Discurso del presidente de HENNEO, Fernando de Yarza López-Madrazo

Este jueves por la noche se celebró la gala de entrega de los Premios Heraldo 2023.

Fernando de Yarza López-Madrazo
Fernando de Yarza López-Madrazo
O. D.

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, y a la solidaridad entre todas ellas.

Presidente de Aragón, ministra de Educación y Formación Profesional, presidenta de las Cortes, autoridades, señoras y señores, y los auténticos protagonistas de la noche, queridos premiados.

Muy buenas noches y muchas gracias por su presencia en esta ya vigésima edición de los Premios Heraldo, convertidos en la cita anual de mayor relevancia social de cuantas se celebran en Aragón, y que marca el arranque del curso político cada mes de septiembre.

Quería dedicar mis primeras palabras para rendir tributo a Francisco Soto, quien fue nuestro socio y consejero delegado de ‘Heraldo de Soria’ durante más de dos décadas y que nos dejó el pasado verano de forma abrupta, con tan solo 59 años.

Paco era una persona extraordinaria, de principios sólidos, y al igual que el resto de su familia, absolutamente comprometido con esa tierra tan querida por los aragoneses, nuestra vecina y hermana Soria. Sus hijos, Fran, Sito y Bea, tuvieron la suerte de tener un padre ejemplar del que han heredado su nobleza y valores. Nuestro más cariñoso recuerdo al que fuera leal compañero y, sobre todo, amigo.

Como les decía, es una noche de celebración, una noche en la que reconocemos a tres personas que encarnan valores inherentes a HERALDO, como el buen periodismo, la pasión por Aragón, y la contribución a la mejora social, económica y cultural de nuestros conciudadanos.

Aunque la presidenta de HERALDO los ha glosado extensamente, quiero también referirme a ellos con una breve pincelada.

Pepa Fernández simboliza el periodismo del bueno, el que se ejerce desde la vocación que exige esta profesión, el que cuenta historias y genera opinión, independientemente del medio en el que se trabaje. Porque Pepa demuestra, a través de las ondas, que también en los medios públicos se puede hacer buen periodismo. Felicidades Pepa por este galardón que reconoce a periodistas ejemplares.

Con Pepe Melero me unen muchas cosas, más de las que las que algunos puedan pensar, y eso que es planetariamente conocido que su alma es progresista, y la mía, tanto por tradición familiar como por convicción personal, profundamente liberal.

Pensarán con razón que el zaragocismo enfermizo es uno de esos puntos en común, y desde luego lo es. Pero la principal afinidad entre nosotros, sin duda, es el amor genético por esta tierra, Aragón. Esa pasión por nuestra Comunidad que ejerce de motor de progreso y desarrollo, la que desdibuja las diferencias y encumbra las oportunidades de futuro. Porque Aragón es pacto, es acuerdo y consenso, y Melero es un firme activista del diálogo y del aragonesismo más puro. Muchas felicidades Pepe por este merecidísimo reconocimiento.

Ser original para referirse a Amado es muy complicado, más bien imposible. Todo el mundo reconoce su brillante trayectoria profesional y personal. Si el año pasado, al hilo del relevo en la cúpula de Ibercaja, les hablaba de esta entidad financiera como piedra angular de Aragón, su historia, al menos en los últimos 50 años, no se entiende sin la impronta de Amado Franco. Fue en 1987 cuando nuestro premiado asumió las riendas de la entidad y lo hizo en unas condiciones muy adversas.

En pocos años, transformó la entidad, la impulsó con una expansión que le llevó a conquistar Madrid y el arco Mediterráneo, y revertió la salud financiera de la Caja. Un liderazgo que ejerció junto a un gran presidente del consejo de administración, y siempre acompañado por un magnífico grupo de directivos y colaboradores, integrado por personas tan queridas para nosotros como Jesús Barreiro y José Luis Aguirre, que nos acompañan aquí esta noche.

