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Un matrimonio, condenado a dos años por hacer ruido y amargarle la vida a un vecino en un edificio de Valdespartera

El Juzgado de lo Penal 1 de Zaragoza suspende la sentencia si los acusados cumplen algunas condiciones.

El accidente sucedió en la Calle de la Diligencia.
La denuncia se realizó desde 2019 en una vivienda de la calle de la Diligencia, en el barrio de Valdespartera.
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La convivencia nunca ha sido fácil. Pero a veces alcanza extremos que no encuentran más solución que la que le garanticen los tribunales. El Juzgado de lo Penal 1 de Zaragoza ha condenado a un matrimonio que reside en la calle La Diligencia, en el barrio de Valdespartera, a una pena de dos años de prisión por los delitos de coacciones y lesiones causados por los ruidos que, de manera sistemática, de día y noche ocasionaban y perjudicaban a un vecino que reside en el mismo edificio, justo en el piso de encima de los acusados.

Desde abrirl de 2019, el denunciante había avisado a la Policía Local unas 15 veces porque sus vecinos se dedicaban a golpear las tuberías, ponían la música a un elevado volumen, hacían labores de bricolaje muy ruidosas con herramientas eléctricas (llegó a cortar baldosas y maderas con una radial en la vía pública frente al edificio a las diez de la noche) y los gritos proferidos por la mujer y su hijo no cesaban.

Los agentes de la Policía Local se trasladaron al inmueble en varias ocasiones, por la noche y en diferentes fechas, incluso durante la pandemia (en abril de 2020). Estos episodios se producían con bastante frecuencia. Antes de recurrir a los tribunales, el vecino denunciante, que ejerció la acusación particular con la abogada María Luisa García Peñafiel, había recurrido al Servicio de Mediación Vecinal y a la Comunidad de Propietarios, pero los resultados fueron infructuosos.

Entre los hechos probados, la sentencia incluye que otro vecino del inmueble del portal colindante también estaba afectado por los ruidos hasta el punto de que se instaló en el sofá del salón para dormir o tuvo que modificar los horarios de descanso porque no podía acostarse hasta las 2.00 de la madrugada, momento en que decaía la actividad de los condenados.

El denunciante, al ver que no podía superar la situación, acabó marchándose de su casa algunas temporadas a otro domicilio. Estas circunstancias le acabaron provocando una situación de ansiedad e insomnio que derivaron en un tratamiento médico más allá de una primera asistencia facultativa. Sus problemas de salud tardaron un mes en remitir y le quedó como secuela un trastorno de carácter neurótico, valorado con tres puntos.

Pacto entre las partes 

La sentencia reconoce que en el juicio celebrado recientemente se alcanzó la conformidad de las partes: los acusados admitieron los hechos y aceptaron la condena, que incluye una indemnización al afectado de 3.448 euros. El fallo impone a los condenados que no mantengan comunicación con él por cualquier medio, ya sea informático, telemático, escrito, verbal o visual.

El Juzgado de lo Penal 1 ha aceptado la suspensión de la pena de prisión solicitada por la defensa condicionándolo a que, entre otras cosas, los condenados se sometan a un programa de mediación organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza, quien remitirá informes periódicos al Juzgado sobre su evolución.

Entre las obligaciones, los vecinos condenados también tienen que sacar de su domicilio un loro, que hace mucho ruido, en el plazo de un mes. Además, les ponen la condición de que en los dos años de la pena no vuelvan a delinquir, paguen la indemnización impuesta y si se cambian de domicilio tienen que comunicárselo al titular del Juzgado Penal 1 de Zaragoza. En el caso de que incumplieran algunas de estas obligaciones podría revocar la suspensión de la pena impuesta.

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