ecologia 

Tras las tormentas de junio, los montes de Aragón viven “una fiesta micológica” 

El agua caída en junio ha provocado la salida de miles de setas en los montes del Pirineo, Moncayo, Cuencas Mineras, Maestrazgo y Albarracín.

Una seta recogida en el Moncayo la semana pasada.
Una seta boletus aereus recogida estos días en un bosque de robles el Moncayo.
Fernando Martínez Peña

Las tormentas y lluvias registradas en las últimas semanas en Aragón han provocado que los montes de la Comunidad se llenen de setas, tras sufrir una gran sequía en primavera. Los efectos de la hidratación de los suelos se notaron primero en el Pirineo y luego llegaron al Moncayo, las Cuencas Mineras, Albarracín y Maestrazgo.

Fernando Martínez Peña, investigador del CITA especializado en micología forestal, destaca que en los últimos días se está viviendo “una fiesta micológica y forestal” con las setas que han brotado. Reconoce que se ha vivido una primavera muy seca las tormentas, sobre todo en junio, “ha fructificado” con esta cosecha récord de algunas de las setas más apreciadas.

Miguel Obregón muestra el bonito ejemplar de trufa negra.
Miguel Obregón muestra el bonito ejemplar de trufa negra.
A. T.

Uno de los aficionados más devotos de la micología s es Miguel Obregón, cocinero del restaurante ‘Txoko’, cerrado durante la pandemia tras 30 años de historia. Él y su mujer María José Sánchez-Marín se han hecho con un gran botín tras las lluvias, con grandes ejemplares de lepistoides, boletus de carrasco, amanitas cesáreas (conocidas como huevos de rey) y perrechicos.

De hecho, Obregón, micólogo experto, llegó a organizar durante muchos años las jornadas micológicas en Vera del Moncayo y ahora se las guisa en su domicilio o guarda algunos boletus en el congelador para sacarlos más adelante.

El cambio climático ha llenado los campos de amapolas estos días y es como si se hubiera retrasado la primavera por la lluvia”, relata María José Sánchez-Marín, tras las salidas con su marido a las zonas de Fombuena y Herrera de los Navarros, en la provincia de Zaragoza, o en Lidón, Villanueva de Rebollar y Valdelinares, en Teruel.

La lepistoides es una seta blanca buenísima que se come a la plancha y se corta en láminas”, explica Miguel Obregón, que la recogió en Lidón. “Cogimos boletus de carrasca en medio de las Cuencas Mineras, en Villanueva de Rebollar, un pueblo que está lleno de robles. A las amanitas cesáreas se las conoce por salir a tierra abierta como si fuera un huevo frito. Para recoger perrechicos fuimos a la zona del Maestrazgo, en Valdelinares, alrededor de su valle cortado conocido como Sollavientos”.

Recogerlas en pleno verano no es lo mismo que hacerlo en otoño, el investigador del CITA apunta que puede provocar que aparezcan larvas de insectos. Aun así, destaca que esta inesperada 'fiesta micológica' en Aragón ha supuesto aportar “agua y nutriente” a la tierra, además del “efecto socieconómico” que suponen para los pueblos donde se recogen.

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