me voy a Roma, pero no dejaré de pensar en Zaragoza. En mi familia, somos siete hermanos. Dos viven fuera. En Zaragoza quedarán cuatro, además de mi tía. Y además de mi familia, los aragoneses y todos los hermanos en la fe de Cristo.

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