Tercer Milenio

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salud

“Cuando me quitaron medio pulmón, me dije a mí misma: un cáncer menos”

El cáncer de pulmón aumenta entre las mujeres un 5% cada año y su mortalidad un 4%. Con estos datos, se prevé que en 3 años desbanque al de mama.

Isabel Sanz, paciente de cáncer de pulmón, en su despacho de la Universidad de Zaragoza.
Isabel Sanz, paciente de cáncer de pulmón, en su despacho de la Universidad de Zaragoza.
I.S.

El cáncer de pulmón está creciendo a pasos agigantados entre las mujeres. En estos momentos es el tercer cáncer en incidencia entre la población femenina y el segundo que produce más muertes detrás del de mama, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Además, el número de casos que se diagnostican crece un 5% cada año y desde 2002 hasta la actualidad ha aumentado un 100% según los expertos. “Esta situación nos preocupa desde hace décadas porque estamos viendo un incremento del tanto por ciento de mujeres afectadas muy claro”, dice Dolores Isla, jefa del servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico Lozano Blesa y presidenta de la Asociación de Cáncer de Pulmón de Mujeres (ICAPEM).

"En 2 o 3 años será el tumor que más muertes provoque en mujeres, desbancando al de mama"

La mortalidad también aumenta un 4% al año, “por lo que en 2 o 3 años será el tumor que más muertes provoque en mujeres, desbancando al de mama”, afirma Isla. “En hombres ya es el cáncer más mortal y se va a convertir también en el que más muertes cause entre las mujeres”, añade la oncóloga. El último año se detectaron en Aragón 906 nuevos casos de cáncer de pulmón según el Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). “Aproximadamente el 25% son de mujeres”, señala la jefa de Oncología Médica del Clínico.

El tabaquismo, la causa principal pero no la única

Las causas están en la incorporación de la mujer al tabaco en los años 60 y 70 y el mantenimiento de este consumo a lo largo de los años. “Ahora estamos viendo los efectos de ese consumo tardío entre la población femenina”, asevera Isla.

Pero no solo es eso. “Hay un porcentaje importante de mujeres no fumadoras que lo padecen”, matiza la oncóloga. El 30% de las mujeres que padecen este cáncer no son fumadoras frente al 15% de los hombres, es decir, hay el doble de mujeres no fumadoras que de hombres no fumadores que padecen este cáncer. 

Las causas pueden ser genéticas y ambientales, pero no se conoce bien por qué pasa esto”, constata Isla. “Se está estudiando el impacto que puede tener el gas radón -Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) este gas es la principal causa de cáncer de pulmón en no fumadores- en la producción de estos tumores y en el futuro tendremos conclusiones al respecto”, asegura la oncóloga. 

"No he fumado en mi vida"

Isabel Sanz forma parte de ese 30% de mujeres no fumadoras que padecen cáncer de pulmón. A esta profesora de económicas de la Universidad de Zaragoza de 54 años le diagnosticaron esta enfermedad hace 8 años de manera fortuita. “Fui al ginecólogo porque tenía un bulto en el pecho que resultó ser benigno y, aunque no había necesidad de operar, decidí quitármelo”, dice Sanz. “En la placa que me hicieron del preoperatorio detectaron una mancha en el pulmón y me derivaron a un cirujano torácico que me dijo que podía ser cáncer”, explica esta paciente. 

“Yo no podía creerlo porque no he fumado en la vida y me aconsejaron operar porque era el momento de pillarlo a tiempo si resultaba ser un tumor maligno”, recuerda esta profesora universitaria. “Cuando me estaba despertando de la anestesia, el cirujano me comunicó que, efectivamente era un adenocarcinoma, y que me habían tenido que extirpar medio pulmón, concretamente el lóbulo superior del pulmón izquierdo”, rememora Sanz. 

"Al despertarme de la anestesia me comunicaron que me habían tenido que extirpar medio pulmón"

“Tras la operación no me pusieron ningún tratamiento aunque iba a las revisiones que me marcaban. Sin embargo, dos años y medio después comencé a tener mareos y me dolía el cuello”, relata la paciente. “Al principio los médicos me decían que podían ser las cervicales así que decidí acudir por mi cuenta a una clínica privada para que me hicieran una resonancia porque ya me estaba afectando a la vista, apenas veía con el ojo derecho y perdí el gusto", lamenta. "Allí me vieron un tumor en la cabeza de 4 centímetros de diámetro, como una pelota de ping pong”, constata esta profesora de economía. 

"En una resonancia me vieron un tumor secundario en la cabeza del tamaño de una pelota de ping-pong"

Con esos resultados “me fui a urgencias y me operaron de la cabeza", recuerda. En un principio “me dijeron que tenía pinta de ser benigno, pero resultó ser un tumor secundario del pulmón que había hecho metástasis en la cabeza”, explica Sanz. Tras la operación “me dieron radioterapia localizada y, al estudiarlo, detectaron que era causado por una mutación genética que no es hereditaria sino adquirida”, afirma la paciente. 

“Ahora están investigando las causas porque pueden ser ambientales, por exposición al radón, pero por ahora no lo saben”, señala. Tras la radio “comencé una terapia con pastillas inhibidoras de 3ª generación que inhiben el gen que tengo mutado y con la que sigo en la actualidad”, dice Sanz, que sigue haciendo la misma vida que hacía antes del cáncer. “Sigo trabajando y viajando. A veces me mareo un poco pero no me impide hacer nada”, asegura. 

"Lo he pasado muy mal. Llevo muchas operaciones y tratamientos pero, al final, aquí estoy"

Tras estos 8 años de enfermedad hace un balance positivo porque “soy optimista por naturaleza. Voy andando por la calle o en el autobús, mirando por la ventanilla y me emociono. Lo he pasado muy mal. Llevo muchas operaciones y tratamientos pero, al final, aquí estoy”, constata la profesora universitaria. “Hay días que ni me acuerdo del cáncer. La gente me pregunta con cara de preocupación y pena por cómo me encuentro y yo tardo en entender la razón por la que lo hacen, porque, realmente, no me acuerdo”, insiste Sanz.

“Sigo con el tratamiento y los últimos análisis me han salido muy bien, por lo que continúo dando clases en la Universidad de Zaragoza y dentro de unos meses iré a un congreso internacional en Perú”, anuncia esta profesora. “Nunca jamás he pensado en la muerte porque es mi forma de ser. Cuando me quitaron medio pulmón, me dije a mí misma: un cáncer menos”, señala Sanz.

“Es un mal trago porque llevo 8 años luchando contra esto pero depende mucho de cómo te lo tomes”, asegura. “Podría haberlo vivido como un drama, porque lo es, pero no lo he hecho. Esa positividad me ha ayudado a salir adelante junto con todos los tratamientos. Es esencial para salir del cáncer”, afirma la paciente.

 “Quiero dar esperanzas a las mujeres que están en mi situación, un cáncer de pulmón no significa muerte porque con el tratamiento adecuado se puede luchar contra el y espero que, a largo plazo, signifique curación”, desea Sanz.

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