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Cebollas en la ventana la Nochevieja para predecir el tiempo de todo el año

El 'calendario de la seba' es una técnica de larga tradición en Aragón para conocer el pronóstico meteorológico a grandes rasgos.

El mes de abril, con humedad, del 'calendario de la seba', tradición aragonesa para predecir el tiempo de todo el año.
Una muestra del calendario de la 'seba', en una imagen de archivo.
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Las creencias y ritos envuelven la Nochevieja. Llevar ropa interior roja, meter la alianza en la copa de cava, recibir el año con la ventana abierta o algo tan extendido como comerse las doce uvas son costumbres que pretenden atraer la buena suerte. Otros son para predecir algunos aspectos de la nueva vuelta alrededor del Sol.

Una de las costumbres que más se ha repetido en Aragón durante siglos, aunque en la actualidad se esté perdiendo, es el 'calendario de la seba' (cebolla). Se remonta varias generaciones y camina entre la fe y la tradición.

El proceso de preparación es muy sencillo. En primer lugar, se parte la cebolla por la mitad y se separa las capas, una a una. En total tienen que ser doce, una por cada mes. Se disponen en una bandeja o plato y se les identifica de enero a diciembre. A continuación, a esos cascarones se les añade una pizca de sal gorda.

A partir de este paso, el proceso cambia. Unas fuentes acostumbran a colocarlos en la repisa de la ventana y, en concreto, en orientación norte. Mientras que otros las colocan frente a las brasas de la chimenea. Es la forma que propone José Enrique Gargallo Gil, de la Universidad de Barcelona, en el artículo 'Doce días para doce meses. De meteorología popular en la Romanía'. "Calendario de la seba -con tal grafía- le atribuye a cierto autor (aragonés) al territorio fronterizo de la Ribagorza", citó, sin especificar el nombre.

¿Qué significa cada resultado? Si a la mañana siguiente en la capa de cebolla se aprecia humedad es sinónimo de que ese mes –al que corresponde- será lluvioso. En cambio, si la sal se mantiene, se estima que se caracterizará por ser seco.

Por tradición, que se realice en esta fecha del año tiene una razón: los doce días entre el Día de Navidad y la Epifanía eran propicios para adivinaciones y predecir el futuro. En parte este hecho estaba relacionado con el clima, ya que la suerte en las sociedades rurales dependía de la meteorología.

Las calandrias

Otra modalidad son las calandrias, un rito muy extendido en Aragón. Consiste en la observación del día a primera hora de la mañana -viento, nubes y resto de fenómenos-, del 13 al 24 de diciembre, dejando el Día de Navidad como descanso y el 26 se comienza a contar de nuevo hasta el 6 de enero.

"El rito consistía en atribuir el clima que hacía cada uno de esos doce días a los doce meses del año entrante: si el día 13 llovía, llovería en enero; si el 14 nevaba, en febrero nevaría; si el 15 hacía viento, ventoso sería marzo…", se explica en el libro 'La Navidad en Aragón', de la serie Cai 100. Se puede comprobar en la siguiente infografía.

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