Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La mina más antigua de Aragón no está en Escucha ni en Andorra, sino en un pueblo de Zaragoza y tiene más de 6.000 años

Los investigadores han confirmado que la zona alberga una explotación minera de sílex a cielo abierto que las poblaciones del Neolítico trabajaron de manera sistemática para hacer herramientas.

Dos de los investigadores de IUCA realizando la prospección de georradar en la mina a cielo abierto de Las Leandras, en La Muela (Zaragoza).
Dos de los investigadores de IUCA realizando la prospección de georradar en la mina a cielo abierto de Las Leandras, en La Muela (Zaragoza).
IUCA

Hasta ahora no había constancia de la existencia de la minería en Aragón durante el Neolítico, hace unos 6.500 años. Sin embargo, las conclusiones del trabajo que ha realizado un grupo de investigadores aragoneses en un territorio de 30 hectáreas de extensión en la provincia de Zaragoza han confirmado que los primeros grupos humanos sedentarios y agricultores que vivieron en nuestro territorio fueron, además, mineros.

Esta mina con 6 milenios de historia se encuentra en la zona conocida como ‘Las Leandras’, en La Muela y comprende un terreno de monte y agrícola comparable a 60 campos de fútbol que se extiende entre esta localidad y Épila. Allí, en esta vasta y árida zona, es donde los arqueólogos han encontrado “los indicios de minería más antiguos documentados en Aragón”.

Zona central de La Leandra, en La Muela (Zaragoza), con las principales explotaciones prehistóricas sobre las que se observan pozos y de los siglos XVIII y XIX.
Zona central de Las Leandras, en La Muela (Zaragoza), con las principales explotaciones prehistóricas sobre las que se observan pozos y de los siglos XVIII y XIX.
IUCA

El equipo que ha desvelado este hallazgo está compuesto por investigadores del grupo Primeros Pobladores y patrimonio Arqueológico del Valle del Ebro (P3A), del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) y de las universidades de Zaragoza, País Vasco y Tucumán.

Javier Fanlo es arqueólogo y uno de los componentes de este grupo de investigación. “Sabíamos que tanto en la plataforma de La Muela como en la de Botorrita, Muel, Mozota y Fuendetodos había sílex de muy buena calidad y hay constatada una explotación grandísima de este material durante los siglos XVIII y XIX, pero nunca se había podido evidenciar una explotación anterior”, dice Fanlo.

"Había constatada una explotación de sílex durante los siglos XVIII y XIX, pero nunca una anterior"

Hasta este momento. Las prospecciones realizadas en el terreno han detectado media docena de pozos y desmontes -acumulación de escombros como consecuencia de la actividad minera- que fueron excavados por individuos del Neolítico con el objetivo de extraer, de forma sistemática, este material con el que fabricar diferentes herramientas. “No teníamos constancia de que existiese la minería en esta época en Aragón y pensábamos que la fabricación de sílex se hacía solamente mediante un encuentro casual y oportunista con este material, no que había una búsqueda y extracción masiva”, explica el investigador.

“Ahora podemos confirmar que así era. Los hombres del Neolítico profundizaban en el suelo por medio de pozos de más de 3 metros de profundidad hasta llegar al nivel en el que veían una veta interesante. La extraían con grandes mazas de cuarcita de hasta 11 kilos de peso que ataban a un palo mediante cuerdas o, incluso, usaban un péndulo que hacían chocar contra la roca caliza para romperla y extraer los nódulos de sílex”, continúa. “Hemos encontrado más de medio centenar de este tipo de mazas de minero en este conjunto a cielo abierto”, afirma Fanlo.

