Mikhail cumple un mes: "Cada día sueño con ver a mi hijo en brazos de su padre"

El primer bebé refugiado ucraniano que nació en el Miguel Servet de Zaragoza, ya tiene un mes. Su madre, Valeria, conserva la esperanza de regresar, aunque teme que será a largo plazo.

Valeria con su hijo Mikhail esta semana en un parque zaragozano
Valeria con su hijo Mikhail esta semana en un parque zaragozano
Francisco Jiménez

Mikhail cumplió un mes el pasado domingo. Valeria Syrotova, que escapó de Ucrania embarazada de 34 semanas y cruzó a Rumanía con un gotero pegado a su cuerpo tras andar 12 kilómetros, le hizo una sesión de fotos en el piso en el que ahora vive en Zaragoza para enviárselas a su padre, militar de profesión. Hablan todos los días, "por la mañana y por la noche, siempre que la conexión no falle", y asegura que el bebé ya reconoce su voz. "Cada día sueño con ver a mi hijo en brazos de su padre, que lo pueda acariciar, y con que me digan que podemos volver a nuestro hogar", explica en ruso.

Su cuñada, Iryna Syrotova, traduce y añade que sobrellevan la situación "con el corazón en un puño". Sobre todo cuando ven los vídeos de bombardeos nocturnos sobre Odesa y Mykolaiv que graban familiares y amigos que continúan viviendo en la ocupada Jersón. De lo que duda Iryna es de poder regresar a una casa que se teme ha sido "destruida y saqueada". "No dejan salir ni entrar a nadie. Esta madrugada (la del pasado miércoles) estaban intentando salir un centenar de coches y ha habido disparos. Mi amiga lo iba a intentar con su hijo de año y medio y no sé nada de ella en todo el día", contaba preocupada. "Falta comida y medicamentos, han cerrado las tiendas locales y ahora vienen camiones con productos de Crimea que obligan a comprar en rublos. Hay una gran tensión y desaparece gente de la vida política", describe sobre la situación.

"Cuando cojo a mi hijo me tranquiliza, por unos minutos parece que no hay guerra ni nada, es como si estuviera en una burbuja y el tiempo se parara"

La sonrisa vuelve a iluminar el rostro de Valeria cuando le hace una carantoña a Mikhail. En la última revisión con el pediatra le han dicho que ha ganado 800 gramos y "se le han rellenado los mofletes", presume su tía Iryna.

Desde el 24 de abril reside en un piso de alquiler por unos 500 euros que salen de la economía familiar de Iryna. "Y gracias a una amiga que nos puso en contacto con la propietaria, porque en condiciones normales nos pedían varios meses de fianza", apunta Iryna. Valeria vive con su madre , que sabe portugués y entiende bastante español, y su abuela de 82 años, además del perro que se trajeron de Ucrania. Las tres pasaron una auténtica odisea junto a la madre de Iryna para llegar a Zaragoza en marzo.

En esta búsqueda de vivienda, que de momento tienen asegurada hasta noviembre, y recursos para cubrir las necesidades básicas, Iryna agradece los apoyos que reciben, pero lamenta que se ha sentido "un poco abandonada" por las administraciones.

Para estar juntas y vivir independientes han tenido que dejar el programa de acogida gestionado por Cruz Roja. "Cuentan con nuestro apoyo, pero el desembolso económico es importante. Nunca hasta ahora había pedido nada para mí, y eso que los primeros tres años que pasamos con mi marido en España fueron muy difíciles, y ahora lo hago por ellas", reconoce Iryna. Echa de menos que se articule algún tipo de apoyo específico para familiares y amigos que han acogido a desplazados. Valeria tira de ahorros, del sueldo que recibe de su marido, (no le llega ni para el alquiler) y de una paga de 25 euros al mes del Gobierno ucraniano.

Valeria disfrutó del triunfo de Ucrania en Eurovisión y espera que se atienda el mensaje de auxilio lanzado por el cabecilla de la Kalush Orchestra. Mikhail es su mejor refugio. "Cuando lo cojo me tranquiliza, por unos minutos parece que no hay guerra ni nada, es como si estuviera en una burbuja y el tiempo se parara".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión