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Día Mundial de la Salud Mental: "Para salir adelante necesité mucha ayuda y poner todo de mi parte"

Los problemas de salud mental afectan a una de cada cuatro personas. Dos de ellas ponen voz a este drama, coincidiendo con el Día Mundial de esta enfermedad,

Ana Iritia charla con otra afectada por un trastorno de salud mental, frente a la sede de Asapme.
Ana Iritia charla con otra afectada por un trastorno de salud mental, frente a la sede de Asapme.
Guillermo Mestre

Una joven aragonesa de 26 años, que prefiere no revelar su identidad, comenzó a acudir al psiquiatra con 12. Entonces, cuenta, unos problemas familiares derivaron en un bajo estado de ánimo. A los 15 entró en el mundo de las drogas, se escapó de casa y su situación fue empeorando hasta el punto de que tuvo que ingresar en la unidad de agudos infanto-juvenil del Clínico. A esa primera hospitalización le seguirían otras, de más larga estancia.

"Esa primera vez me encontraba muy triste, no quería estar en ningún lado...". Pero el segundo ingreso fue peor: "Entonces oía voces y tenía una percepción distorsionada de la realidad. El diagnóstico fue que sufría un trastorno esquizoafectivo".

Poco a poco, y con intervención profesional, mejoró su salud y la relación con su familia. Tenía 16 años: "En esos momentos no atiendes nada, estás mal y no eres consciente de lo que haces. Para salir adelante necesité mucha ayuda y poner todo de mi parte". Se recuperó hace cuatro años y sigue recibiendo apoyo en la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (Asapme) que, en lo que va de año, ha atendido a más de 120 niños y jóvenes menores de 25 años por este tipo de trastornos.

Hoy lleva una vida normal y trabaja en una cadena de producción en una fábrica, "manteniendo la medicación y huyendo de los malos hábito", explica. Y lanza un mensaje para quien se enfrente a una situación similar a la que ha atravesado ella: "Les diría que se dejen ayudar; aunque es difícil, se puede salir".

Así lo traslada también la presidenta de Asapme Aragón, Ana Iritia, de 48 años, que lleva la mitad de su vida con un trastorno esquizoafectivo. Fueron varios los desencadenantes: la enfermedad de un familiar cercano, la falta de contactos sociales en la universidad… "Fue un cúmulo de cosas, que al final terminaron en un brote psicótico", recuerda.

"Cuesta asumir que tienes un problema de salud mental, y que probablemente va a ser crónico", pone de manifiesto: "Como suelo decir, la etiqueta médica es un diagnóstico, pero es lo que tengo, no es lo que soy".

Coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este martes, Iritia recuerda la importancia de la "integración" y la "sensibilización" de la sociedad: "Que se conozca que tener un problema de salud mental es como tener cualquier otra enfermedad". Ella misma, este último año, ha sentido la discriminación por este motivo hasta en dos ocasiones: "Hace unos diez años decidí contar abiertamente mi problema de salud mental, pese a que los profesionales hace 24, cuando me dieron el diagnóstico, me dijeron que no lo contara a nadie, que en la sociedad había personas que no lo entenderían. Al final se da la paradoja de que los enfermos mentales tenemos que entender a una sociedad que nos discrimina y nos aparta a veces por simple desconocimiento. La sensibilización es uno de los temas que más me gusta realizar en la asociación".

Los trastornos mentales han empeorado desde la pandemia de covid. Tal y como explica la presidenta de Asapme, esta crisis sanitaria empeoró la salud mental: "Porque hizo que mucha gente lo pasara mal, física y psicológicamente". Y afectó especialmente a los niños y jóvenes. «Es necesario incrementar el número de profesionales y conseguir que las citas puedan ser cada menos tiempo», algo que repercutirá a su vez en la calidad asistencial. Los casos de problemas de salud mental infanto-juvenil han aumentado en Asapme más de un 80% desde 2020.

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