Aragón incluyó el curso pasado 628 casos de escolares en el protocolo de prevención del suicidio, el 5% de alto riesgo

El suicidio supone un importante problema de salud a nivel mundial y genera cada vez mayor impacto entre los jóvenes, por lo que resulta fundamental darle visibilidad y trabajar la educación emocional y la convivencia. Aragón activó en el curso 2021-2022 el ‘Protocolo para la prevención, detección e intervención de la ideación suicida en el ámbito educativo’, una actuación que forma parte de la Estrategia de prevención del suicidio, y que se realiza de manera conjunta entre las Consejerías de Sanidad y de Educación. Entonces se valoraron 406 expedientes. El curso pasado fueron 628. Cada uno de ellos se estudia de forma individual y se decide si es necesaria una intervención.

Son, asegura Cristina Abad, psiquiatra de la unidad de coordinación de Salud Mental del Departamento de Sanidad, casos en los que en los centros escolares se detecta "un malestar emocional, que puede o no ir asociado a pensamientos de muerte". Del total, en torno a un 5% presentaba un riesgo alto de suicidio.

Este año, desde septiembre se han iniciado 53 expedientes. De la cifra general del curso 2022-2023 se destaca que 16 de los casos fueron reabiertos, algo que habitualmente se hace cuando el menor cambia de centro educativo, por ejemplo, con el objetivo de "ver cómo evoluciona la situación".

El perfil predominante es femenino, ya que el 63% de los casos registrados el pasado curso corresponden a mujeres. La edad media es de 13,7 años. Además, el 76% de los expedientes se detectaron en la provincia de Zaragoza, y el 54% en la capital aragonesa. Entre los datos que aportan desde el Departamento de Sanidad figura, al mismo tiempo, que el 62% del total tenía antecedentes de problemas de salud mental y el 36%, familiares. "Otro de los indicadores que medimos es si han estado en alguna ocasión en la red de salud mental, tanto pública como privada, y si en el momento de la activación del procedimiento estaban siendo atendidos". Para Abad, "los motivos de atención en salud mental a la población infanto-juvenil son muy variados y los sufrimientos tienen que ver con patología mental al uso pero también con factores asociados, que condicionan la realidad de la población y pueden derivar en un intenso malestar emocional".

Además, el acoso escolar es el motivo que está detrás de uno de cada tres casos registrados en el protocolo para la detección de la ideación suicida en el ámbito educativo: "Cuando analizamos los datos medimos una serie de factores que se vinculan al malestar, y el acoso entre iguales está presente en un tercio de los casos". Entre los factores que identifica el protocolo se encuentran situaciones de desestructuración familiar, que se dan en uno de cada dos casos, ser víctima de algún tipo de violencia (30% de los expedientes) o presentar desarraigo sociocultural (38%): "Son realidades a las que se enfrentan nuestros niños y adolescentes y, si se combinan, generan mucho sufrimiento". Además, un 8% pertenecen al colectivo LGTBI o tienen conflictos de identidad de género.

Por nivel educativo, el 25% de los casos detectados ocurren en primaria; el 56%, en secundaria; el 8%, en FP; y el resto, en bachillerato. El primer año que se activó esta herramienta el pico de incidencia se situó en 2º de la ESO. El curso pasado, sin embargo, los datos arrojaron un perfil más joven y se situó en 1º de secundaria: "Nos preocupa, porque son chicos y chicas muy jóvenes. Es importante tener en cuenta que hay un despunte de malestar en los últimos cursos de primaria, niños que están viviendo situaciones que comprometen su desarrollo en edades precoces".

Para la psiquiatra de la unidad de coordinación de Salud Mental, resulta clave intervenir en la etapa infanto-juvenil: "Es un periodo ventana en el que todas las experiencias que un niño puede tener condicionarán el presente y futuro de su desarrollo como adulto",