ELECCIONES EN BRASIL

Brasileños en Aragón: "Ahora, la prioridad de la gente es tener un trabajo para comer"

Ney Pereira, Yône Anunciaçao y Ramiceza de Oliveira analizan la ajustada victoria de Lula. "El país queda dividido y, a nivel social, genera unas tensiones que lo harán difícilmente gobernable", dice Ernesto M. Pascual.

Ney Pereira, en el parqué del pabellón municipal de deportes de Figueruelas, en una imagen de archivo.
Ney Pereira, en el pabellón municipal de deportes de Figueruelas, en una imagen de archivo.
Laura Uranga

Reside en Aragón desde hace 25 años y aunque sigue teniendo familia en Brasil, Yône Anunciaçao -de Salvador de Bahía- no va a visitarla desde hace 18 años por la "inseguridad" que reina en su país de origen. "Mis allegados me cuentan que vivir ahí es como hacerlo en el infierno. A partir de las 19.00, según donde estés, no se puede salir de casa", apunta.

Quien sí ha viajado recientemente es Ney Pereira, ex jugador profesional de fútbol sala y coordinador de Deportes en Figueruelas. Llevaba 24 años sin ir (vino a España en 1986) y el pasado julio se trasladó a Río de Janeiro, su ciudad natal. Para él, fue un 'shock' ver una nación que se ha quedado "estancada". "No ha evolucionado. Pensaba que había habido mejoras y no ha sido así. Las playas y el carnaval siguen siendo bonitos, pero las estructuras no han evolucionado como deberían. Unas calles están bien y otras mal, hay postes de luz con un montón de cables colgando, mucho vendedor ambulante, sigue habiendo delincuencia, las nóminas son muy bajas en relación con el nivel de vida... Tendría que estar todo mucho mejor para la riqueza de Brasil: tiene petróleo, agua, un clima buenísimo... Algo pasa (en alusión a la gestión de los políticos)", afirma.

Aunque Ney Pereira tiene derecho a votar en las elecciones, nunca lo ha hecho (incluida esta última cita electoral, donde Luiz Inácio Lula da Silva ha ganado este domingo los comicios presidenciales por un estrechísimo margen de 2,1 millones de votos sobre el gobernante Jair Bolsonaro). No obstante, desde que ha visto cómo esta la nación ha cambiado de opinión y va a empezar a votar para que Brasil mejore. "Un voto más ayuda. Ahora, la prioridad de la gente es tener un trabajo para comer; hay muchos pobres", sostiene.

Tampoco Yône Anunciaçao vota en su país (para hacerlo, tendría que haber renovado la documentación) y coincide en que los brasileños cada vez son más pobres. "A Lula le pediría que diera facilidades a los empresarios para que pudieran generar empleo. Aunque no espero nada de él; el país empeorará en el tema de la delincuencia", asegura esta profesional de la hostelería, para quien el resultado electoral le ha sorprendido "para mal". "Me hubiera gustado que ganara Bolsonaro; es más patriota. Brasil necesita un presidente que tenga mano dura contra la delincuencia. Lula no la tiene y en las cárceles están celebrando su victoria", dice.

Por su parte, Ramiceza de Oliveira -de São Paulo y afincado en Zaragoza desde hace 4 años- pensaba que vencería el ultraderechista Bolsonaro, su candidato favorito. "He visto más personas de derechas que de izquierdas en Brasil. Sus ideas de gobierno corresponden más con las cosas que pienso. El plan del ejecutivo de la izquierda tiene puntos buenos, pero muchos otros que van contra las ideas cristianas y la familia", resalta este joven, que espera que Lula gobierne lo mejor que pueda. "Aunque no veo que vaya a ser un buen gobierno; no solo por sus ideas sino por la división del país. Los políticos están como en una guerra ideológica en lugar de estar todos juntos para unir y buscar una mejora para el país", añade.

