Presidente de Aragón, ministra de Educación y Formación Profesional, presidenta de las Cortes, autoridades, premiados e invitados a los Premios Heraldo, amigos todos

Muy buenas noches.

Nuestra querida Irene Vallejo, premio Heraldo 2021 a los Valores Humanos y el Conocimiento, señaló -con la sensibilidad y acierto que le caracterizan-, que este galardón correspondía a quienes confían en las humanidades.

Las palabras textuales de Irene fueron: «Agradezco que HERALDO DE ARAGÓN oriente el foco hacia esta dimensión esencial, cardinal de la sociedad. Esta palabra, ‘cardinal’, es un término latino que se plasmó en ciudades romanas como nuestra Cesaraugusta, en sus calles principales, cardo y decumano, los ejes de la urbe. También es pariente de kardía, ‘corazón’. Eso son las humanidades para mí: camino y latido».

Inicio mi intervención recordando a Irene Vallejo para señalarles que no resulta sencilla la concesión de un premio. Podría parecer que son muchos los candidatos y que existen docenas de opciones, pero un galardón, un premio Heraldo, implica la extensión de nuestros valores y principios.

Cada septiembre reconocemos desde nuestra condición abierta, plural y liberal a aquellos que han logrado destacar en su ámbito profesional y, muy especialmente, a los que asumen la exigente carga que implica conducirse bajo el mandato de una responsabilidad y un compromiso ético. El valor de la ejemplaridad, de la coherencia personal y el de la preocupación por construir, desde sus diferentes ámbitos profesionales, una sociedad más integra, desarrollada y justa son los principios que rigen estos premios.

El Premio Mompeón Motos de Periodismo 2023, Pepa Fernández, dirige en Radio Nacional un espacio donde todos nos podemos encontrar, porque reúne lo mejor de lo que tenemos: nuestras raíces, nuestra música, nuestra literatura, nuestra lengua, nuestro buen humor, nuestra capacidad de dialogar. Y eso solamente puede suceder cuando la persona que está al frente del programa lleva en su interior el amor, la cultura y las tierras de España.

Pepa guarda en su interior el amor por su tierra catalana, y también por el resto de España. Lo ha demostrado con sus continuos viajes de pueblo en pueblo, de comunidad en comunidad, para comunicar por las ondas herzianas la riqueza humana de este país. Y, sobre todo, lo ha demostrado con su amor por Aragón. Que no solamente se plasma con la continua presencia en su programa de colaboradores de esta Comunidad sino en sus estancias en las provincias aragonesas, en las que ha entrevistado a los mejores representantes de nuestras artes, de nuestra gastronomía, de nuestra ciencia.

Pepa Fernández ha construido un programa en el que Aragón se reconoce, en el que España se reconoce. Es el programa que nos gusta escuchar porque transmite la imagen del país que nos gusta ser. Y eso es un gran motivo para concederle este premio.

El Premio a los Valores Humanos y el Conocimiento ha recaído este año en José Luis Melero, nuestro bibliófilo más brillante. Pepe trata los libros como a un hijo, un amigo, como a un tesoro. Es un apasionado divulgador de la cultura aragonesa, zaragocista hasta el tuétano, lector curioso, escritor talentoso, experimentado jurista, de pluma virtuosa, actor ocasional (memorable su papel en ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, de David Trueba, o el pasado fin de semana caracterizado para recibir a Mr. Marshall en Fuentes de Ebro) y máximo especialista de la jota. De hecho, nos ha prestado su inestimable colaboración en el libro dedicado a la jota que HERALDO tiene previsto sacar a la luz en los próximos días y que les será entregado anticipadamente a todos ustedes al término de esta cena. Confieso, Pepe, que, como les pasará a muchos de los presentes, busco con ilusión cada semana tus colaboraciones en las páginas del ‘Artes y Letras’ y del HERALDO.

Muchas virtudes caracterizan a Pepe, pero quiero destacar dos esta noche. La primera, su profundo amor por Zaragoza y por Aragón. Pocos zaragozanos habrá que conozcan más y mejor la historia y la intrahistoria de nuestra ciudad. Y seguramente no habrá ninguno que la divulgue con tanto entusiasmo. La segunda cualidad de Pepe es su generosidad. Nunca dice no a quien se acerca a él para proponerle que escriba o haga algo en favor de Aragón. Gracias, querido Pepe.

Premiar a Amado Franco, Premio Henneo, es reconocer públicamente su empeño, tan eficaz como discreto, para que Aragón tenga una entidad financiera propia, profundamente enraizada con esta tierra, pero que hoy destaca entre los diez bancos más importantes de España. Una tarea que merece un especial reconocimiento porque Ibercaja ha sido una de las pocas cajas de ahorros que han sobrevivido a la crisis financiera de 2008. Son hoy muy pocas las comunidades autónomas que albergan la sede de un gran banco nacional, aplaudido en el exterior por su sabia y prudente gestión. Y todo este legado no se entendería sin el buen hacer y la visión de un hombre como Amado, quien ha dejado una impronta imborrable gracias también a un equipo al que siempre ha sabido dirigir, escuchar y valorar.

En la mejor tradición de personalidades que han colaborado en la construcción del Aragón moderno, desde Ramón Pignatelli a Basilio Paraíso, Amado Franco se ha ganado y se sigue ganando el agradecimiento de sus conciudadanos desde la presidencia de la Fundación Ibercaja, a cuyo patronato tengo el lujo de pertenecer y en el que aprender de su experiencia y sabiduría. Tras la imagen de hombre serio y riguroso en lo profesional, Amado esconde su cara más familiar, la de un hombre que se desvive por su familia, amigo de sus amigos, cercano y generoso. Gracias, Amado.

