La Audiencia ratifica la condena para una casera que rajó la cara a su inquilino con un cuchillo en Zaragoza
Un juzgado le impuso dos años de cárcel por las lesiones causadas al arrendatario, al que atacó para que dejara el piso.
La Audiencia Provincial de Zaragoza ha confirmado la condena de dos años de cárcel para Arcenia L. P., una mujer de 47 años que atacó con un cuchillo al inquilino a quien tenía arrendada una habitación. La agresión, según se demostró en el juicio, perseguía que el hombre abandonara la vivienda. Durante la vista oral, la acusada intentó convencer a la titular del Juzgado de lo Penal número 6 que había sido el inquilino el que, borracho, se estaba cortando el pelo con un cuchillo, se autolesionó tras discutir con ella y luego le echó la culpa.
Sin embargo, la Audiencia confirma la valoración que hizo la juzgadora, en el sentido de que la acusada incurrió en numerosas contradicciones y dio distintas versiones de lo sucedido. Además de tener en cuenta otras pruebas, como la declaración de un testigo.
La agresión se produjo sobre las 0.30 del 18 de noviembre de 2019 en una vivienda del número 12 de la calle de Antonio María Claret, en el distrito Universidad de Zaragoza. La víctima, Antonio C. N., de 61 años, llevaba apenas un mes instalado allí y no constaba que antes del acuchillamiento hubiera tenido algún problema con la encausada. Sin embargo, aquella noche, la mujer se plantó en su habitación y, tras pegarle «bofetones» y «patadas», le exigió que le devolviera las llaves y abandonara inmediatamente el piso.
Mechones de pelo en el suelo
Acto seguido, esgrimió un cuchillo de unos 20 centímetros de hoja y mango negro con el que primero le golpeó y luego le cortó en la cara, provocándole una herida incisa en la cara, desde debajo del ojo hasta la oreja, en la que le ha quedado una cicatriz de 7 centímetros. No contenta con ello, lo agarró del pelo (los policías que acudieron después encontraron mechones en el suelo) e intentó sacarlo a la fuerza de la habitación.
La lesión necesitó puntos de sutura y el hombre requirió de 15 días para sanar, tiempo durante el cual estuvo impedido para su actividad habitual. Por esa razón y por el perjuicio estético que supone la marca que le ha quedado en la cara, la acusada deberá indemnizar con 6.050 euros a la víctima, además de pagar las costas procesales, incluidas las de la acusación particular, a cargo del abogado Diego Gracia Pola.
Según declaró el agredido en el juicio, cuando la casera entró a su cuarto parecía estar bebida: no dejaba de dar gritos y tiró por el suelo todo aquello que encontró a su paso. En un momento dado, la mujer vio que su inquilino tenía el cuchillo de cocina con el que pelaba la fruta sobre la mesilla, por lo que lo cogió y lo usó para atacarle.
Durante la vista oral, la defensa de Arcenia L. P. puso de manifiesto las contradicciones en las que también había incurrido el herido, pero la el tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial plasma en su sentencia que: "No se estima relevante que no diera todos los detalles de la agresión a los Policías que acudieron al lugar, puesto que estaba en la calle con una herida incisa de 7 centímetros y profunda en la cara, esperando recibir la atención médica. Sí lo dijo ya en el momento en que fue atendido en el servicio de urgencias del hospital Miguel Servet y sí lo hizo constar cuando puso la denuncia al día siguiente de los hechos, especificando en la denuncia todos los datos de la agresión, como refleja la juzgadora en la sentencia".
Relato detallado
Añade que fue en la denuncia cuando hizo un relato detallado de todo lo que había acontecido, lo que está en consonancia con lo que apreciaron los policías cuando subieron al piso. Igualmente, recuerda que la bronca que se montó en el piso alertó a otro inquilino, que salió de su cuarto al oír a Antonio C. N. gritar: "¡Me rajó la cara!". Según el testigo, fue entonces cuando vio a la casera empuñando el cuchillo frente a la víctima, que presentaba un corte de varios centímetros desde el ojo derecho a la oreja. La escena alarmó al testigo, que salió corriendo a la calle para llamar a la Policía.