"Los políticos brasileños están como en una guerra ideológica en lugar de estar todos juntos para unir y buscar una mejora para el país"
El joven brasileño Ramiceza de Oliveira, este lunes en Zaragoza.
El joven brasileño Ramiceza de Oliveira, este lunes en Zaragoza.
R. O.

El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores se alzó con la victoria tras obtener el 50,9% de los votos, mientras que Bolsonaro obtuvo el 49,1% al término de un recuento de infarto, en el que ambos aspirantes estuvieron muy igualados. Mientras, en España se habilitaron dos colegios electorales -en Madrid y Barcelona-, y en ambos casos ganó Lula. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en nuestro país hay 90.535 brasileños empadronados a enero de 2022 (1.815 en Aragón), de los cuales 31.000 estaban llamados a votar.

Para Ney Pereira, una victoria tan apretada es "un incentivo" para que el presidente electo trabaje para todos los brasileños. "Lo bueno es que gane de forma ajustada para que sepa que no tiene el poder de todo el país. A Lula le pediría que acabara con la violencia y que cuide a los jóvenes para que se queden y desarrollen Brasil. Los que son buenos no ganan el dinero que les corresponde por su nivel y a la primera de cambio se van. Si conservan las cabezas pensantes, la nación funciona", subraya.

Los populismos de derechas, agotados "en una sola legislatura"

En cambio, el politólogo zaragozano Ernesto M. Pascual observa que la apreciación "más grave" de estas elecciones es que el país queda totalmente dividido. "Y esto a nivel social genera unas tensiones que harán difícilmente gobernable el país, salvo que Lula tenga la suerte y la perspicacia para generar la suficiente riqueza, esta pueda ser redistribuida y los partidarios de Bolsonaro cambien su visión", explica.

Asimismo, este doctor en relaciones internacionales (imparte clases en varias universidades como la UAB, la Universidad Oberta de Cataluña y la UNED) y licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza considera como noticia positiva de estas elecciones el ver "una tendencia general" a que los populismos de derecha acaban agotando su proyecto "en una sola legislatura". "Le ha pasado a Trump, a Bolsonaro y parece que es una tendencia general. Una vez que gobiernan, la población se da cuenta de que no hay un proyecto político real", sostiene. Asimismo, habla de que Brasil es la quinta gran potencia latinoamericana (junto con Chile, México, Colombia y Argentina) que da un giro hacia políticas "de izquierda o socialdemócratas".

Un partidario de Lula da Silva sostiene un ataúd de cartón con una foto de Bolsonaro, el domingo en Sau Paulo.
Un partidario de Lula da Silva sostiene un ataúd de cartón con una foto de Bolsonaro, el domingo en São Paulo.
A. Lucas/Dpa

Pascual también advierte de un problema para todas las democracias y es el hecho de que haya actores políticos que no consideren al otro su igual sino "su enemigo". "La descalificación personal de los adversarios se ha dado en Brasil (frente a una descalificación política en cuanto a la incoherencia en el planteamiento programático). Eso hace que la sociedad se polarice y vea al otro como enemigo. Y esto va en contra de la democracia", apunta este analista político, que también alude al incremento de los bulos a través de las redes sociales. "Por ejemplo, los hijos de Bolsonaro formaron un grupo mediático -que se conoce como 'el gabinete del odio'- que estaba especializado en distribuir noticias falsas por Whatsapp", recuerda.

En cuanto al resultado electoral en sí, a él no le ha sorprendido y habla de un fenómeno relevante en Estado Unidos y en Latinoamérica y que aquí no acabamos de entender: la progresión de la Iglesia evangélica. "Bolsonaro tiene fuertes soportes en esta iglesia -que es muy conservadora- y Lula previendo que los resultados iban a ser bastantes ajustados modificó parte de su discurso para atraer a ese votante, sugiriendo incluso una modificación de su posición acerca del aborto, etcétera", explica.

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