Un cáncer se lleva al periodista aragonés Sergio Tremosa a los 26 años de edad

El joven afrontó con entereza su enfermedad, diagnosticada hace siete años, y su ejemplar actitud ha sido objeto de admiración entre compañeros de trabajo, profesores, amigos y vecinos.

Tremosa, en su foto de la orla de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, donde se licenció en 2018.
Tremosa, en su foto de la orla de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, donde se licenció en 2018.
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El periodismo aragonés está de luto desde este viernes 15 de julio por el fallecimiento del periodista barbastrense Sergio Tremosa. El joven murió a los 26 años de edad, tras no poder superar el enésimo episodio provocado por un agresivo sarcoma, que ya le causó la amputación tibial de la pierna derecha hace siete años. El funeral se celebró este sábado en una abarrotada catedral de Barbastro.

Tremosa se licenció en la Universidad de Navarra y trabajó en diversos medios, como Cope Alto Aragón, 'Diario de Navarra' (sección de deportes) o la redacción madrileña de Servimedia, donde trabajó en el último años, incidiendo especialmente en informaciones relativas al combate contra la covid-19. Debido a la citada amputación, Tremosa tenía concedida una discapacidad física del 54%, pero ese hándicap no le impidió licenciarse en Navarra y tampoco fue óbice para que completase su formación en otras disciplinas, incluido un grado en Geografía e Historia por la UNED.

Hoz de Barbastro, su pueblo

Tremosa murió en Hoz de Barbastro, su pueblo, en el que siguen residiendo sus padres. El ayuntamiento de Hoz y Costean celebrará el próximo martes un pleno extraordinario para decidir la suspensión de las fiestas patronales, en respeto al luto de la familia; el joven nunca perdió el contacto con Hoz y sus amigos del pueblo, y siempre se mostró muy entusiasta a la hora de organizar actividades allá. El alcalde, Juanjo Milaruelo, lamentó profundamente la pérdida de Sergio, miembro además de una familia muy querida en la zona.

Quienes le trataron, tanto en el plano clínico como el académico o el laboral, hablan de una persona vitalista y motivadora, con una gran presencia de ánimo, serenidad y ganas de echar la pelea contra las adversidades que le habían tocado en suerte. Desde Servimedia decían este sábado que había sido un orgullo tenerle en sus filas, además de recalcar que les había dado a todos una lección de vida.

Dolor desde Pamplona

Por su parte, la Universidad de Navarra se pronunció a través de las redes sociales para recordar a este egresado de la promoción de 2018. “Como recuerdan hoy por la Facultad, era un tipo peleón y divertido, que cuando había que currar era de los que daba un paso al frente".

El redactor jefe de Deportes del 'Diario de Navarra', Luis Guinea, también quiso dedicarle unas sentidas palabras al que fue su redactor. “Semanas antes de irse, a Sergio le hicieron dos entrevistas. Habló de su enfermedad, de cómo afrontaba la muerte, de lo natural que es vivir, y morir. Quienes las escucharon se quedaron removidos, se dieron cuenta de que habían recibido un regalo, el de haber conocido a alguien que, sin pretenderlo, les había hecho preguntarse sobre las grandes preguntas de la vida, las que de verdad importan, y les había ayudado a recalibrar la brújula de su existencia. Y eso no pasa todos los días”.

Su asesor académico en la universidad, el profesor Manuel Martín Algarra, comentaba este domingo que Sergio fue “un buen alumno; descubrió su sarcoma en segundo de carrera, tras complicarse la recuperación de una lesión de fútbol. Los médicos le dijeron desde el principio que era muy grave; vino a contármelo y la verdad es que en cuanto se hizo cargo de todo lo que podía suponer, de la quimioterapia que venía y el durísimo proceso que afrontaba, armó rápidamente su composición de lugar y empezó a darnos lecciones de vida a todos; he aprendido mucho con él. Decidió seguir adelante con la carrera, poco a poco, con una serenidad impresionante, tratando de vivir con toda la normalidad posible”.

Tremosa se prestó para numerosos ensayos clínicos y tratamientos alternativos en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, además de pasar por una veintena de operaciones. Martín Algarra puntualiza que Sergio estaba “muy agradecido a los oncólogos del Servet por su trato y profesionalidad; se prestó a escribir textos sobre cómo encarar el cáncer y las dificultades que tienen las personas con minusvalías físicas, para ayudar a quienes lo pudieran necesitar. Y seguía viniendo a Pamplona, a las clases y exámenes que podía. Era un chaval callado y sobrio, que se convirtió en un hombre recio, muy fuerte física y mentalmente, con unos padres excepcionales; esa familia te refuerza la confianza en la bondad humana. Conocerlos fue una gran suerte”.

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