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Joaquín Contamina: "Me he dejado la piel para que Conde de Aranda no sea un gueto"

Premiado como Zaragozano ejemplar, se ha volcado en el asociacionismo para la defensa del barrio.

Joaquín Contamina. Detrás, el busto al Conde de Aranda.
Joaquín Contamina. Detrás, el busto al Conde de Aranda.
Oliver Duch

La ciudad de Zaragoza nombró recientemente a Joaquín Contamina Espino zaragozano ejemplar. Se reconoce así la labor de una persona volcada en el asociacionismo del sector de Conde de Aranda.

¡Felicidades, don Joaquín!

Ya tengo 83 años. Entenderá que esté muy contento.

Naturalmente que sí.

Me he entregado al asociacionismo en Conde de Aranda, pero yo nací en Baltasar Gracián. El médico les dijo a mis padres que estaba enfermo, incluso que no tenía solución. Por eso se marchó mi familia a Moyuela. Regresamos a Zaragoza a los nueve años, pasando a vivir en Arzobispo Apaolaza. Estudié en La Salle y en Dominicos. Comencé a trabajar muy pronto, con 14 años, como aprendiz en un almacén de material eléctrico en la calle del General Franco.

Denominación pretérita: actual Conde de Aranda.

Efectivamente. El almacén se llamaba Electrofil: fil es hilo en catalán… Allí estuve hasta 1977, cuando decidí abrir yo un almacén de material eléctrico por mi cuenta en la calle del Carmen.

¿Y dejó Conde de Aranda?

No. Me jubilé en el año 2000, pero antes puse un comercio, también en Conde de Aranda, con mi mujer. Era de frutos secos, repostería y charcutería. Quería que mi mujer, María Luisa, cotizara para jubilarse. El negocio fue mal, pero mi mujer cotizó.

Hay que cotizar, señor Joaquín, hay que cotizar…

Antes, en 1997, unos comerciantes decidimos mejorar la zona creando la asociación de comerciantes. En 2002 se fundó la asociación de vecinos. Me nombraron portavoz y comenzamos a solicitar ayudas. El barrio estaba denigrado. Le doy un dato.

Le escucho.

En ese tiempo, el sociólogo Mario Gaviria dijo que el barrio tenía un 10 por ciento de inmigrantes, y que, si llegábamos al 15 por ciento, podría convertirse Conde de Aranda en un gueto. ¿Sabe que porcentaje tenemos hoy?

Yo diría que superior a ese registro que usted apunta.

En algunas zonas, muy superior: el 50 por ciento.

Ojo al dato…

Pero hemos hecho un gran esfuerzo por la integración, por la mejora del barrio. Se hizo una remodelación muy importante en 2002. Se pusieron palmeras y todo en la fila de los impares, y moreras en los pares.

No sé yo si son las plantas más adecuadas para el duro clima zaragozano… Como un belga por soleares, vamos...

Las palmeras se trajeron de Argentina y costaron medio millón de pesetas cada una. El fruto de la morera también manchaba mucho las calles… Pero el avance fue muy importante. También conseguimos plazas de zona azul y naranja, fundamentales para el barrio.

¿Cómo han logrado sostener el comercio?

Luchando muchísimo. Me he dejado la piel por el sector de Conde de Aranda, para que no sea un gueto. El barrio ha envejecido, con más del 30 por ciento de personas con más de 60 años. Muchos comerciantes se han jubilado. Además, la competencia de la grandes superficies, de internet; pero, afortunadamente, solo el 20 por ciento de los comercios están cerrados. Hoy sigue habiendo 168 comercios y servicios. Luchar por el comercio en Conde de Aranda es luchar por la integración.

El otro día fui a cambiar la pantalla del móvil allí.

Sí, hay muchas tiendas de móviles. Y hasta nueve peluquerías.

Un fenómeno, Mohamed. Me dejó el móvil casi a estrenar…

Es fundamental conservar este comercio, conservar el barrio. Yo ahora vivo en la Plaza de Europa. Somos 60 vecinos en el edificio, y solo conozco a seis…

Con lo rocero que parece usted…

Bueno, ahora me saluda alguno más desde que salí en la televisión cuando me designaron zaragozano ejemplar...

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