Solo quedan unos días para que se celebre el sorteo de Lotería de Navidad. Como cada año, los ciudadanos esperan esta cita con ilusión y, aunque la probabilidad de lograr alguno de los premios es muy pequeña, con la esperanza de que este año, sí, haya suerte.

El sorteo de la Lotería de Navidad, que tiene lugar cada 22 de diciembre, es una arraigada tradición en España. El primero se celebró en 1812. Tres años después, en 1815, tocó el 'Gordo' por primera vez en Aragón, concretamente, en Zaragoza. Desde entonces, el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad ha tocado en catorce años distintos -el último en 2018-.

En esta ocasión queremos viajar al año 1929, cuando la Administración número 2, situada en la calle Alfonso I, vendió el número 53453. En total fueron unos 19 millones de pesetas. Un auténtico bombazo para la ciudad, en la que no caía un premio así desde 1893. "El billete premiado estuvo muy repartido, por lo que participaron de la suerte numerosísimas personas, en su mayoría de condición humilde", tal y como publicó HERALDO el 23 de diciembre de 1929.

Pero la suerte no se quedó solo en la capital, gracias a Manuel López, un recadero que a principios del siglo XX realizaba el servicio entre Zaragoza y Ariza, y al que todo el mundo conocía como 'El Morretes'. Él solo fue responsable de que cayera sobre la capital aragonesa y parte de la provincia una lluvia de millones, ya que ese año había distribuido un buen montón de participaciones del 53453 por diferentes pueblos de la ribera del Jalón (Morata, Sabiñán, Paracuellos…). Le tocó hasta a una hermana del ex matador de toros ‘Gitanillo de Ricla’, que jugaba dos pesetas.

Tal y como publicamos el 22 de diciembre en las páginas de HERALDO, “la noticia de que al 53453 había sido premiado llegó a Zaragoza poco antes de las doce y media de la mañana. Inmediatamente fue escrito el número en la pizarra colocada en la fachada de la Administración de este periódico, siendo acogida la aparición del ‘gordo’ con grandes aplausos por el público allí estacionado desde las primeras horas de la mañana”.

Contemplando los números que hasta entonces había escritos en la pizarra del HERALDO se hallaban operarios de la fábrica de muebles Loscertales, llamados Salomón García, Isidoro Sierra y Octavio Forniés. La alegría de estos muchachos fue grande al observar que, en efecto, ellos resultaban favorecidos con una importante participación”.

Por su parte, a ‘El Morretes’, que “tiene ya categoría”, le esperaban en la estación, “como a un personaje de relieve, periodistas, fotógrafos y curiosos. Llega nuestro hombre tranquilo, con una cesta al brazo y unos capones. Son unos encargos que le han hecho a última hora. A pesar de todo no le preocupa la lotería.

No le dejan andar, entre preguntas, abrazos y enhorabuenas. Tenemos que huir con él en un taxi junto a dos acompañantes fíeles que no le abandonan. En la casa de la plaza de Salamero nuevos abrazos y algazara”. Allí compartió sus impresiones y allí quedó, “entre familiares y amigos, este hombre afortunado, que ha tenido la dicha de repartir ese río de oro de los siete millones y medio de pesetas en nuestra ciudad y entre las estaciones del Campo del Sepulcro y la de Ariza, en su ir y venir cotidiano”.

El HERALDO del 24 de diciembre recogió páginas completas rebosantes de emoción y fotos. Allí estaban Sebastián Maestro (alguacil de Calatorao), Pompilio Gregorio, comerciante de Morata, Daniel Ramón, propietario de Épila y hasta Antonio Ostáriz, de La Almunia, “el hombre a quien siempre le toca la lotería”.