El 75% de las nuevas familias que atiende el Refugio necesitan ayuda por la subida de los precios

Las entidades sociales alertan del repunte de hogares con un trabajo y un sueldo estable que no llegan a fin de mes.

Los voluntarios de Civitas preparan los lotes de comida.
Los voluntarios de Civitas preparan los lotes de comida.
Toni Galán

Una pareja con uno o dos hijos en cuyo hogar entra un sueldo fijo cada mes que ronda los 1.000 euros, principalmente del sector de la hostelería, con una hipoteca o un alquiler medios y que no llega a fin de mes. Este es el perfil del 75% de las nuevas familias que en los dos últimos meses se han incorporado al programa de entrega de alimentos de la Hermandad del Refugio de Zaragoza y que ha hecho saltar las alarmas. La inflación y el encarecimiento de los suministros y la cesta de la compra ha hecho aflorar la figura del ‘trabajador pobre’, que se enfrenta a ese momento en el que tiene que elegir entre pagar las facturas y llenar la nevera.

Durante el pasado marzo, la entidad social atendió a 47 familias, de las que 41 contaban con un salario estable con el que hasta ahora podían ir tirando y afrontando sus gastos. Un dato "muy preocupante", según el gerente del Refugio, Ernesto Millán, que se repite en abril. Hasta ahora se han incorporado 50 familias más a las que se les facilita comida, de las que 32 han llegado también acuciadas por el disparado precio de la energía y los alimentos.

La presencia de españoles está siendo cada vez más frecuente. "Normalmente suponen un 17% de los usuarios que atendemos, el resto son inmigrantes, sobre todo de América Latina y África, pero si nos ceñimos a los datos de este 2022 han subido ya a un 34%", explica Millán. Hay que tener en cuenta que "muchas personas dedican casi el 40% de sus ingresos para hacer frente a la hipoteca". Con la alimentación garantizada pueden destinar este dinero a otras necesidades básicas. En algún caso también se les facilita el servicio de guardería.

No se trata de una situación nueva. Durante el confinamiento y los meses en los que se acumuló el retraso para cobrar los ERTE ya hubo trabajadores que se encontraron en esta situación límite tras agotar sus ahorros, y desde el pasado verano se han encontrado con este tipo de casos, aunque no tantos como ahora.

"Acuden con vergüenza"

"Cuando una familia con trabajo u otro tipo de ingreso acude aquí es porque ya han agotado todas las opciones y el apoyo de la red familiar, si la tiene, se ha terminado. Acuden con vergüenza, sobre todos quienes lo hacen por primera vez. Es una situación difícil de asumir y hay que abordar también con ellos el tema psicológico", destaca Diego Navarro, responsable de infancia y extrema vulnerabilidad de Cruz Roja Zaragoza.

Las solicitudes de ayuda en este primer trimestre han aumentado un 52%, de 1.563 en 2021 a 2.370 en 2022. Este incremento no se puede achacar exclusivamente a los hogares golpeados por la inflación, pero sí una parte. En estos meses la llegada de inmigrantes y "solicitantes de asilo, que había caído en picado por la pandemia, ha empezado a normalizarse y esto también influye en gran manera en esta subida", apunta José Luis Bernal, responsable de primera acogida de la entidad.

El número de personas atendidas en esta puerta por la que acceden a Cruz Roja quienes lo necesitan ha crecido un 61,29% en el primer trimestre de 2022, de 310 en enero a medio millar en marzo. "Hay mujeres que para ahorrar están lavando la ropa a mano con agua fría y la prueba son los sabañones que llevan en sus manos", cuenta Bernal. La llegada de refugiados ucranianos (Cruz Roja Zaragoza ha acogido a 375 desde el comienzo de la guerra) no se contabiliza en este registro.

En Cáritas Diocesana de Zaragoza se ha detectado un ligero incremento tanto en cuantía como en número de ayudas en marzo: 166.202 euros y 1.115 ayudas concedidas este año, frente a 166.180 euros y 1.007 ayudas en 2021. Enero y febrero comparativamente arrojaron cifras un poco más bajas en 2022. «Hay que tener en cuenta que en esas fechas en 2021 estábamos en plena ola de pandemia y ahora la situación sanitaria ha mejorado y parece que el paro sí desciende. Por ello pensamos que puede deberse al incremento de precios», señala África Navarro, secretaria general.

Las partidas para la luz, medicinas, ropa, guarderías, transporte público y comunicaciones son las que más han subido. No obstante, "hay que esperar la evolución en los próximos meses y ver si se trata de una tendencia y va a más", concluye Navarro.

De ser así, las entidades tienen claro que sus previsiones presupuestarias para cubrir las necesidades básicas volverán a agotarse como ya ocurrió el año pasado.

«Tengo que salir adelante para cubrir las necesidades de mi hija»

Wilmer Centero.
Wilmer Centero.
Toni Galán

Wilmer Centero tiene 33 años y llegó a España hace menos de tres años. Tenía una vida "estable" en su país natal, Nicaragua. Tanto su mujer como él, que tienen una hija de cinco años en común, tenían trabajo, sin embargo, "la política cambió" y pensaron que vivir a España era "la mejor opción".

Primero aterrizó en Zaragoza su mujer, que consiguió un empleo como interna en una casa cuidando a una persona mayor. Tres meses más tarde, Centero y su hija se reencontraron con la madre en la capital aragonesa. Fue entonces cuando, a través de un amigo, conoció a la Asociación de Vecinos Civitas. Las primeras semanas acudió para recibir alimentos. "Pronto empecé a coger confianza con los voluntarios y decidí venir a ayudar. Ya llevo dos años", sostiene Centero.

Ahora su situación es "complicada". "Tengo trabajos inestables. Ahora paso más tiempo siendo repartidor, pero si tengo que pintar una casa cojo la brocha y si tengo que subirme a un andamio, no pongo pegas. Lo cierto es que tengo que salir adelante para curbir las necesidades de mi hija", explica. Su mujer tampoco tiene trabajo estable, ya que le llaman de manera puntual para cubrir bajas.

De momento este joven no se puede permitir vivir solo con su mujer y su hija porque paga 500 euros de alquiler. "Ahora mismo compartimos ese gasto con mi madre y su pareja. Para nosotros sería complicado asumir esa factura", explica. En unos meses, Centero tiene la esperanza de regularizar su situación y conseguir así mayor estabilidad laboral y un futuro más certero para su familia.

Siempre que no trabaja acude a la sede de Civitas para "echar una mano en todo lo que sea necesario". "En España la gente es muy buena. Antes de tirar las cosas que pueden necesitar otros a la basura, las dona. Eso demuestra el corazón de la gente", admite.

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