Amado ha logrado algo excepcional en estos tiempos, al alcance de muy pocos, y es que su legado se ha proyectado al futuro y, bajo la dirección de Víctor Iglesias y su extraordinario equipo, sorteando la mayor crisis financiera de la historia, se han convertido en uno de los mejores bancos del país, cumpliendo los rigurosos y cambiantes requisitos del regulador para conseguir los mejores resultados en siglo y medio. Y todo tras una profunda y ambiciosa transformación que les permite afrontar los próximos años con prudencia, y al mismo tiempo, con optimismo y determinación.

Por cierto, probablemente HENNEO tampoco sería la exitosa realidad empresarial y editora en la que se ha convertido sin el papel jugado por el premiado.

Resulta sobradamente conocido que Pilar y Fernando de Yarza Mompeón fueron los verdaderos artífices de la operación societaria que salvó a HERALDO en el año 2000.

Pero contaron con el apoyo decisivo del entonces presidente de Ibercaja, mi admirado Manolo Pizarro, que cortó de raíz la ofensiva del grupo Correo para hacerse con el principal medio de la comunidad, y también de su director general que ejecutó la operación de manera rápida y con una precisión quirúrgica para mantener el arraigo aragonés del grupo.

Estoy seguro de que el galardonado no se enfadará si digo que este premio, además de compartirlo con sus equipos y también con sus hermanos e hijos a los que agradezco su presencia, tiene al menos un 50% de titularidad femenina. Porque la trayectoria de Amado no se entendería sin la que ha sido su compañera de viaje durante todos estos años, la persona que le ha apoyado siempre, que ha estado junto a él en los momentos difíciles y que ha sido su gran pilar, en el sentido pleno. Por eso, querida María Pilar, creo que hablo en nombre de todos los que estamos en esta sala cuando digo que, si Ibercaja ha sido clave para esta tierra, y esta no se entiende sin la figura de Amado, todos tenemos que estar muy agradecidos porque, Maripili, has sido fundamental en este éxito compartido.

Si en mi último discurso me abstuve de hacer valoraciones políticas sobre Aragón por la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas, este año entenderán que haga una breve referencia al panorama que dejaron los comicios del pasado 28 de mayo, y que supusieron un importante vuelco en la Comunidad en la mayoría de las instituciones. Los resultados electorales dejaron, además, una foto histórica: por primera vez en Aragón, tres mujeres son las que dirigen los ayuntamientos de las tres capitales aragonesas. Aprovecho la ocasión para reconocer la envergadura y la impecable trayectoria profesional de Miguel Gracia, que ha dejado la presidencia de la Diputación de Huesca.

Después de ocho años, el cambio más significativo ha sido en la presidencia del Gobierno de Aragón, tiempo en el que Javier Lambán, un político con personalidad propia, ha demostrado que es capaz de anteponer los intereses de Aragón a los suyos propios y a los de su propio partido. Su herencia ha sido la estabilidad, transversalidad, paz social y capacidad para lograr lo que parecía imposible: aunar a cuatro partidos de diferente ideología en un Ejecutivo que ha tenido que afrontar una pandemia y las consecuencias de una guerra como la de Ucrania.

Lambán demostró que siempre actuó, y lo sigue haciendo, como un estadista. En un desayuno en el Ritz en plena precampaña, al ser preguntado sobre quién iba a ganar las elecciones, ya manifesté que evidentemente lo desconocía, pero si sabía que, ganara quien ganara, Aragón tenía asegurado como presidente a un hombre de Estado. Y Jorge Azcón, nuestro presidente, lo es.

No me cabe ninguna duda de que de haber sido otro el candidato, el PP no hubiera tenido la más mínima opción para llegar al Pignatelli. Lejos de buscar la comodidad y la estabilidad que le garantizaba la reelección en el Ayuntamiento de Zaragoza, Azcón, hombre de clara vocación política y de servicio público, arriesgó todo por su partido, ganó las elecciones autonómicas y gobernó.

