La sequía obliga a suministrar casi 2,3 millones de litros de agua a pueblos de Aragón

La falta de lluvia agota manantiales y pozos, por lo que son los bomberos quienes tienen que llenar los depósitos municipales. Aluenda, Orés o Romanos son algunos municipios a los que han ido las cisternas.

Un bombero descarga la cisterna en el depósito de agua de Bádenas, municipio en la comarca del Jiloca (Teruel)
Un bombero descarga la cisterna en el depósito de agua de Bádenas, municipio en la comarca del Jiloca (Teruel)
A. García / Bykofoto

La escasez de lluvias que se arrastra tras un año hidrológico «muy seco» ha hecho que como en los últimos veranos, los bomberos de las tres diputaciones provinciales de Aragón hayan tenido que prestar 45 servicios de suministro de agua a distintos pueblos. Les han acercado en agosto casi 2,3 millones de litros para garantizar su abastecimiento.

La Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) en lo que va de mes ha realizado 24 servicios, la de Teruel, 14; y la de Huesca ha hecho 7. Por número de litros suministrados, la provincia turolense es a la que más se ha atendido, con 1,5 millones, mientras que a la de Zaragoza se han llevado 400.000 y a la de Huesca, 382.000 litros. Suman, en total, menos que los suministrados en agosto de 2022 y no es porque los acuíferos tengan más reserva de agua este año que el anterior sino porque se fijaron antes restricciones de uso y se han vigilado más los consumos por la sequía persistente que se viene arrastrando.

El abastecimiento por parte de Bomberos de DPZ ha llegado a Cabolafuente, a 13 kilómetros de Ariza; a Romanos, en el campo de Daroca; a Aluenda, muy cerquita de El Frasno, en la comarca de Calatayud; también a Orés, en la de las Cinco Villas; y a Lorbés, en el término municipal de Salvatierra de Escá. «Han sido menos intervenciones que en agosto de 2022, que fueron 75», señaló Carlos Baraza, inspector jefe del Servicio Provincial de Extinción de Incendios de la DPZ.

«En Romanos ha sido por falta de caudal y también en Aluenda o Lorbés, pero no siempre es a causa de la sequía, a veces también nos llaman porque se ha producido una avería, como ocurrió en Castejón de las Armas (comarca de Calatayud)», precisó. «Por viaje, se suele llevar una cisterna de 25.000 o 30.000 litros de agua para rellenar el depósito del pueblo», explicó, al frente de un servicio de emergencia que prestan desde los ocho parques de bomberos de la provincia. «Con lo que sacamos del pozo no nos da y han tenido que venir varias veces los bomberos de la DPZ a llenar el depósito municipal», reconoció la propietaria del Bar Skyros en Romanos.

De 200 a 400 habitantes en El Frasno

«Hay poca agua. O viene del río Grío o la que baja de la sierra, pero este año está todo muy seco», afirmó Jesús Lázaro, el panadero de El Frasno desde hace 38 años. «Ahora estaremos 300 o 400 habitantes, cuando en invierno no llegamos ni a 200 y eso se nota en el consumo», añadió. «Está la cosa fastidiada», corroboró el responsable de la gasolinera de Aluenda. «Aquí tenemos un pozo y hay reservas, pero al pueblo han tenido que venir los bomberos varias veces», dijo. «Hay pocos vecinos todo el año, pero en verano vienen más familias y se suele llenar La Casa Toya, de turismo rural», señaló.

«Cuatro viajes han tenido que echar los bomberos. Me tocó cuando más gente había en el pueblo por las fiestas», aseguró Conrado Sicilia, alcalde de Acered, pero «no fue por falta de agua, que aún tengo de uno de los pozos sino por un fallo en el nuevo depósito, que ya está solucionado».

«Llevamos tres veranos con este problema. El Ayuntamiento de Murillo de Gállego está haciendo un pozo pero todavía está con los análisis de agua», comentó Carlota, que regenta el alojamiento ‘Corral de Concilio’, una aldea perteneciente a Murillo de Gállego que se abastece de un manantial por el que cada año pasa menos agua. «Somos pocos, pero tengo el hotel lleno y cada verano tienen que venir los bomberos a llenar el depósito. A ver si acaban de hacer el nuevo pozo y se arregla», reclamó.

«Es un problema recurrente», según el alcalde de Ariza, José Carlos Tirado. «Nos abastecemos de tres pozos y de una fuente natural, pero con esta sequía el volumen de agua va descendiendo». Por eso, desde principios de julio, indicó, cortan el agua por las noches. «Llevábamos cinco años que no era necesario tomar esta medida, pero al no llover los acuíferos no se renuevan», indicó el primer edil de un municipio que tiene 1.100 vecinos censados, pero donde llegan a ser más de 1.400 en verano consumiendo 650.000 litros diarios frente a los 480.000 del invierno. «El campo de fútbol da pena verlo de los seco que está». se lamentó: «¡A ver si llueve!», pidió.

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