"Vine a España para poder vivir, pero sin trabajo no tendré una oportunidad"

Nata Mohamed Ihia llegó a nuestro país hace un año tras sufrir un accidente de tráfico que la dejó en silla de ruedas.

Nata Mohamed Ihia llegó a España a finales de 2021 tras sufrir un accidente de tráfico.
Nata Mohamed Ihia llegó a España a finales de 2021 tras sufrir un accidente de tráfico.
Toni Galán

Nata Mohamed Ihia nació en un campo de refugiados saharauis en Argelia y de niña pasaba sus vacaciones en Cataluña con el programa ‘Veranos en paz’. A finales de 2018 sufrió un accidente de tráfico que la dejó en una silla de ruedas "sin movimiento de cintura para abajo" y a finales de 2021 viajó hasta Bilbao con su hermano para recibir atención médica. Dejó allí a su hijo de nueve años. Hoy tiene reconocido el estatuto de apátrida, la mayoría de concesiones de apátrida en España son para población saharaui, lo que le permite contar con un permiso de residencia y trabajo para cinco años que tendrá que renovar cuando pase este tiempo.

Esta joven de 28 años pone rostro en Aragón a la campaña ‘Tents of hope (Tiendas de esperanza)’ de la oenegé Accem que, coincidiendo con la celebración del Día del Migrante, quiere poner en valor el talento y capacidades de las personas refugiadas así como los beneficios que su incorporación al mercado laboral aportan a la sociedad y a la economía. Y es que solo el 22% de las personas refugiadas que han iniciado algún proceso de orientación laboral en Aragón acaban consiguiendo un empleo, que en la mayoría de los casos se trata de trabajos temporales y de escasa cualificación.

Mohamed estudió hasta segundo de Secundaria, pero dejó el colegio "porque tenía que ayudar a mi madre y a mi familia", cuenta. Ahora está perfeccionando su español en Accem y acude dos días a clase a la Escuela Oficial de Idiomas. Está ilusionada con el curso que va a comenzar para conseguir un certificado de profesionalidad de operaciones auxiliares de servicios administrativos y generales.

"Vine a España para poder vivir, pero sin trabajo no tendré una oportunidad -dice-. Quiero también que la gente valore a las personas con discapacidad como yo, que vean que también tenemos unos talentos que pueden aportar mucho a la sociedad".

Sueña con un día poder traer a su hijo de 9 años con ella a España. Mohamed y su hermano viven en un piso de acogida de Accem dentro del programa de protección internacional dependiente del Ministerio de Inclusión. Lleva diez meses en este plan y puede permanecer en él un máximo de 18. Por eso, su preocupación, como la de muchas de las personas que están en estos itinerarios de inserción laboral, es encontrar un empleo y alquilar un piso para no depender de las ayudas gubernamentales del programa de protección internacional.

Hombres de entre 18 y 29 años

En los últimos ocho años, Accem ha atendido en Aragón a 2.515 personas refugiadas, de los que 59% son hombres y 41% mujeres. Con el estallido de la guerra de Ucrania, las personas que han huido del conflicto se han convertido en la nacionalidad mayoritaria, seguida de Venezuela, Mali, Colombia, Marruecos y Senegal. En cuanto a la edad, un 43% tienen entre 18 y 29 años y un 55% entre 30 y 54 años. La presencia de mayores de 65 años y menores es testimonial.

La responsable en Aragón de Accem, Julia Ortega, llama también la atención sobre el nivel de estudios: un 37% contaba con el primer ciclo de secundaria, un 29% lo había concluido y un 34% tenía estudios superiores. En Zaragoza, en los últimos dos años, Accem ha atendido a 187 personas a través de su programa Ariadna para la inserción sociolaboral.

"El crecimiento de la población española y aragonesa está posibilitado por el concurso de la inmigración", defiende, al mismo tiempo que subraya el papel que este colectivo juega en labores vinculadas a la conciliación familiar y la atención a personas mayores. En 2021 había en Aragón, 162.349 personas de origen extranjero, lo que supone un 12,2% de la población de la Comunidad, mientras que en 2020 eran 162.048 personas.

Hasta 300 refugiados ucranianos en el Seminario de Tarazona

Cuando se van a cumplir diez meses del inicio de la guerra de Ucrania, la Diócesis de Tarazona ha mostrado su satisfacción con el resultado del Proyecto Ucrania que ha estado funcionando durante nueve meses y, gracias al cual han sido acogidos 300 refugiados en las instalaciones del Seminario Diocesano. Las familias desplazadas que todavía residen en él dejarán este lugar a finales de diciembre para ir a vivir a pisos de la localidad turiasonense. Los voluntarios seguirán prestándoles toda la ayuda que necesiten.

Según los voluntarios impulsores de la iniciativa, de los exiliados que han ido pasando por el Seminario, 60 residen en la comarca y, de ellos, 54 en Tarazona en pisos de alquiler, algunos propiedad de la Diócesis. Son 19 familias instaladas en la ciudad, con un trabajo y que viven por sus propios medios. A su vez, hay 35 niños escolarizados en los centros educativos.

Asimismo, la Diócesis de Tarazona sigue abierta a acoger nuevos proyectos en sus instalaciones y agradece la labor de todos los implicados: voluntarios, Accem, Ayuntamiento, DPZ y toda la sociedad turiasonense. 

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