El debate político de las renovables en Aragón
Los partidos aragoneses reflejan en esta serie de artículos la disparidad de opiniones acerca de la transición energética y la reforma del sistema eléctrico, así como del destacado papel que tiene la Comunidad en el despliegue de la energía verde y su impacto en el territorio.
La transición energética hacia modelos de producción verdes se ha acelerado en los últimos años, en especial desde el estallido bélico en Ucrania. La dependencia internacional de suministro y la crisis climática obligan a buscar alternativas a las fuentes tradicionales y más contaminantes. El proceso exige de una adaptación normativa y de inversiones en infraestructuras de la mano del territorio, que pese a los beneficios económicos y sociales, en no pocas ocasiones se ha visto agraviado por el impacto ambiental. El debate está abierto, y los partidos políticos de Aragón, una comunidad puntera en el desarrollo e implantación de estas industrias, ofrecen opiniones de lo más dispar. Estas son sus posturas.
Aragón vive un momento histórico. Estamos llamados a liderar la transición hacia las energías renovables en España y huir del colonialismo energético al que estuvimos sometidos en el pasado. Estos proyectos pueden ser un aliento para nuestros pueblos, un impulso para su desarrollo y un acicate en la lucha contra la despoblación. Podemos situarnos a la cabeza de la producción de energía en nuestro país, pero al mismo tiempo vamos a exigir que, en ese Aragón con voz propia que concebimos los socialistas, la energía generada revierta en el territorio, rebaje nuestra factura eléctrica y facilite la vida de vecinos y empresas.
En ese camino estamos trabajando, bajo el liderazgo de nuestro presidente Javier Lambán, que ya ha anunciado cambios legales para que los aragoneses tengamos la energía más barata del país. Porque nosotros sí apostamos por dotarnos de un sistema energético propio que atraiga aún más inversiones y que rebajar el precio de la luz a los aragoneses.
Y apostamos por la energía renovable siempre desde dos premisas infranqueables: el estricto cumplimiento de la normativa medioambiental y la escucha de la gente que vive y habita en el territorio, que es la que mejor lo conoce, más lo conserva y preserva.
Podemos ocupar un lugar preeminente en la historia que marcará un antes y un después. En nuestra mano está aprovechar estos vientos y convertirlos en un camino de éxito.
El Partido Popular quiere que Aragón sea una referencia en la generación de energía eléctrica con fuentes de origen renovable. Tenemos en abundancia sol y viento. Es el futuro y es fundamental para seguir avanzando unidos hacia la descarbonización del planeta. Pero el problema es que el Gobierno de Aragón ha actuado en esta materia sin plan y sin ordenación alguna. Está habiendo una falta enorme de transparencia, sobre los criterios, sobre los proyectos y en sus actuaciones. Esa falta de transparencia ha generado incertidumbre e inseguridad jurídica y es en estos casos cuando la arbitrariedad aparece peligrosamente.
El Gobierno de Aragón y su presidente han presumido de la gran capacidad de generación de energía renovable, pero han provocado confusión y división social en el territorio porque no se están teniendo en cuenta asuntos tan relevantes como la riqueza del paisaje o los recursos naturales que pueden favorecer un gran desarrollo en el mismo. Ni siquiera se han tenido en cuentos los deseos de los habitantes de las zonas afectadas. Es una situación que denota la incapacidad de Lamban para consensuar con la sociedad aragonesa el modelo energético del futuro.
Además hay que recordar la importancia que tienen para el futuro las comunidades energéticas. Lambán no ha apostado en absoluto por este modelo que permite llevar nuestro potencial a familias y empresas. Como está en campaña, igual justo antes de que toque la campana nos sorprende con algún anuncio en forma de decreto con lo que no ha sido capaz de hacer en estos años, eso sí, con la complacencia cautiva del resto de partidos que apoyan al Gobierno.
La transición energética es una realidad ineludible. El planeta no nos da otra opción. Sin embargo, este hecho marca sólo el inicio del debate y no su final. Por fin una transición verde, pero ¿cómo la hacemos? En un mundo en que la energía se ha convertido en mecanismo de presión y chantaje internacional, y de la que dependemos a diario, el modo de producción energético no es el debate, sino si aprovechamos este cambio para convertir su acceso en un derecho y su transición en una andadura hacia la soberanía energética.
