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Reforma de Filosofía y Letras: último ‘sprint’ antes del regreso total este mes

Muchos profesores ya se han instalado en sus despachos y reciben a los primeros alumnos, mientras continúa el montaje de aulas y laboratorios. 

Nueva imagen de la Facultad de Filosofía y Letras.
Nueva imagen de la Facultad de Filosofía y Letras.
Francisco Jiménez

Cajas y más cajas, apiladas una encima de otra y sin apenas espacio para poder salir o entrar. Así se encuentran estos días algunos de los despachos que los alrededor de 500 profesores de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza han ocupado durante los últimos cinco años de manera provisional mientras se reformaba su facultad. Esta remodelación, que se ha demorado algo más de lo esperado a consecuencia de imprevistos técnicos, la aparición de fibrocemento y, sobre todo, la llegada de una pandemia y la guerra de Ucrania, se enfrenta ahora al último ‘sprint’ antes de que los más de 2.000 alumnos vuelvan a llenar de vida sus pasillos a finales de enero o principios de febrero.

"Estos cinco años se han hecho largos y, aunque hemos estado bien en los diferentes edificios en el exilio, hace ilusión volver a casa", detalla Rafael Domingo, profesor de Prehistoria, en el que, desde finales de noviembre, es su nuevo despacho. En su caso llegó desde el edificio Cervantes, el primero que se desocupó, y ya ha podido hacer sus primeras tutorías con alumnos. "Llegan como asustados porque solo han conocido este edificio por fuera. Una generación al completo no ha disfrutado de estas instalaciones", relata.

A solo unos metros, Carlos Mazo, también profesor del área de Prehistoria, sigue sacando libros de cajas. "Es un edificio llamativo en muchos aspectos, pero también nos tendremos que acostumbrar a otros", señala, al tiempo que recuerda que, además de libros, en su departamento se han movilizado aparatos para los laboratorios y las prácticas. Fue de los últimos del Cervantes en llegar. 

"Estos cinco años se han hecho largos y, aunque hemos estado bien en los diferentes edificios en el exilio, hace ilusión volver a casa"

Antes desembarcaron las secretarías, tanto de la facultad como de los departamentos, que ahora cuentan con una nueva ubicación. "Las departamentales están todas juntas. El conocimiento muchas veces se transfiere por contigüidad", apostilla el vicerrector de Planificación, Sostenibilidad e Infraestructura, Ángel Pueyo. A mediados de diciembre se estaban trasladando aquellos ubicados en la antigua Facultad de Magisterio y se prevé que el proceso se complete a mediados de este mes.

Por su parte, el equipamiento ya está en el edificio, pero en proceso de montaje. "Todo es nuevo, aunque también hemos querido mantener elementos históricos y patrimoniales", explica orgulloso Pueyo mientras recorre la facultad, aquella que conoce al dedillo. "Entré aquí con 18 años", recuerda en una sala de grados totalmente remodelada.

Aquí se llevarán a cabo actos como la defensa de tesis doctorales, para la que se cuenta con dos pantallas –una para que el doctorando pueda ver su explicación y otra para que lo haga el tribunal–. Son varias las estancias que cambian los proyectores por las pantallas de unas 80 pulgadas. Así ocurre en algunas de informática, ubicadas en la parte de los sótanos. "Son más eficientes para determinados espacios", especifica Pueyo.

Estos espacios también están preparados para dar clases digitales, es decir, que el modelo híbrido se podría mantener. Por su parte, en las aulas dedicadas a las clases magistrales se han favorecido las tomas eléctricas, habiendo un enchufe casi por cada alumno. "Así pueden utilizar el ordenador durante las clases", puntualiza. También se han modificado los despachos, que ahora son prácticamente iguales para todos, con una media de 13 metros cuadrados, salvo unos pocos que rondan los 9. "Así es más equitativo", incide, al tiempo que recuerda que tiene "accesibilidad universal" y su consumo energético es casi nulo.

Una de las zonas que menos cambia es el pabellón de Geografía, que se mantiene "idéntico". "Se ha llevado a cabo un proceso de restauración y rehabilitación, pero incluso las puertas siguen siendo las mismas", apostilla Pueyo. Forma parte de ese propósito de mantener ciertos elementos "históricos". Por ejemplo, en estos momentos, se están restaurando tres cuadros en el Museo del Prado y, por su parte, Ángel Grávalos reinterpretó su propio mural tras los cambios llevados a cabo en la entrada.

Sin cafetería, de momento

En el momento en el que la Facultad de Filosofía y Letras abra de nuevo a los estudiantes, no contará con una cafetería. "Tenemos el espacio, pero falta el equipamiento, que ascendería a unos 400.000 euros", apunta Pueyo. La intención es sacar a licitación la concesión y en ella incluir el montaje para que sea la empresa concesionaria la que la equipara. Sí que se contará, no obstante, con máquinas de ‘vending’.

El edificio finalmente ha supuesto una inversión de más de 31 millones de euros frente a los 24,3 previstos. Prácticamente cuatro millones son producto del decreto-ley de revisión de precios públicos. Y también afectó el importe de los equipamientos. "Se puso a precio de doblón", apostilla Pueyo. Este sobrecoste, especifica, "el Gobierno de Aragón ha asumido dentro del contrato programa de infraestructuras", lo que conllevará "replantear" otros proyectos. Mientras tanto, en solo unas semanas, la vida volverá a Filosofía y Letras cinco años después.

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