Heraldo del Campo

premios Porc d’Or

Tres décadas premiando el prestigio del porcino

Tres décadas han pasado desde que el instituto de investigación catalán IRTA decidió reconocer el trabajo realizado por el ahora potente sector porcino español

Los premios Porc d’Or se han convertido en los más prestigiosos galardones con los que se reconoce el buen hacer del sector.
Los premios Porc d’Or se han convertido en los más prestigiosos galardones con los que se reconoce el buen hacer del sector.
IRTA

Fue en 1994 cuando el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) de Cataluña creó unos premios con los que reconocer los esfuerzos del sector porcino, una industria que por aquellos años afrontaba grandes retos y transformaciones, y servir de incentivo para la mejora continua de las explotaciones. Nacían así los Porc d’Or, unos galardones que han ido ganando prestigio hasta popularizarse como los ‘Óscar del porcino’.

Se celebraron primero en Lérida. Ese ha sido su escenario habitual –también en esta última edición–. Solo en unas diez ocasiones han abandonado la ciudad catalana, para viajar a Pamplona, Barcelona o Segovia. En 2013 la gala de entrega de estos galardones desembarcó en Zaragoza y en 2019 volvió a Aragón, concretamente a la ciudad de Huesca.

Ni siquiera la pandemia de la covid-19 evitó la celebración de estos galardones. En 2020 los Premios Porc d’Or tuvieron que adoptar un formato digital que, sin embargo, no restó brillo a su gala de entrega. Desde sus propias casas o empresas, en familia y con los más pequeños, los premiados vivieron la gala con la misma intensidad y emoción que supone cada año recibir un galardón por ser el mejor entre las mejores empresas de porcino españolas en eficacia y calidad de la producción porcina.

Y aunque en 2021 volvió a hacerse de manera presencial, las limitaciones de aforo impuestas por las restricciones sanitarias impidieron reunir a todos los invitados en un mismo espacio físico, por lo que se optó por una fórmula híbrida que incluía su retransmisión en ‘streaming’.

Una progresiva adaptación

No solo el formato de su gala se ha ido adaptando a cada escenario a lo largo de los 30 años de vida de estos galardones. Lo ha hecho también el BDporc, el Banco de Datos del Porcino Español, piedra angular de los prestigiosos Porc d’Or. Fue creado en 1990 para disponer de información de referencia, representativa y fiable que facilitará además el intercambio de información.

El BDporc fue creado en 1990 para disponer de información de referencia, representativa y fiable que facilitará además el intercambio de información

En estas tres décadas, explican sus responsables, el BDporc no ha parado de crecer. Lo ha hecho en número de empresas y granjas adheridas, o lo que es lo mismo, en representatividad. Prueba de ello es que actualmente recoge y analiza los datos de casi el 50% del censo español de cerdas reproductoras. Una labor para la que ha influido positivamente la tecnificación y digitalización del sector, que ha propiciado además un aumento de la información recopilada, que se ampliará en un futuro próximo gracias a un proyecto en desarrollo que permitirá recoger datos ambientales y de bienestar animal, e incluir además datos de granjas de transición y engorde. De esta manera "se abarca todo el ciclo productivo", explican desde el IRTA, recordando que desde 2015 este banco de datos recoge datos técnico-productivos más allá de las fronteras españolas, esto es, de Portugal y Colombia, que permiten así comparar el sistema productivo español con el de otros países.

A lo largo de estos años, también los premios se han ido ajustando –y lo siguen haciendo, señalan sus responsables– a los requerimientos y necesidades del sector e incluso a las demandas que la propia sociedad exige a esta actividad ganadera. Si en las primeras ediciones ponían el foco en la productividad, con el paso de los años se ha evolucionado hacia aspectos que tienen que ver especialmente con la sostenibilidad de la producción porcina, entre los que destacan la salud y el bienestar animal, sin descuidar la gestión medioambiental.

Y lo ha hecho, por supuesto, el sector. Desde el IRTAaseguran que desde aquel 1994 en el que los Porc d’Or echaron a andar, las granjas de porcino han llevado a cabo unas mejoras técnicas y de manejo "sin precedentes", con la mirada puesta en la productividad y en la competitividad, pero especialmente para adaptarse a las exigentes normativas y demandas ciudadanas en materia de bioseguridad, sanidad y bienestar animal y, por supuesto, de emisiones.

Las explotaciones se han tecnificado, consiguiendo así un manejo mucho más intensivo que les ha permitido ganar dimensión. Lo demuestran los datos del BDporc, que reflejan que el tamaño medio de las explotaciones adheridas ha pasado de 102 cerdas en los años 90 a 1.500 cerdas en el pasado ejercicio. También ha aumentado la productividad. "Muchísimo", destacan desde el IRTA, señalando que el intervalo destete-cubrición fértil ha pasado de más de 28 días a casi 23 días, y, como consecuencia de este y otros factores, el intervalo entre partos se ha reducido de los 14 meses a los 10 meses en estos en 30 años.

En este camino ha ocupado un lugar destacado la mejora genética y las mejoras en el manejo reproductivo de las cerdas, que han contribuido a "un incremento espectacular –como lo define el IRTA– en la productividad numérica". Según sus datos, desde 1994, se ha pasado de 19.70 lechones a 29.77 lechones destetados por cerda en reproducción y año.

Según datos del IRTA, desde 1994, se ha pasado de 19.70 lechones a 29.77 lechones destetados por cerda en reproducción y año.

Los premios que se repartieron el viernes quieren ser un reconocimiento a esta mejora, pero también un incentivo para hacer frente a los retos que plantea el futuro. Y no son pocos. Ahí están la caída de ventas en China por la recuperación de la cabaña tras la peste porcina africana (PPA), los altos precios de las materias primas, la caída del consumo de carne o los futuros cambios en las normativas de bienestar animal que llegan desde Bruselas.

Es un desafío la amenaza del virus de la peste porcina africana, a las puertas de España, así como los brotes del virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS).

El sector tiene pendiente la necesaria digitalización, que va a implicar también la formación de los trabajadores empleados en las granjas.

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