En Aragón somos productores de energía verde pero ¿en qué mejora esto la vida de los aragoneses? Esta producción genera un enorme impacto en el paisaje y en nuestros pueblos para que enriquezca al oligopolio eléctrico, no abarate nuestra factura de luz, no sirva para atraer empresas y la enviemos a Madrid o Cataluña que no producen ni el 2% de lo que consumen. Esto es lo que hay que revertir. Así no se hace una transición justa. Es fundamental que la energía que generamos favorezca a los aragoneses. Y esto sólo sucederá si la gente y las administraciones lideramos esta transición. Apostando por planificación, autoconsumo, consumo de cercanía, autosuficiencia energética y control público. Sólo así compensa el impacto que genera en el medio rural, cambiando de manos su propiedad y sorteando al oligopolio eléctrico que saquea nuestros bolsillos. Sólo así aprovecharemos la transición para hacer un Aragón más soberano, igualitario y autónomo sobre su futuro.
Es imprescindible y urgente una reforma del actual sistema energético. No se puede seguir dependiendo de las decisiones del oligopolio de las empresas. Debemos avanzar hacia un mercado energético más transparente y un modelo propio aragonés para disponer de un precio más justo de la electricidad. Las renovables son una oportunidad, pero debemos evitar errores como los ocurridos con las grandes obras hidroeléctricas, que trajeron despoblación, afecciones ambientales irreversibles, décadas de silencio y dolor...
Para lograr una transición justa para las personas hay que exigir respeto a las decisiones del territorio. Desde Chunta Aragonesista apostamos por una planificación energética adecuada que tenga en cuenta las actividades económicas que existen, los impactos ambientales, paisajísticos, sociales y territoriales que generan estas instalaciones. Evitar un despliegue masivo que lleve aparejado líneas de ‘Muy Alta Tensión’ que destrozarán el paisaje. La energía debe producirse cerca de donde se consume para evitar el "colonialismo energético". Aragón debe salir beneficiado. Hay que impulsar el autoconsumo y las comunidades energéticas, fijar fondos de solidaridad territorial para proseguir nuestros proyectos contra la despoblación. Las personas y el territorio tienen que ser los protagonistas y no rehenes de las grandes empresas. Por último, reclamamos una empresa pública aragonesa de energía para decidir, desde aquí, nuestro futuro energético. Hagámoslo posible.
El debate sobre las renovables ocupa gran parte de la agenda política y, más importante todavía, es un rumor en la sociedad civil. La mejor película de 2023 en España, a juzgar por la Academia de Cine, ha sido ‘As bestas’ y el conflicto que presenta gira en torno a (¡sorpresa!) la instalación de un parque eólico en un pequeño pueblo de Galicia. Las renovables es un tema que importa y que preocupa.
Es evidente que las renovables son fundamentales para el desarrollo del territorio y de la economía y, sin duda, han marcado un antes y un después en la evolución de nuestras ciudades, nuestros pueblos y, por supuesto, de quienes los habitan. Desde el Partido Aragonés tenemos claros tres principios. En primer lugar, es imprescindible el respeto a la ley medioambiental. De la misma manera, somos meticulosos con el cumplimiento de las leyes urbanísticas vigentes. Y, finalmente, aunque en ningún caso menos importante, tenemos que contar con el beneplácito y la complicidad de quienes habitan el territorio.
Las energías renovables deben fomentar el desarrollo y florecimiento del medio rural, no deben ser la excusa ni el motivo para dividirlo. Desde el Partido Aragonés apostamos por trabajar en la unidad, en las consultas previas y en todos aquellos mecanismos democráticos que favorecen el entendimiento; entendimiento que consideramos vital y necesario para que nuestra apuesta por el fomento de las energías renovables suponga un motor de cambio relevante
Lo más inteligente en la resolución de un conflicto es buscar un punto de partida sobre el que estar de acuerdo en el momento de empezar a hablar. Por eso es una suerte que todos tengamos claro que las fuentes de energía del futuro son el sol, el viento, el agua y la biomasa vegetal o animal: recursos renovables e ilimitados en nuestra geografía, sobre los cuales no pesa la amenaza de la deslocalización.
Las energías renovables son una apuesta segura para el consumo de cercanía en el ámbito familiar o empresarial y también una clara oportunidad de negocio para el sector de las eléctricas. Planificar y organizar el desarrollo y la expansión de los parques eólicos o fotovoltaicos de manera que sean sostenibles en términos sociales, económicos y medioambientales es uno de los retos inmediatos de Aragón si queremos ser un referente claro en España. Urge por tanto elaborar un marco legislativo que ofrezca garantías jurídicas a los inversores y que responda a todas las cuestiones que tienen que ver con la salvaguarda del paisaje, pero también del paisanaje.
