De 14 a 20°C: ¿Qué temperatura hace en las tiendas, en el tranvía o en la biblioteca?

En algunos lugares la temperatura ronda los 20 grados, mientras que en otros se queda en 15.

Temperatura en el interior de una tienda de ropa, en la biblioteca, en la calle y en el tranvía.
Temperatura en el interior de una tienda de ropa, en la biblioteca, en la calle y en el tranvía.
H. A.

El frío se ha hecho esperar. Y mucho. Hasta bien entrado noviembre, muchos vecinos de Zaragoza no sacaron la ropa de invierno del fondo del baúl. Ahora, las temperaturas ya se aproximan a las habituales para la época -de hecho hay quienes ya no salen sin gorro, bufanda o sin térmica-, aunque hay más de uno que sigue diciendo que son "más altas de lo habitual para estas fechas". Este año, la calefacción es un quebradero de cabeza para empresarios y particulares, que prevén que la factura se dispare debido al precio de la luz y el gas.

Bajar el termostato a 19 grados fue la indicación del Gobierno central para reducir el consumo de energía en los edificios no residenciales, a excepción de colegios, hospitales y medio de transporte como trenes o aviones. Además, instó a la población a hacer un esfuerzo y seguir las mismas consignas. Por el momento, las heladas no han llegado por la noche y hay quienes no han encendido la calefacción en sus casas. Sin embargo, en las instalaciones comerciales, las bibliotecas y otros lugares de concurrencia, ya llevan más de quince días enchufando interrumpidamente los calefactores.

En el comercio

Entrar en algunos comercios de ropa desde la calle supone recibir un bofetón cálido ya que las bombas de calor suelen situarse a la entrada. En ese punto, el termómetro marca más de 18 grados. En el interior, resulta complicado mantener una temperatura alrededor de los 19 grados ya que la puerta está más abierta que cerrada. De hecho, en las tiendas de Independencia, la media es de 14 grados, cuando en la calle hace poco más de 10 grados.

Con esa temperatura, los más frioleros prefieren no desprenderse del abrigo y los que son calurosos todo lo contrario, cargan con el gorro y la bufanda mientras sostienen unas cuantas perchas en la otra mano. "La verdad es que no se está mal. Lo malo de ir de tiendas fuera de un centro comercial es que tienes que estar quitándote y poniéndote el abrigo todo el rato, pero a mí personalmente me gusta más salir a la calle entre compra y compra", reconoce Rebeca Torres, tras comprar en Mango de Independencia. 

"La verdad es que el otro día estuve en Puerto Venecia con mis dos hijos y mi marido y no nos quitamos el abrigo en ningún momento. Otro años, en pleno invierno, lo dejamos en el coche para que no nos moleste porque suele hacer mucho calor", asegura Teresa García, tras hacer alguna compra en El Corte Inglés.

En el transporte público

En el transporte público, tanto en autobús como en el tranvía, la temperatura ronda entre los 14 y los 16 grados. Todo depende de si estás cerca de la puerta o más alejado. "Si hay mucha gente es verdad que hace hasta calor y hay que quitarse toda la ropa de abrigo, pero si la afluencia es normal, se está bien. De hecho es mejor que haga un poco de frío para no estar quitándose y poniéndose las prendas", apunta Martina Segovia. 

En los centros de estudio

Según los estudiantes, en la Universidad hay días en los que "se está muy bien" y otros en los que los alumnos no se quitan el abrigo. Este miércoles, en la biblioteca de la Facultad de Economía, el mercurio marcaba 20.3 grados. "Depende de la clase y del día. Hay veces que no salta la calefacción porque no llega a la temperatura marcada y entonces hace frío, pero otros días como hoy -por este miércoles- se está muy bien. En la biblioteca, generalmente, se está bien", cuentan Paula Gimeno y Carlos Josa. 

"Yo en clase estoy muchos días con el abrigo porque si no me lo pongo paso mucho frío. También es verdad que soy muy friolera", reconoce Luna García. 

En los bares

La cafetera y la cocina desprenden calor, por lo que es "agradable" estar en bares y cafeterías, según Martín Gutiérrez y Amor Aragón, dos habituales en el café de la mañana y el de la tarde en el centro de la ciudad. "No tenemos queja alguna. Es verdad que cuando la puerta se queda abierta mucho rato se nota, pero vaya, nada más lejos de lo habitual", reconocen. 

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