prisiones 

Cómo funciona un economato en una cárcel

Instituciones Penitenciarias coloca una tienda en cada módulo y la llevan dos presos para la venta de los productos. 

zuera prision
La valla de la prisión de Zuera ha incluido una concertina con placas metálicas en la parte superior.
Heraldo de Aragón

El economato de las prisiones es un comercio que gestiona la Secretaría de Instituciones Penitenciarias. Se trata de pequeñas tiendas instaladas en cada uno de los módulos con los que cuentan los centros penitenciarios, para que los presos puedan acudir a lo largo del día para adquirir los productos que venden. 

Cada cárcel elige a dos internos para que se dediquen a gestionar la tienda de cada módulo (una prisión como la de Zuera tiene 14). En el economato se vende productos de alimentación (café, agua, helados, snacks, dulces, embutidos...) así como otros no comestibles (tabaco, gel, lejía, tampax, papel higiénico, bolígrafos...).

La tienda se abre a lo largo de todo el día y el horario suele coincidir después de las tres comidas del día (desayuno, comida y cena) para que los internos puedan adquirir lo que consideren. Los productos más demandados son el café y el tabaco, si bien el consumo de cigarrillos lleva un tiempo en descenso. 

Los internos utilizan una tarjeta de peculio, como una libreta de ahorro donde reciben el dinero que ingresan sus familiares. Pueden ingresar 100 euros cada semana y los días de ingresos son los jueves, una fecha utilizada habitualmente para ajustar los pagos de las deudas contraídas durante los días anteriores.

Si no tienen efectivo, los presos suelen utilizar productos comprados como los cigarrillos para abonar los préstamos que han recibido de sus compañeros para otras adquisiciones.

Los economatos pueden ser utilizados por los internos que están en las cárceles y también por los funcionarios que trabajan en las mismas para hacer las compras diarias. Instituciones Penitenciarias adquiere los productos de los economatos en una compra global y luego va repartiéndolos en todos los centros penitenciarios para que puedan venderlos a los presos, que son sus destinarios principales.         

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