No podemos volver a repetir errores del pasado, que lejos de asentar población, trajeron fiascos como el de Jánovas y otras diásporas ya irreparables. Si algo diferencia la implantación de renovables frente a otras actuaciones es su carácter reversible que permite, llegado el caso y si es preciso, recuperar espacios que a día de hoy apenas alcanzan al 1% del territorio aragonés. Estamos a tiempo de hacer las cosas bien, lo cual es tan importante como hacerlas.
Consideramos necesario realizar una planificación que determine un mix energético eficiente para España. Que pondere fuentes de energía baratas, accesibles, estables y respetuosas con el medio natural. Durante esta legislatura, Vox ha sido el único partido que ha defendido la soberanía energética, como criterio básico sobre el que cimentar toda la planificación energética. Sin excluir ninguna fuente que asegure las cuatro características citadas.
En Aragón, Javier Lambán, haciendo seguidismo de las políticas erráticas de Pedro Sánchez, ha convertido el territorio aragonés en el mayor parque temático de molinos de viento y placas solares de Europa en menos de siete años. Y todo ello, sin la planificación adecuada y el respeto a la conservación del paisaje. Nuestra propuesta pasa por una normativa que permita la explotación de todas las fuentes de energía disponibles (también la nuclear). Por una estrategia de cambio de modelo energético que sea consciente de la realidad de las familias, autónomos y pymes para fijar plazos amplios y creíbles de adaptación. Que no plantee añadir mayor presión fiscal con nuevos impuestos y tasas verdes. Y que no sobrepondere las fuentes de energía renovables en el mix energético ya que carecen de estabilidad de flujo.
En Vox planteamos reconducir la política energética, para que se asegure energía estable y precios baratos a medio plazo. Una propuesta beneficiosa para Aragón y para el resto de España.
Hemos tomado conciencia de la importancia de tener fuentes de energía propias en un escenario de inestabilidad política y social, y en un contexto de emergencia climática evidente. Resulta necesaria una transición energética real, pero este proceso no puede solucionarse sólo con tecnología, sustituyendo fósiles por renovables. Este proceso tiene que ofrecer la energía como derecho, democratizar el sistema de producción, distribución y consumo y planificar su desarrollo e implantación para minimizar los impactos sociales, territoriales y medioambientales que se están produciendo.
Ante el clamor de los territorios y las organizaciones sociales, IU ha impulsado multitud de iniciativas para tomar conciencia del problema que genera implantar macroparques eólicos y fotovoltaicos con prisas y sin planificación.
Superados los objetivos de producción que establecen el Plan Nacional de Energía y Clima y la Estrategia Aragonesa, es el momento de parar y planificar qué modelo energético queremos. Descarbonizado y renovable, evidentemente, pero en el camino de la generación distribuida, con base cooperativa y colectiva, de autoconsumo y en los terrenos ya urbanizados o degradados, no de producción agraria. Para garantizar que la energía sea un derecho debemos impedir que las comunidades energéticas locales sean devoradas por los mismos intereses que dominan el sector hoy. Y por qué no, bajo el paraguas de una empresa pública. Efectivamente, renovables sí, pero así.
Muchos aragoneses se sienten indefensos ante la implantación desordenada y masiva de renovables. Plataformas como el Movimiento ciudadano Teruel Existe trabajan de manera altruista en las alegaciones y denuncian irregularidades. La Generalitat Valenciana rechazó la línea de Muy Alta Tensión (Ojos Negros L’Eliana) por afecciones medioambientales, mientras el Gobierno de Aragón calló. Y calló la Diputación de Teruel cuando su homónima en Tarragona se alzó contra la línea Jiloca-Begues. ¿Por qué apoyan 85 generadores sobre la Red Natura en el Maestrazgo? ¿Para cuándo el Plan de ordenación que aprobaron las Cortes a iniciativa de Gent del Matarranya hace dos años? ¿Por qué paralizan el autoconsumo? ¿Cómo explican la aprobación desde el Inaga de prácticamente todos los expedientes?
Teruel Existe y Aragón Existe defendemos la aplicación de las políticas europeas: descarbonización con renovables de implantación ordenada y democratización de la producción. La transición energética debe ser una oportunidad para todos, empresas, ciudadanos y ayuntamientos, y no sólo para el beneficio de grandes compañías. La DGA debe dar seguridad jurídica, como está haciendo Navarra, tiene que elaborar una ley de cambio climático, un plan energético (caducado desde 2020), ordenando la instalación de renovables para proteger a la gente del territorio, cuidando paisajes y biodiversidad, y un decreto para impulsar el autoconsumo. Todavía estamos a tiempo de corregir el rumbo.