Me van a permitir que esta noche continúe hablando de la ética y del valor de la ejemplaridad para insistir en las razones y principios sobre los que se asienta HERALDO DE ARAGÓN. Nuestro empeño diario es el de la mejora de un modelo de sociedad que debe apoyarse en la colaboración, en el compromiso compartido y en la igualdad de oportunidades.

Igualdad y ejemplaridad que quedan de manifiesto al pensar que a unos pocos kilómetros de distancia de esta planta de impresión se encuentra en la Academia General Militar la futura Reina de España, en pleno proceso de formación. O, si me permiten, cuando, al margen de colores políticos, Aragón puede presumir de tener una mujer al frente de cada una de las tres alcaldías de las capitales de provincia, o una vicepresidenta en el Gobierno de Aragón. O, por segunda vez en su historia, una presidenta de las Cortes. A todas ellas les deseo éxitos para Aragón y les pido responsabilidad y sentido común en la gestión de los intereses de los ciudadanos.

Sin olvidar la gesta deportiva e histórica, en el Mundial de fútbol, de la selección femenina, liderada por la zaragozana Salma Paralluelo. Y más en casa, hay que recordar al equipo femenino del Casademont (cuyo presidente y algún directivo están aquí presentes) que alzó -también en una tarde histórica- la Copa de la Reina de baloncesto en el Príncipe Felipe. Todo ello no es más que el reflejo de la normalidad que reclama la sociedad española, donde hombres y mujeres debemos dar lo mejor de nosotros mismos para ceder a nuestros hijos un país con mayores cotas de crecimiento y desarrollo.

Con el relevo político fruto de las elecciones del pasado mes de mayo, Aragón inaugura una nueva etapa que debe continuar por la senda del crecimiento y la estabilidad que el ya expresidente Javier Lambán supo definir. Desde aquí quiero agradecerle, como presidenta de HERALDO pero también como ciudadana, su entrega y tesón para defender Aragón a pesar de las muchas dificultades a las que ha tenido que hacer frente.

El trabajo de un presidente autonómico no es una tarea sencilla, por ello deseo la mayor de las fortunas a Jorge Azcón y le recuerdo que HERALDO estará siempre dispuesto, al igual que lo ha hecho siempre, a ir de la mano cuando haya que defender los intereses de Aragón. La estabilidad institucional ha sido un motor de desarrollo de esta Comunidad y desde esta tribuna invito al nuevo Gobierno a preservarla como nuestro bien más preciado.

Sin olvidar nuestra exigencia informativa y nuestra obligada defensa de los lectores, en HERALDO nos mostramos especialmente preocupados por el equilibrio territorial y por lograr una fiscalidad justa que no nos reste oportunidades en relación con otras comunidades autónomas.

Ya saben que como presidenta de HERALDO una de mis principales preocupaciones, sobre la que insisto a la redacción del periódico, es la de la atención que nos debe merecer el terreno educativo. Toda transformación, todo cambio, si queremos que cuente con las garantías necesarias, exige de un respaldo educativo. Zaragoza ha sido estos días centro de debate europeo sobre educación, universidad y juventud, dentro de las reuniones preparatorias de la presidencia española de la Unión Europea. Y hace unos meses, también en la capital aragonesa, arrancó el Tour del Talento que organiza la Fundación Princesa de Gerona, con el foco también en los jóvenes -el bien más valioso de una sociedad- y su futuro. Retener el talento debe ser uno de los desafíos inmediatos a los que debemos enfrentarnos como Comunidad y la educación, una palanca de desarrollo prioritaria en las políticas públicas. Debemos apostar por una educación de calidad, desde el máximo consenso. Nos jugamos el futuro de las próximas generaciones.

Antes de concluir quiero tener unas palabras de agradecimiento y también de orgullo por el trabajo y el compromiso de cada uno de los trabajadores de HERALDO DE ARAGÓN. Pero quiero hacer una mención especial a una de las referentes de nuestra redacción, Pilar Perla, que desde el ordenador de Independencia 29 se ha convertido en destacada mensajera de la información científica a través del suplemento ‘Tercer Milenio’. Su excelso trabajo ha sido reconocido este año con el Premio Pilar Narvión. ¡Enhorabuena! No ha sido la única. También Mariano García y el fotoperiodista Gervasio Sánchez han cosechado galardones en 2023. Ellos, junto a otros muchos nombres de nuestra redacción dirigida tan bien por Mikel Iturbe, son ejemplo del buen periodismo, del periodismo de calidad, del que nos gusta practicar y plasmar todos los días en las páginas de HERALDO.

Y, para terminar, quiero recordar con admiración a todos los premiados que han pasado por este mismo atril. Me considero afortunada de haber aprendido de todos ellos. Hombres y mujeres como ellos, y otros muchos nombres anónimos, son los que desde hace 128 años llenan las páginas de HERALDO con sus historias, con sus hazañas, con sus inquietudes, con sus reivindicaciones… Su ejemplo y sus valores contribuyen a que desde el diario decano de la Comunidad sigamos prestando el mejor servicio a los aragoneses y a los intereses de Aragón. Como siempre.

Muchas gracias y buenas noches.