Localizan en una fosa común en Jaca a nueve vecinos de Biescas víctimas de la dictadura

Fueron detenidos entre octubre y noviembre de 1936, y ejecutados el 2 de septiembre del 1937.

Labores de exhumación en el cementerio de Jaca
Labores de exhumación en el cementerio de Jaca
L. Z.

Los restos de ‘Los nueve sin nombre’, vecinos de Biescas y víctimas de la dictadura franquista podrán volver por fin a su lugar de origen, tras haber sido hallados en una fosa común del cementerio de Jaca, de la que serán exhumados. Estos nueve pelaires fueron detenidos entre octubre y noviembre de 1936 y estuvieron presos en diferentes lugares: en el fuerte de Rapitán, en el Seminario y el 2 de septiembre del 37 los falangistas los llevan a la ermita de la Victoria, junto al cementerio de Jaca. Pero en la madrugada del día 3 “los asesinaron en la tapia del cementerio y los enterraron”, recuerda Malena García, voluntaria de asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que está llevando a cabo los trabajos. “Son 9 vecinos de Biescas, que estaban inscritos en el cementerio como los nueve sin nombre”, añade.

Uno de los familiares se puso en contacto con la asociación y comenzó la investigación. Lograron encontrar a más familiares y faltaban dos, con los que ya han contactado y el hijo de uno de ellos, de 92 años, acudirá a Jaca el jueves. Muy pendiente de la exhumación está también Antonio Lalaguna, ya que su abuelo, Maximino Bergua Lalaguna, es uno de los nueve republicanos que fueron asesinados por pistoleros fascistas en septiembre del año 1937. “Tenemos mucha ilusión de devolverlos a Biescas, ya que la finalidad es recuperar sus cuerpos, que fueron arrojados en una fosa común de cualquier manera y llevarlos de vuelta a Biescas que es donde deben estar”, asegura. Tanto él como su familia sabían que su abuelo y padre “fue fusilado y estaba aquí enterrado”. Y hace unos meses “una de mis hermanas dijo de sacarlo, así que me puse en contacto con la asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica”. Con lo que le dijeron se puso en contacto con más descendientes de los fallecidos “y la respuesta fue unánime”. La asociación se ocupó de la documentación, los permisos, la investigación, y nosotros hemos investigado nuestro caso particular, recopilando información”. Su abuelo Maximino tenía 41 años cuando murió y su hija, la madre de Antonio Lalaguna que todavía vive, tenía un año de edad.

Los trabajos comenzaron el lunes y este jueves se producía el hallazgo de los restos. La idea es exhumar todos los restos que aparezcan, en principio tienen constancia de nueve, pero ha aparecido alguno más, llevarlos al laboratorio de la asociación que está en Ponferrada, analizarlos antropológicamente y tomar muestras de ADN para hacer las comparaciones con las familias, con el fin de identificarlos y entregarlos.

La fosa en la que fueron enterrados la tenían localizada porque había una estructura de mármol blanco, que se colocó en 1940. “Y en los años 70 pusieron otras placas”, señala García.

En primer lugar, se han llevado a cabo labores de limpieza, acondicionamiento y aseguramiento de la zona afectada, seguido de la retirada del revestimiento de mármol de la sepultura. Tanto el mármol como los ornamentos se han retirado con sumo cuidado por si los descendientes de las víctimas desean darle un nuevo uso a este material. Una vez descubierta la estructura y el armazón de la sepultura se retiraba con una miniretroexcavadora y con un martillo demoledor.

Retirado todo vestigio de la construcción y una vez concretada la zona de actuación comenzaban las labores de prospección, en principio, sumado a los medios manuales, han utilizado una retroexcavadora con el fin de localizar los cuerpos de las víctimas.

Tras localizarse el enterramiento, se procederá a la exhumación de los restos minuciosa e individualizadamente y a su posterior análisis antropológico forense de campo, con el fin de discernir unas posibles muertes violentas y el perfil biológico de los cuerpos que se ajusten a los datos antemortem que previamente han recogido, en la medida de lo posible. Finalmente, después de un proceso de identificación genética, serán entregados a sus familias para que puedan proceder a su inhumación en el lugar que deseen. En el hipotético caso de que algunos de los cuerpos no sean identificados genéticamente, el resultado del estudio sea negativo o que aparezcan otras víctimas no reclamadas, se procederá a la reinhumación en el cementerio municipal de Jaca.

‘Nueve sin nombre’

Los ‘Nueve sin nombre’, todos de Biescas menos uno de Igriés y otro de Agüero, eran: Maximino Bergua Lalaguna, Antonio Fanlo Maza, Nicasio Isabal Cajal, Esteban Aínsa Aso, Joaquín Gracia Claver, Ramón Cajal López, Benito Lalaguna Callavé, Agustín Villanúa Batalla (vecino de Igriés) y Juan Artigas Martínez (nacido en Agüero y posible vecino de Jaca).

Esta es la segunda exhumación que se lleva a cabo en el cementerio de Jaca. La primera tuvo lugar el pasado mes de octubre, para localizar los restos de Pedro Asua Zubiaur, preso fusilado en febrero de 1938 a los 21 años. También estaban en una fosa común, en la que aparecieron cuatro cuerpos, pero sólo se exhumó el de Pedro Asua, que fue entregado a sus familiares en un acto en los jardines junto al cementerio de Galdakano. Los otros tres se dejaron en el lugar.

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