Una ilustradora zaragozana, a la conquista de Corea (y del espacio exterior)

El libro ‘Mañana salimos hacia Marte’, con dibujos de la artista aragonesa Candela Ferrández, acaba de ser editado en el mercado asiático.

La ilustradora aragonesa y dos de las páginas de su libro sobre Marte.
La ilustradora aragonesa y dos de las páginas de su libro sobre Marte.
Heraldo

Los dibujos se identifican. Los caracteres no. “Acaba de salir la edición de Corea y ha sido toda una sorpresa”, explica la ilustradora Candela Ferrández (Zaragoza, 1979) sobre un libro, ‘Mañana salimos hacia Marte’, que le está deparando no pocas alegrías. “Es un título que se publicó en Francia y que luego ha sido traducido al castellano y al catalán. Hace unos días, sin saber yo nada, recibí un ejemplar en coreano, que imagino que forma parte de los planes de expansión de la editorial”. 

Ferrández comenta que “el mercado asiático está muy abierto a publicar libros europeos” y reconoce que es la fuerza de las editoriales, con potentes distribuidoras, la que le ha abierto las puertas casi en las antípodas. En este caso es la editorial Larousse Jeunesse la que ha llevado el libro hasta Corea, donde ya antes se habían podido ver los libros de Ferrández, gracias a Penguin Random House. “Aquel se llamaba 'Dónde crece el dinero' y la autora era Laura Mascaró. Se trata de una especie de manual de educación financiera básica para niños, es decir, trucos para enseñarles a ahorrar. Ahora están preparando la versión de este otro título en Taiwán y tengo entendido que ha salido también para el mercado polaco”, comenta la artista.

Sobre el libro ‘marciano’, Ferrández detalla que es obra de la autora francesa Muriel Zurcher y que forma parte de una colección: “Llevamos dos números, uno dedicado al espacio y otro consagrado a la prehistoria. El que acaba de ver la luz en Corea trata sobre la carrera espacial y explica de manera divertida y desde el humor cómo se planea la colonización de Marte, que parece ser que hay mucho interés internacional en el tema”. Aunque se trata de libros infantiles, “yo aprendí muchísimo leyéndolo y fue muy divertido ilustrarlo. No suelo hacer naves espaciales y fue un reto investigar y documentarse”.

El libro consagrado al ahorro de los más pequeños, en versión coreana.
El libro consagrado al ahorro de los más pequeños, en versión coreana.
Heraldo

Ferrández es autora de una colección que en España ha tenido mucho predicamento, la titulada ‘Cole de locos’, y que de la mano de para B de Blok, especializada en contenidos para niños de 7 a 12 años, no ha hecho aún las Américas pero sí ha llegado hasta Lituania. “En España y Francia donde más he publicado. Aquí funcionó muy bien el álbum juvenil ‘Marta la rara’, con texto de Ana Bermejo, y la colección ‘Cole de locos’, que cuenta la historia de un grupo de amigos con personalidades distintas y diversidad cultural”. La mano de Ferrández se esconde también tras los dibujos de los libros de recetas de Agnes Besson y de otros libros de ‘preguntas y respuestas’ publicados en el país vecino. Su estilo es fácilmente identificable por un trazo dulce que “fue lo que de forma natural me dirigió hacia el libro infantil -cuenta-. Recuerdo que en el postgrado de Ilustración nos hablaron de aplicaciones publicitarias, editoriales, para estampado textil... Mi estilo de dibujo es en el libro infantil donde mejor encaja”.

En el apartado de referencias y referentes, Ferrández tiene un amplio listado de ilustradores en los que se inspira que van desde la línea clara de ‘clásicos’ como Tomi Ungerer, Sempé o Jean de Brunhoff, el autor del elefante Babar, e incluso Molina Gallent, que fue la ilustradora de ‘Celia’, de Ana Fortún. “También tendría que alabar el colorido de la sueca Emma Adbage y la línea del francés Sebastian Mourrain. Sin embargo, hay muchos otros nombres sin necesidad de salir de casa: me vienen a la cabeza Óscar Sanmartín, Jesús Cisneros, Coco Escribano, Elisa Arguilé...”.

Esta semana Ferrández está enfrascada haciendo bocetos y bocetos de otro encargo editorial que ha de entregar a finales de semana y explica que su proceso creativo “depende del proyecto, de las prisas, de las instrucciones del cliente, del tipo de colección...”. “Me gusta dibujar a mano y colorear con rotulador y lápiz. También la acuarela, pero si en el proceso va a haber cambios es más difícil. Hay algún retoque digital, pero soy muy analógica: las nuevas tecnologías las uso por supervivencia”, explica. En los últimos tiempos, la ilustradora también ha hecho sus pinitos con la cerámica y admite que “durante la carrera de Bellas Artes me interesaba mucho la escultura”. No obstante, ahora está muy volcada en su faceta de ilustradora, dado que “después de doce años de trabajo y gracias a los encargos que salen de Francia puedo vivir de la ilustración sin otro complemento laboral”. Su secreto: entregar siempre a tiempo, poner pocas pegas si las correcciones están justificadas y conquistar con una línea dulce, amable y casi naif.

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