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La cuenta atrás para completar y poner al día la red básica viaria de Aragón

Las autovías oscenses se completarán para finales de la próxima legislatura y para entonces también se habrán renovado las principales carreteras dependientes de la DGA.

El plan extraordinario de carreteras de la DGA incluye la duplicación de la A-127, de Gallur a Ejea de los Caballeros.
El plan extraordinario de carreteras de la DGA incluye la duplicación de la A-127, de Gallur a Ejea de los Caballeros.
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La próxima legislatura será clave para la red de comunicaciones de Aragón, hasta suponer un punto de inflexión tanto en capacidad como en calidad y seguridad. La principal aportación se centrará en completar y poner al día la red básica viaria, pero las mejoras también impulsarán la competitividad ferroviaria gracias a la implicación de las administraciones y a la colaboración público-privada.

Si se cumplen las previsiones oficiales, el Ministerio de Transportes ha iniciado la cuenta atrás de las tres autovías altoaragonesas (A-21, A-22 y A-23) para completar su trazado y, si no hay nuevas reprogramaciones e incidencias en su construcción, estarán finalmente listas entre 2024 y 2027. Con ello se acabará un periplo de más de 30 años de obras para ejecutar el eje que une Zaragoza con Huesca y Jaca (A-23) y a su vez Navarra y Jaca (A-21) y Huesca y Lérida (A-22).

De la misma forma, el Gobierno de Aragón que salga de las urnas el próximo día 28 deberá adjudicar a finales de año los contratos de renovación y conservación de la red básica autonómica de carreteras para los próximos 25 años. La inversión se deberá acometer en 30 meses, una vez se redacten los proyectos, lo que garantiza que los 1.769 kilómetros que constituyen la red básica, el 30% del total, estarán listos para su reestreno en la primavera de 2027. Como en el caso de las autovías de primera generación, su mantenimiento correrá a cargo de las empresas adjudicatarias y obligará a duplicar con creces la partida anual destinada por la DGA a sus carreteras.

Las ofertas presentadas a principios de mes por las principales empresas aragonesas del sector de la obra pública, salvo Marco y Vidal, garantiza que ningún lote quede desierto, al igual que la duplicación del eje de las Cinco Villas, la A-127, entre Gallur y Ejea de los Caballeros. Sus ofertas económicas se abrirán después del verano y se sabrá hasta qué punto se podrá ahorrar parte del presupuesto de licitación, que asciende a 2.485 millones de euros, y que lo convierte en el de mayor cuantía de la historia de Aragón.

Para 2027 también tendrían que acabar los tramos pendientes en las autovías del Pirineo. La primera en hacerlo, en 2024, será la A-22, a la que solo le restan los 12 kilómetros entre Huesca y Siétamo, aunque los vehículos deberían circular desde hace dos años. Y la pretensión es iniciar este año el único tramo pendiente de la A-23, entre Lanave y Sabiñánigo, al igual que la variante de Jaca. La conclusión de la A-22 es una incógnita, porque para el sector Puente La Reina-Fago solo hay reservados 500.000 euros, por lo que será difícil ver obras este año y aún se deben fijar las partidas para los próximos ejercicios.

Un futuro a medio plazo le espera a la duplicación de la carretera de Castellón. La A-68 entre Fuentes de Ebro y Quinto no estará en obras hasta 2025, justo cuando las máquinas se retiren del único tramo en el que trabajan, de El Burgo a Fuentes de Ebro, además del falso túnel bajo el cuarto cinturón que se ha adjudicado recientemente. El resto deberá esperar, ya que el Ministerio aún debe redactar los proyectos de los tres tramos hasta Ventas de Valdealgorfa. Mientras tanto, en otoño se pondrá al fin al desdoblamiento de la misma carretera en dirección a Logroño con los últimos cuatro kilómetros entre Mallén y el límite provincial.

Las autovías pendientes

El resto de autovías reclamadas en Teruel siguen a la espera y los fondos son simbólicos. Este es el caso de la A-24 (Daroca-Calatayud), con 500.000 euros para el proyecto, el mismo dinero para la A-40 entre Cuenca y Teruel. Peor suerte corre la A-25 (Alcolea del Pinar con Monreal del Campo), que dispone este año de solo 127.000 euros y aún debe decidir cuál es el trazado idóneo, ya que cabe duplicar el trazado de la N-211, convertirla en una vía de tres carriles o, simplemente, acondicionarla.

La realidad es muy distinta con el principal compromiso inversor en materia ferroviaria, el corredor Cantábrico-Mediterráneo. Solo a su modernización y electrificación de los 315 kilómetros entre Zaragoza, Teruel y Sagunto se van a destinar 450 millones de euros. Las obras debería estar ejecutadas en 2027. No obstante, las patronales de Aragón y Valencia reclaman su modernización integral y, sobre todo, duplicar la vía existente para ganar capacidad y, con ello, "competitividad y desarrollo empresarial y territorial".

Al mismo tiempo, el Ministerio de Transportes avanza en la planificación del corredor entre Zaragoza y Castejón, que pretende compatibilizar el tráfico de viajeros en alta velocidad con los trenes de mercancías. En este caso, no hay fecha anunciada.

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