Sirio en Zaragoza: "Guerra y ahora terremoto. Tras años sufriendo bombas, los edificios no han resistido"

Rudi Ibrahim trabaja en el restaurante Syriana de Zaragoza y parte de su familia vive en Siria.

Rudi Ibrahim posa en el restaurante Syriana, en el centro de Zaragoza.
Rudi Ibrahim posa en el restaurante Syriana, en el centro de Zaragoza.
HA

Entre los escombros se esconden miles de historias. Algunas con final feliz y otras, por desgracia, con un final trágico. El terremoto de 7,6 grados ha dejado ya más de 9.000 fallecidos y decenas de ciudades de Turquía y Siria devastadas. Los países tardarán años en recuperarse. Y más todavía Siria, que acumula tragedia tras tragedia. La llegada de ayuda allí se hace más difícil que al territorio turco debido a la guerra que atraviesan desde hace más de 10 años. 

La mayoría de familiares de Rudi Ibrahim viven en el oeste de Siria, en Afrin, una de las zonas más devastadas por el terremoto. Hablar del desastre conmociona al joven de 30 años, que por el momento, no tiene noticias de sus padres ni de sus hermanos que viven en el país. "Normalmente hablo solo una vez cada dos meses con ellos porque la cobertura va y viene y es complicado ponerse en contacto. Poco antes del seísmo, había hablado con ellos. En cuanto me enteré, me intenté poner en contacto con ellos. No sé cómo están. No me responden al teléfono", lamenta Ibrahim, que asegura estar intentando hablar con ellos "a todas horas".

"Tengo doce hermanos. Algunos están en Alemania y otros en Turquía. Se que los que viven en la zona turca se encuentran bien porque les dio tiempo a salir de su casa. Estoy feliz por un lado, porque ellos están sanos y salvos, pero estoy preocupado por el resto de la familia...", indica. 

Con la esperanza de recibir pronto una llamada, el joven es consciente de que "la mayoría de casas han caído". "Llevamos muchos años en guerra y ahora llega esto. La estructura de los edificios ya estaba dañada por todas las bombas que han ido cayendo durante mucho tiempo. Ahora, no han resistido al seísmo", lamenta el joven, que trabaja en un restaurante de comida tradicional siria en Zaragoza, Syriana.

Ibrahim lleva sin ver a su familia 16 años. Con tan solo 14 años se fue de Siria y estuvo viviendo en Turquía, en Grecia y ahora lleva siete años en España. "Desde pequeño quería irme cuanto antes de mi país. Soy kurdo y no tenía derechos, al igual que mi familia. De hecho, hay quienes nacen y mueren sin tener identificación, lo que aquí sería DNI. Es decir, son personas que es como si nunca hubiesen existido", lamente el joven. 

El terremoto en el lado sirio

La ciudad turca de Adana se ha convertido en la puerta de entrada del apoyo humanitario que, sin embargo, no llegará a las víctimas en Siria. Los últimos datos oficiales indicaron que habían fallecido más de 7.200 personas, de los cuales 5.434 murieron en Turquía y el resto en el norte de Siria.

La comunidad internacional ha respondido al llamamiento turco, pero no parece que esa ayuda se vaya a extender a la vecina Siria donde la capacidad de respuesta es muy precaria. "Es una oportunidad única para restablecer el enfoque humanitario y despolitizarlo. Tiene que suceder muy rápido porque todos los días, cada hora que dejamos pasar esto, la gente está pagando el precio", declaró Fabrizio Carboni, director de Oriente Medio del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), quien llamó a mostrar el mismo grado de solidaridad a los dos lados de la frontera.

Urge "separar la labor humanitaria de las divergencias políticas y militares", insistió Carboni en un mensaje claro sobre la necesidad de aliviar el bloqueo que sufre el régimen sirio y que pagan sobre todo los civiles.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión