Las residencias conviven con las mascarillas en Aragón: "Las llevaremos hasta que sea necesario"

En el centro Elías Martínez Santiago de Zaragoza profesionales, familiares y hasta algunos usuarios la usan con naturalidad

Paz Layunta, en el centro, hace ganchillo junto a su madre y una de las trabajadoras en uno de los talleres organizados en la residencia de mayores Elías Martínez
Paz Layunta, en el centro, hace ganchillo junto a su madre y una de las trabajadoras en uno de los talleres organizados en la residencia de mayores Elías Martínez
Guillermo Mestre

A Paz Layunta su madre le enseñó a hacer ganchillo cuando era una cría. Este jueves estaba sentada junto a ella en uno de los talleres de la residencia de mayores Elías Martínez, de Zaragoza, tejiendo piezas para confeccionar un toldo que el próximo verano les proporcionará sombra en el exterior. "No me planteo no llevar la mascarilla, para nosotros es altamente recomendable, pero lo que no quiero es contagiarla a ella ni al resto de personas", explica. Acude diariamente y evita así correr riesgos.

En este centro sociosanitario, que cuenta con 206 plazas y un centro de día con 30, los cubrebocas regresaron dos días antes de que el Gobierno aragonés las rescatara a principios de año dada la epidemia de gripe y de otras infecciones respiratorias. Aunque la incidencia va a la baja, su directora, Dolores Soria, asegura que seguirán llevándolos "hasta que sea necesario".

Los inconvenientes que generan –"te restan muchísimo la comunicación y dificultan la interacción con mayores que no escuchan bien"– se compensan con la caída de casos que se registró desde que reaparecieron. "Bajaron de manera exponencial las infecciones respiratorias y también las conjuntivitis", destaca Soria. "Hemos vuelto incluso a los hidrogeles, que estaban un poco olvidados", cuenta.

Familiares y amigos entran y salen para visitar a sus seres queridos y, cada vez más, para participar activamente en los talleres. Nada que ver con las restricciones en tiempos de covid. Elaboran mermelada de naranja y calabaza que hasta etiquetan, fabrican jabón casero con la receta tradicional y restauran muebles con los que han montado un piso piloto. 

En él, Tinillo Pintado es el chef y cocina bizcochos todos los jueves, como hacía para sus nietos cuando eran pequeños. "Por cuestiones de higiene voy siempre con mascarilla y guantes para manipular los alimentos, no me los quito", explica.

Esperan el día de poder volver a compartir sonrisas sin protección de por medio. Hasta que llegue ese momento, "todo el mundo está muy concienciado, hay residentes que la llevan por iniciativa propia", menciona Belén Gracia, trabajadora social.

En la Comunidad, tras dos semanas consecutivas de descenso de la tasa seguirá en vigor la instrucción adoptada por el Ejecutivo autonómico, aunque el uso del cubrebocas solo afectará al personal sanitario y sociosanitario, no a los pacientes. Una medida que se mantendrá hasta que la incidencia llegue a los 150 casos por 100.000 habitantes.

La residencia Elías Martínez celebra estos días su reconocimiento como centro libre de sujeciones físicas. Ahora buscar evitar las químicas con pautas de psicofármacos estructuradas y respetuosas con la autonomía del residente y con tratamientos alternativos.

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