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Paciente en diálisis: "Algunos días es más duro, pero es necesario y hay que aguantar"

Gregorio Antonio Soler, de 88 años, acude tres días a la semana al Hospital San Juan de Dios y permanece conectado a la máquina cerca de cuatro horas.

La nefróloga Elena Calvo junto al paciente Gregorio Antonio Soler, en el San Juan de Dios.
La nefróloga Elena Calvo junto al paciente Gregorio Antonio Soler, en el San Juan de Dios.
Francisco Jiménez

El ritmo de la Unidad de Hemodiálisis del Hospital San Juan de Dios de Zaragoza no baja en verano y los pacientes continúan acudiendo tres días por semana (en turnos de mañana, mediodía o tarde) a recibir sus sesiones. Uno de ellos, Gregorio Antonio Soler, de 88 años, acude al centro todos los lunes, miércoles y viernes, de 13.00 a 17.30, aproximadamente.

Pasa las horas viendo la televisión. Al terminar, un taxi le lleva a su casa, donde llega en torno a las 18.00. Natural de Calanda, vive en Zaragoza con su mujer. Lleva en diálisis dos años y unos ocho meses: "Antes estuve yendo cinco o seis años a la consulta de Nefrología del Servet». Llegó un momento, resume, que por la evolución de la enfermedad decidió iniciar el tratamiento de hemodiálisis: "Mi vida está condicionada a la máquina aunque, si no fuera por eso, yo ya no existiría". "Salimos hechos polvo de la diálisis, pero al día siguiente te recuperas. Hay días que son más duros, el tiempo pasa despacio. Preferiría estar de paseo, pero es necesario y hay que aguantar", asegura.

"Salimos hechos polvo de la diálisis, pero al día siguiente te recuperas. Hay días que son más duros, el tiempo pasa despacio. Preferiría estar de paseo, pero es necesario y hay que aguantar"

El Hospital San Juan de Dios de Zaragoza inauguró en marzo sus nuevas dependencias de Hemodiálisis, que atienden al 50% de enfermos renales de Aragón, con unos 19.000 sesiones al año

Esta unidad cuenta con cuatro salas: dos en la planta baja de 10 puestos cada una, que permitirán dializar hasta 120 pacientes, y dos la planta superior, de 5 y 2 puestos, respectivamente, que permitirán dializar hasta 42 pacientes. La sala de cinco puestos servirá para dializar a pacientes con enfermedades infecciosas y la de dos para “aislamiento” (por ejemplo, para pacientes con covid-19). El máximo de pacientes que se podrían dializar en estas nuevas instalaciones sería de 160 si estuviese la ocupación al 100%.

La superficie construida es de 900 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. La dificultad de accesibilidad de los pacientes a la planta tercera del hospital, sumada a la antigüedad de las anteriores instalaciones, exigía desde hacía tiempo una renovación. A la nueva, se accede por la planta calle, siendo de fácil acceso para ambulancias y taxis. Además, dispone de un ascensor exterior destinado a personas con movilidad reducida.

La proximidad de las nuevas dependencias al San Juan de Dios de Zaragoza supone una prolongación del propio centro -comparten la misma calle, Fray Julián Garás- lo que asegura la atención integral vinculada al hospital con todos sus recursos a disposición de la unidad.

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