Como presidente de HENNEO quiero manifestar que Azcón, al igual que sus predecesores, contará siempre con nuestra complicidad para defender los intereses de la Comunidad y los proyectos estratégicos para Aragón, como también ha remarcado la presidenta de HERALDO. Me refiero a sectores vitales para el desarrollo de nuestra tierra como el primario, la nieve, la logística y la economía digital, así como el de las energías renovables, siempre que sean ejercidas de acuerdo a la legislación, de forma ordenada y medioambientalmente sostenibles.

Desde esta tribuna insisto en hacer una llamada a seguir cultivando esta cultura del pacto tan inherente a nuestra personalidad. Les digo esto porque en estos últimos días hemos vivido una decepción no menor, al hilo de un nuevo proyecto fallido, y van unos cuantos, en la construcción del campo de fútbol. Más allá de las dudas jurídicas, y de que la extrema izquierda se dedicara con la judicialización a ahuyentar a los inversores privados, los principales partidos no han tenido la altura de miras suficiente para dejar de lado la rentabilidad electoral y resolver una necesidad fundamental para la cuarta ciudad de España. La afición y el club ya han dado un paso adelante, ahora les toca a ustedes. Sería imperdonable que no lo hicieran.

El pasado año, en mi condición de presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA), convertimos por unos días a Zaragoza, y por ende a Aragón, en el lugar de referencia internacional para los editores de todo el mundo con motivo del 73 congreso de esta asociación. La capital aragonesa se transformó con éxito en un espacio de debate en el que abordar la transformación que está viviendo el sector y asuntos como la libertad de prensa, las ‘fake news’ o la transformación digital. Esta cita internacional contó con la presencia del rey Felipe, que pronunció un discurso histórico para defender la libertad de prensa y reclamar una «información veraz y contrastada».

HENNEO es un grupo centenario que huye del frentismo. Con el HERALDO DE ARAGÓN a la cabeza, es un grupo liberal, independiente y transversal. Aquí trabajamos todos para que todos los ciudadanos quepan, sean cuales sean sus posiciones políticas, sus creencias y sus concepciones sociales, siempre que sean respetuosas con las normas de convivencia que nos hemos dado. Las paredes que sustentan este edificio nuestro están formadas por la lealtad y defensa de la Constitución de 1978, la mejor de la historia de España, en la que se cimenta la democracia de nuestra única nación, con la monarquía parlamentaria como símbolo de su unidad.

Al defender la Constitución nosotros defendemos cuestiones que son elementales: el imperio de la Ley, la forma política del Estado, los derechos, obligaciones y libertades que se contemplan en la Carta Magna, la igualdad ante la Ley de todos los ciudadanos, la unidad de la nación, el respeto a su diversidad, la justicia social o la independencia de los tres poderes clásicos, entre otras.

Estos conceptos son consustanciales a toda democracia, son los amplios límites que nos hemos dado a nosotros mismos para convivir. Fuera de esos límites no hay democracia. Fuera de esos límites no hay nación. Esas líneas elementales definen la España que nosotros queremos. Una España plural, respetuosa, fiel a su historia, tolerante y solidaria, en la que los ciudadanos convivan sabiendo confrontar sus desavenencias. Que coexistan en paz, no a palos, como refleja el conmovedor cuadro de Francisco de Goya ‘Duelo a garrotazos’, casualmente incluido en su serie de pinturas negras.

Pero hoy esos conceptos básicos que fortalecen nuestra democracia están siendo cuestionados. Los resultados de las elecciones del 23 de julio han provocado una situación en la que muy probablemente y por primera vez en nuestra democracia en el ámbito nacional, un partido que no ganó los comicios se alce con la presidencia del Gobierno en España, algo legítimo, sin duda, pero criticable y cuestionable si es a costa de aceptar unos amenazadores pactos con independentistas, a quienes España y la Constitución les importa menos que nada.