"Hemos encontrado más de medio centenar de mazas de minero utilizadas por el hombre del Neolítico"
Una maza de cuarcita del Neolítico encontrada en la mina de sílex de Las Leandras, en La Muela (Zaragoza).
Una maza de cuarcita del Neolítico encontrada en la mina de sílex de Las Leandras, en La Muela (Zaragoza).
IUCA

Localizar estos pozos no ha sido fácil ya que se trata de un contexto minero alterado y parcialmente oculto, porque “sobre las labores prehistóricas se superponen importantes canteras de los siglos XVIII y XIX para la producción de piedras de fusil, de notable interés histórico y patrimonial, pero que dificultan el reconocimiento de las minas antiguas que llegaron a conformar un frente de cantera con incipientes galerías”, señala Jesús Picazo, otro de los arqueólogos que han llevado a cabo este descubrimiento y que es investigador del grupo P3A.

Sílex para elaborar útiles de agricultura

“Las evidencias denotan un trabajo continuado, sistemático y planificado en estas minas, en las que se extrajo el sílex tipo Botorrita-Monegros de forma masiva y desde las que se distribuyó ampliamente por buena parte del valle del Ebro e, incluso, más allá de los Pirineos”, apunta Picazo.

“No hemos encontrado niveles de asentamiento de la época en la zona pero muy cerca apareció una cerámica neolítica que pudo tener relación con la explotación”, sugiere Fanlo. “Creemos que, no había un único grupo humano que hiciera uso de esta mina sino que era utilizada por diferentes individuos que, una vez que extraían el sílex, lo transformaban en algún lugar cercano para poder volver a sus hogares sin tanto peso”, matiza. 

"Creemos que no había un único grupo humano que hiciera uso de esta mina"

Las mazas de minero son los artefactos más significativos hallados en Las Leandras y los investigadores creen en que "en algún momento se debería de acometer una excavación arqueológica para sacar los pozos a la vista y encontrar material de la época”, asevera, por su parte, Jesús Picazo, aunque no lo ve como una posibilidad a corto plazo. 

Lo que sí saben son los instrumentos líticos que confeccionaban con el sílex extraído. “Una de los usos que le daba el hombre neolítico era como herramienta para la agricultura. Hacían hojas de hoz de este material para cortar la mies, además de otros elementos cortantes como raederas, raspadores o cuchillos”, enumera Javier Fanlo.

Piedras de fusil en la guerra de la Independencia

Los arqueólogos no han encontrado evidencias de la explotación de estas minas tras el Neolítico “aunque pudo haber un aprovechamiento casual durante otras épocas, pero nada masivo ni sistemático hasta el siglo XVIII”, asegura Fanlo.

Es entonces cuando se conocen los contratos entre el ejército y la Corona para extraer de estas minas sílex con el objetivo de fabricar piedras de fusil y las evidencias arqueológicas en esta zona así lo atestiguan. Durante esos años, las minas se explotaron con el objetivo de “extraer esa piedra fundamental para las armas de fuego de la época que se usaron durante las guerras carlistas y la guerra de la Independencia”, apunta el arqueólogo. “Cada soldado necesitaba una veintena de estas piedras para su fusil y fueron millones las que fueron entregadas al ejército durante estos siglos”, añade. 

Lo sorprendente de esto es que “después de 5.000 años y a pesar de las diferencias tecnológicas y cronológicas, las explotaciones para piedras de fusil de los siglos XVIII y XIX siguen el mismo patrón que las neolíticas y se utilizó la misma tecnología para el aprovechamiento del material que sus antepasados”, explica.

“A partir del siglo XIX las minas se quedaron sin uso porque se introduce en el armamento el pistón de explosión que va con cartucho y la piedra de sílex se vuelve innecesaria”, señala Fanlo. 

A la espera de si la investigación 'in situ' continúa, el arqueólogo pide que se proteja el yacimiento, a pesar de su amplia extensión, porque “de lo contrario corre el peligro de desaparecer”. "Los restos del siglo XVIII y XIX son únicos y están muy bien conservados, por lo que merecen una protección y puesta en valor por parte de las administraciones", concluye Picazo.

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