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Paciente con fibromialgia: “No dejo de sentir dolor en ningún momento”

Unos 250.000 aragoneses padecen dolor crónico, es decir, el 17% de la población. Las causas son diversas y las principales son lumbalgias, artritis y enfermedades como la fibromialgia.

Sergio Funes, paciente de fibromialgia, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Sergio Funes, paciente de fibromialgia, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
M.O.

Sergio Funes va a cumplir 28 años en dos semanas. Desde los 12 años -casi la mitad de su vida- ha padecido fibromialgia y fatiga crónica. Una enfermedad que afecta al 4% de la población general y que se caracteriza por un conjunto de síntomas donde el dolor crónico, la fatiga y el cansancio son una constante. En algunos casos, además, los pacientes tienen también trastornos del sueño y depresión.

"Llegó un momento en el que no podía ni cargar la mochila con una cantimplora de agua".

A Sergio le diagnosticaron esta enfermedad a los 21 años. Sin embargo, los síntomas están ahí desde que era un niño: dolores musculares, contracturas, problemas de espalda y de sueño. “No me sentía como un niño de mi edad porque me costaba hacer cualquier tipo de esfuerzo físico", dice Funes. “Hacía escalada con mi padre y llegó un momento en el que no podía ni cargar la mochila con una cantimplora de agua. Se me generaban muchas contracturas musculares”, relata este joven zaragozano. En el simple trayecto al colegio, “me costaba mucho llevar la mochila con los libros”, explica.

Unos 250.000 aragoneses padecen dolor cónico, es decir, el 17% de la población. Las causas son diversas y las principales son por lumbalgias, artritis y enfermedades como la fibromialgia. Sergio Funes es uno de ellos. Este joven zaragozano va a cumplir 28 años en dos semanas y desde los 12 años padece fibromialgia y fatiga crónica.

Esto le repercutía, además, en la memoria, la concentración y en una mayor falta de atención. “Al principio, los médicos lo achacaban a problemas de crecimiento, pero con el tiempo fueron viendo que el dolor aumentaba y, después de muchas pruebas, lo descartaron”, afirma Funes. Sin embargo, el diagnóstico se hizo esperar. “Fui de médico en médico hasta los 21 años, cuando conseguí que le pusieran nombre a lo que padecía”, afirma este paciente.

"Llevo sin poder dormir bien desde los 12 años y mi forma de escapar del dolor es hacer deporte".

El dolor que sufre le impide llevar una vida normal en determinados momentos y dificulta que pueda descansar bien por la noche. “Llevo sin poder dormir bien desde los 12 años y durante el día lo sobrellevo como puedo”, dice Funes. “No dejo de sentir dolor en ningún momento y mi forma de escapar de él es hacer deporte, aunque luego me pegue varios días pagando las consecuencias”, explica. 

Sergio Funes, paciente de fibromialgia, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Sergio Funes, paciente de fibromialgia, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
M.O.

“Es mi manera de no pensar cada momento del día en el dolor que estoy sintiendo. Así tengo la cabeza ocupada”, continúa este joven zaragozano. “Porque en el momento que te pilla flojo, te cuesta hasta salir de casa, quedar con amigos y prefiero quedarme encerrado en mí mismo”, asegura.

Sergio ha optado por no tomar medicación y llevarlo todo con fortaleza mental y deporte. Y es que ha encontrado en el ejercicio una forma de superarse a sí mismo y soportar mejor el dolor. “Me hace tener la cabeza ocupada y no pensar en lo que me está costando levantarme ese día o rendir en mi trabajo o en mis relaciones personales, porque esto te afecta en todos los aspectos de tu vida”, añade el joven. 

"El dolor hace que cualquier esfuerzo sea una paliza, te provoca cambios de humor y te hunde mentalmente".

Sergio trabaja en un colegio con niños con discapacidad y “requiere esfuerzo físico”. Trabajar con dolor “hace que cualquier esfuerzo sea una paliza”. En sus relaciones personales, “el dolor te provoca cambios de humor y te hunde bastante mentalmente. Yo antes de tener esto no era así, no tenía estos cambios de humor. Era una persona normal y corriente y cuesta luchar contra ti mismo para no sentirte culpable”, lamenta el paciente.

Además del deporte, Sergio se apoya en la asociación de personas con fibromialgia y fatiga crónica de Zaragoza (ASAFA). Con ellos, ha hecho terapia psicológica “hasta conseguir normalizar mi situación y saber cómo lo tengo que afrontar para no quedarme encerrado en mí mismo lamentándome, porque la vida sigue adelante”. Allí también ha acudido asiduamente a fisioterapia “para conseguir relajar el cuerpo lo mejor posible”.

A pesar de todo, “tras una jornada de trabajo o después de hacer deporte vienen los brotes de dolor”, confiesa Funes. “Cuando estás haciendo la actividad no lo sueles notar tanto porque estás activo y desinhibido, pero al volver a casa o al parar es cuando notas que el dolor te deja planchado”, lamenta el joven. 

“Cada uno lo gestionamos como podemos”, dice. Hay quien recurre a la medicación pero Sergio tiene sus propios métodos. “Me doy una ducha fría y bebo agua casi helada porque necesito esa sensación. Noto que me va bien. A base de frío intento calmar mi cuerpo, me mentalizo, paro un momento y otra vez a funcionar”, explica este paciente. “Sí que hay días peores en los que nada te lo calma, eso es así y es de lo primero que hay que mentalizarse”, concluye.

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