Y los clavos del abanico no han perdido el tiempo. Ya han puesto sobre la mesa algunas de sus condiciones, entre ellas la amnistía para los golpistas catalanes y un referéndum de autodeterminación para intentar romper la unidad de España. Estos planteamientos, aunque no son una sorpresa, sí han provocado un profundo desasosiego e indignación en gran parte de la ciudadanía, porque el Gobierno, con ambigüedad, se ha mostrado receptivo a atenderlos, matizando que todo se puede estudiar dentro de la Constitución.

Todo no. ¿O acaso una Constitución que prohíbe los indultos generales puede contemplar una posible amnistía, que no encaja en una democracia desarrollada? No. ¿Una amnistía para los que de forma deliberada trataron de reventar en octubre de 2017 la nación común? No. La amnistía a esos golpistas supone la deslegitimación de la democracia porque quebranta el principio de que todos somos iguales ante las normas comunes.

¿O acaso una Constitución que consagra la unidad de España respetando la diversidad de sus comunidades puede admitir ahora el ejercicio del llamado derecho de autodeterminación, una iniciativa que está prohibida por la legislación internacional, salvo para casos excepcionales en los que no entran democracias plenas como la española? Evidentemente, no.

Pero ya son muchas las veces en los últimos años, y de ahí el temor y la preocupación ciudadana, en las que hemos visto que quienes juraron que no harían algo lo han acabado haciendo sin ningún rubor, a cambio de aceptar los chantajes de los independentistas y conseguir así los apoyos para gobernar. Aragón es una comunidad milenaria y, como sociedad, no podemos permitir que nada ni nadie trate de romper España ni intente estrujar nuestra Constitución para favorecer a una minoría de nuestro país. No vamos a permitir ningún agravio hacia los aragoneses. Nos tendrán enfrente. No vamos a reblar. Es nuestra razón de ser.

La Constitución es una ley que nos ampara y nos protege a todos por igual. No es una masa de plastilina cuya forma y sentido puede cambiarse, retorcerse, y desfigurarse hasta convertirla en otra cosa completamente distinta de la que es. E incluso, hasta que parezca que dice todo lo contrario a lo que en realidad dice. La Carta Magna no se puede moldear a gusto de intereses partidistas.

La falta de altura de miras ha hecho imposible que en España se intente algo que ha funcionado en otros países europeos, como Alemania, donde los grandes partidos, los partidos considerados de Estado, han llegado a acuerdos de interés general. De hacerse así, nuestro país rompería la enfermiza dependencia con las pequeñas y desleales formaciones independentistas y con las posiciones más extremistas de un lado y de otro. Eso sí que reforzaría la salud de la Constitución. Pero para conseguirlo se necesita una dosis de generosidad y de sentido del Estado que hoy no se avista.

El horizonte se vislumbra sombrío, pero hay esperanza. Los españoles hemos demostrado que supimos transitar de una dictadura a una ejemplar democracia sustentada por la Constitución. Hemos demostrado también con los años que somos una sociedad con fuerte arraigo y valores sólidos que no rebla ante las dificultades. Contamos con una justicia rigurosa, nuestros tres ejércitos y unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado muy profesionales de los que nos sentimos profundamente orgullosos. Por todo ello, seamos optimistas ante el futuro y confiemos en nuestro país.

Termino ya, no sin antes agradecerles de nuevo a todos ustedes su presencia, dando de nuevo la enhorabuena a los premiados. En esta vigésima edición de los Premios Heraldo, quiero también renovar, en nombre de todos los que formamos HENNEO y poniendo a todos ustedes como testigos, nuestro compromiso con esta tierra que es Aragón, con lealtad a nuestro país, a Felipe VI y a la Constitución española. Y como creo que todos comparten estos principios, les pido que me acompañen con un viva Aragón, viva el Rey y viva España.

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