Ludópata en rehabilitación en Zaragoza: "Me jugué las joyas de mi madre y el dinero de la despedida de soltero de mi mejor amigo"

Empezó a jugar con 18 años apuestas deportivas 'online' y, tras más de una recaída, ahora con 33 años ha podido "recuperar las ganas de vivir".

TESTIMONIO DE UNA PERSONA AFECTADA POR LUDOPATIA POR LA LEY DEL JUEGO EN EL CENTRO DE ASAJER EN ZARAGOZA _ 13-03-2023 _ FOTOS_ FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
Alberto (nombre ficticio), de espaldas, con Miriam Gañán, directora de Azajer en la sede de la asociación en Zaragoza
Francisco Jiménez

Alberto (nombre ficticio) tiene 33 años y habla de su ludopatía con una naturalidad que desarma. Llegó hace un año a la Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Azajer) en Zaragoza, lleva desde entonces de abstinencia total y gracias a ello ha recuperado su vida. "Tengo ganas de hacer cosas, me propongo algo y lo acabo, he vuelto a entrenar, tengo vida social, y mi familia, uno de mis respaldos, vuelve a confiar en mí", cuenta. Acaba de empezar a estudiar Psicología con la idea de llegar un día a poder a ayudar a los que como él se han sumergido en una adicción que "arruina la paz y la armonía de cualquier hogar y que te aísla".

Recuerda su primera apuesta deportiva ‘online’ con 18 años en el partido inaugural de un Mundial de Fútbol. "Gané unos 500 euros con 20 y un bono de bienvenida y ya no tuve término medio, no fue algo progresivo, a partir de ese momento podía pasarme 20 horas seguidas enganchado". Comenzó Empresariales y Relaciones Laborales en la Universidad, intentó compatibilizar las clases con el trabajo en una discoteca y acabó acudiendo al campus "solo a hacer negocio". "El dinero no era lo importante, sino saciar mis ganas de jugar. Tenía que tener siempre una apuesta viva", explica sobre esa angustia que le llevaba a encadenar una tras otra.

"El dinero no era lo importante, sino saciar mis ganas de jugar. Tenía que tener siempre una apuesta viva"

La situación se volvió "insostenible" cuando a los 23 años regresó a su pueblo e invirtió un dinero para llevar varios bares con un amigo, ya que desde chaval conocía el negocio de la hostelería. Empezó también a "coquetear" con la cocaína. "Era la alegría en la calle pero el candil en mi casa", dice. "Me jugué las joyas de mi madre, mi familia sabía que tenía un problema, pero yo no lo reconocía y ellos siempre intentaban tapar mis agujeros", comenta. Tocó fondo cuando se gastó los 6.000 euros recogidos para la despedida de soltero de uno de sus mejores amigos y acabó confesándolo ante todos.

Necesitaba cambiar de aires y dejar su localidad natal en otra comunidad. Y fue así como recaló en Zaragoza. En cuanto cobró dos sueldos recayó y descubrió las casas de apuestas "donde pasaba más tiempo que en la mía". Su "perdición" fueron las tarjetas de crédito con las que conseguía efectivo en los salones. Una chica que confió en él le ayudó a administrar su dinero y pagar deudas. Pero, aún así, durante tres años siguió apostando pequeñas cantidades a escondidas sin ser capaz de dejar este círculo vicioso. Recaídas rodeadas de mentiras hasta que llamó a la puerta de Azajer y, aunque es "duro" el proceso, acaba de pasar "el año más feliz" de su nueva vida.

Los casos atendidos en Azajer aumentan un 14%

La Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Azajer) atendió el año pasado a 153 adictos, un 14,18% más que en 2021, cuando fueron 134. En total fueron 392 personas (frente a las 229 del año anterior) las que recibieron algún tipo de ayuda, tanto pacientes y familiares que se sometieron a tratamiento y acudieron a grupos de apoyo como los que solo solicitaron alguna clase de información.

El perfil del ludópata, explica la directora de Azajer, Miriam Gañán, sigue respondiendo mayoritariamente al de un hombre, el 88,95% de los casos, con edades comprendidas entre los 26 y 45 años. Los jóvenes de entre 19 y 25 años que acuden a Azajer representan el 15,94%. Las apuestas ‘online’ y los videojuegos siguen ganando terreno entre las prácticas adictivas y un 6% de los ludópatas combinan su adicción al juego con el alcohol y alguna sustancia tóxica.

"Tengo ganas de hacer cosas, me propongo algo y lo acabo, he vuelto a entrenar, tengo vida social y mi familia, uno de mis respaldos, vuelve a confiar en mí"

Gañán subraya que se reciben llamadas de padres preocupadas por el exceso de horas que sus hijos dedican a los videojuegos, pero "son muy pocos los que acaban siguiendo un tratamiento, ya que supone una abstinencia total".

Azajer, que lleva luchando contra la ludopatía desde 1989, reclama a Sanidad un convenio que reconozca a la asociación como un "recurso asistencial" más, lo que les garantizaría una "estabilidad económica" de la que actualmente carecen, ya que dependen de las distintas subvenciones que reciben. Aunque no se contempla en la Ley del Juego de Aragón, ve con buenos ojos el control del acceso a los salones con un sistema biométrico dactilar o facial.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión