Educación

Nuevas aulas y espacios abiertos para el ‘colegio amarillo’

La escuela Ricardo Mur de Casetas disfruta de clases que tuvieron que ser derrumbadas en el antiguo centro escolar, como la sala de informática o la biblioteca.

Algunos alumnos del colegio Ricardo Mur de Casetas imparten clase durante este lunes.
Algunos alumnos del colegio Ricardo Mur de Casetas imparten clase durante este lunes.
Toni Galán

Llama la atención, nada más entrar al centro escolar Ricardo Mur de Casetas, que las paredes están inundadas del color amarillo. Incluso las persianas, que dejan entrar una luz natural con un tono más dorado de lo habitual. Los alumnos, que lo llaman el ‘colegio amarillo’, disfrutan ahora de unos espacios novedosos y abiertos, que fomentan la colaboración entre las diferentes clases. Además, algunas de las clases que fueron derribadas en la antigua escuela por culpa de una sima que amenazaba la sostenibilidad del edificio, han sido recuperadas tras las obras, como la sala de informática o parte de la biblioteca.

Aunque el amarillo no es ninguna novedad, porque algunos de los centros que están ahora en construcción también reflejan este color, el colegio Ricardo Mur sí que estrena unos ventanales en todas las clases con el objetivo de crear espacios abiertos. Lo malo, que puede ser una distracción al principio, ya que los pequeños están tentados de mirar a cualquier sombra que pasa por ahí. Asimismo, las aulas están conectadas entre sí por puertas para fomentar la colaboración entre ellos.

"Los espacios son muchísimo más grandes. Por número de unidades tenemos las mismas, pero hay mejoras. Hay baños en las aulas, y espacios muy novedosos que permiten aplicar metodologías innovadoras", detallaba este lunes Montserrat Manrique, directora del colegio, acompañada del consejero de Educación, Felipe Faci. Lo cierto es que los 348 alumnos del centro todavía están acostumbrándose al cambio, pero se han mostrado "encantados" con el nuevo emplazamiento.

Pizarras digitales, aulas polivalentes y, en definitiva, muchas mejoras que hacen la experiencia más enriquecedora. "En el otro colegio nos moríamos de frío", expresaba una alumna de 1º de Primaria. "Los niños están felices. Están muy bien aquí. Para ellos ha sido una gran fiesta. Fue un deseo para Navidad porque nos trasladamos el 22 de diciembre y ha sido el mejor regalo", reiteraba la directora del Ricardo Mur, ahora situado en la calle Baleares. Este colegio es una reivindicación desde hace 7 años, cuando unas grietas afectaron al antiguo edificio.

El aulario de Infantil se organiza en la planta baja con una distribución en forma de L abierta al patio. En la parte posterior se sitúan las circulaciones, AMPA y asociación de alumnos y acceso directo al aparcamiento. El aulario de Primaria se organiza en las dos plantas superiores y reproduce el mismo modelo de organización que el del aulario de Infantil. En este sentido, las doce aulas se abren a los espacios exteriores, situándose en la parte posterior las aulas de música, plástica, informática y desdobles.

Solución a la inseguridad vial

La AMPA ya mostró su alegría por este nuevo centro escolar, en el que Educación ha invertido 5 millones de euros, y el "rápido" traslado de un colegio a otro. No obstante, desde hace meses vienen reclamando que se pacifique la vía frente al Ricardo Mur. No hay vallas de seguridad a la entrada y los vehículos circulan a una velocidad mayor de la permitida, según un estudio del colectivo Casetas Nature recogido por HERALDO recientemente. Fernando Rivarés, portavoz de Podemos del Ayuntamiento de Zaragoza, exigía ayer una solución "urgente" que acabe con la inseguridad vial en el entorno del colegio. Rivarés abogaba por reducir la vía a 20 kilómetros por hora -actualmente es de 30 km/h-; la instalación de pasos de peatones elevados u otros elementos físicos que contribuyan a rebajar la rapidez con la que se circula por esta vía.

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