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La vida después de un ictus: "Es fundamental actuar con urgencia, cada minuto cuenta"

La Asociación Ictus de Aragón (Aida), que reúne a 700 personas, trabaja para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares.

Miguel Lierta y José Piquer Caballero, de la Asociación Ictus de Aragón (Aida).
Miguel Lierta y José Piquer Caballero, de la Asociación Ictus de Aragón (Aida).
Guillermo Mestre

La Asociación Ictus de Aragón (Aida) cuenta con unos 700 socios en la Comunidad y s un lugar de encuentro para los afectados de esta enfermedad, sus familiares y profesionales sociosanitarios involucrados en su atención. Miguel Lierta, presidente, reconoce el trabajo de este colectivo desde hace 23 años y hace especial hincapié en la labor de concienciación, prevención y rehabilitación de los afectados. 

Desde la asociación proporcionan rehabilitación integral para evitar que los afectados caigan en algún tipo de exclusión social gracias a un equipo multidisciplinar. Entre enero y septiembre de 2023, Aida ha realizado 12.681 atenciones y ha impartido una treintena de charlas de conocimiento de la enfermedad por diversas comarcas y centros de empleo sociosanitario.

Cada caso es distinto. Él sufrió un ictus cuando tenía 47 años. Otro compañero de la asociación, José Piquer Caballero. con 69, hace dos años. "Yo ya estaba jubilado", explica cuando sufrió la enfermedad, que él califica como un 'shock: "Caí fulminantemente muerto durante 40 días en estado de coma. Mi ictus fue uno de los más graves que hay, de los que provoca ese dos de cada diez o de cada ocho muertos instantáneos". Afortunadamente, cuenta, la rápida actuación de los profesionales sanitarios y la activación del Código Ictus consiguieron salvarle la vida. Ahora traslada su experiencia en las charlas que realiza la asociación por distintos municipios aragoneses.

Pasó 40 días en la uci: "Poco a poco fui recuperando la conciencia, me hicieron en total tres operaciones en el cerebro y después me trasladaron al Hospital San Juan de Dios, donde empecé la rehabilitación".

"Me quedé sin fuerza, sin musculatura...". Con constancia, esfuerzo y mucha voluntad logró recuperar su estado, "gracias a los fisioterapeutas, a los médicos rehabilitadores, dirigidos por los neurocirujanos, los neurólogos". "Y el resultado, relata, es que estoy completamente recuperado". "¿Que si me ha quedado alguna secuela? No, nada, salvo fallos de memoria: "Pero llevo una vida completamente normal, hago la compra, pago todos los recibos y facturas, llevo la administración de la casa...".

"Haciendo memoria y recapitulando mi vida, a toro pasado, pienso que yo tomaba muchísimos cafés, era hipertenso crónico desde hacía muchos años, no era demasiado disciplinado con el tema de las pastillas, la medicación, pesaba 20 kilos más que ahora". Es decir, indica: "Se juntaba una serie de condiciones favorables a tener el golpe". De ahí que desde la Asociación Aida trabajen en concienciar a la población de la importancia de llevar una vida "lo más sana posible, cuidar la tensión, controlarse el peso".

Y, sobre todo, apunta, "hay que mentalizar a la sociedad de que es fundamental la urgencia, cada minuto es vital". 

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