El rol de la mujer, sin apenas cambios en la última década

Tradicionalmente, las labores del hogar y del cuidado de familiares han estado vinculadas al género femenino. A las madres, abuelas, tías, hermanas y primas. La realidad es que no es algo solo del pasado. Los datos demuestran que, a día de hoy, sigue siendo así. En concreto, 91.300 aragonesas se dedican a las tareas de casa sin obtener remuneración frente a solo 10.600 hombres, según un estudio del IAEST.

Una mujer, haciendo labores del hogar.
Una mujer, haciendo labores del hogar.
Pixabay

Afirmar que la mujer y el hombre han tenido y tienen el mismo rol en la sociedad no sería correcto. Históricamente, las mujeres se han dedicado a las labores del hogar y al cuidado de hijos y personas mayores. Es una realidad del pasado, pero también del presente. Las cifras lo demuestran. Y a pesar de que si se observa con lupa se puede apreciar una minúscula tendencia a la igualdad, los números asustan. Por poner los datos sobre la mesa, 91.300 aragonesas se dedican a las tareas de casa sin ser remuneradas frente a 10.600 hombres. O lo que es lo mismo, solo uno de cada diez hombres se encargan de estas labores. Es una cifra algo más esperanzadora que la de la última década. En 2010, 119.000 mujeres se encargaban de las tareas del hogar frente a 7.400 hombres y en 2015, fueron 103.700 frente a 7.300.

Las excedencias por el cuidado de hijos y de otros familiares también son solicitadas principalmente por mujeres, según los datos que se extraen del informe anual del Instituto Aragonés de Estadística (IAEST). Solo 205 hombres pidieron retirarse temporalmente del trabajo para cuidar a familiares. En mujeres, el número se multiplica por diez (2.075). Es la provincia oscense el lugar donde más varones se hacen cargo de los cuidados familiares, un 15,4%, por detrás Teruel, con 11,4%, y en la última posición se sitúa Zaragoza (8,9%). Las cifras aragonesas son similares en proporción a las que se registran a nivel nacional (6.557 solicitudes de hombres y 52.889 de mujeres).

El cine es un reflejo de la realidad o de lo que está por venir. En las películas se ha mostrado tradicionalmente esa imagen de la mujer. Ni en las series turcas –que ahora abundan en las cadenas españolas–, ni en las tradicionales telenovelas sudamericanas ni en las más conocidas del panorama español como ‘Cuéntame’, se observa a un hombre al cargo de la casa. Y mucho menos, a un interno encargado de las labores del hogar y el cuidado de personas. Quizás son las series más modernas las que han buscado dar un papel de mayor relevancia a la figura de la mujer. Qué sería de ‘La casa de papel’ sin ‘Tokio’, ‘Nairobi’ o ‘Lisboa’. El cine moderno es el que está luchando por desterrar cada vez más la imagen de una mujer anclada en casa, con sus hijos y con las tareas del hogar, que espera a su marido todas las noches con la cena preparada encima de la mesa.

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El reparto de tareas

No todo es negativo. Hay cifras más halagüeñas. Los hombres invierten de media 4 horas a la semana en tareas domésticas y las mujeres 5. Cocinar es la tarea más compartida entre ambos sexos, (2,51 horas las mujeres y 2,46 los hombres). En fregar y recoger la cifra se distancia (de 1,07 horas a 0,91), aún más en limpiar y ordenar (de 1,04 a 0,86) y todavía más en cuidar animales y plantas (de 3,18 a 1,14). Los hombres solo dedican más tiempo que las mujeres a reparaciones en el hogar, en concreto, más de una hora a la semana. Estos datos se extraen del estudio ‘El valor del trabajo de los cuidados no remunerados en Aragón, elaborado por el IAM (Instituto Aragonés de la Mujer) del Gobierno de Aragón. El trabajo doméstico, según este estudio, corresponde, aproximadamente, el 37,04% del PIB de Aragón, teniendo en cuenta las horas invertidas y el sueldo mínimo de empleadas y empleados del hogar publicado en el BOE (Boletín Oficial del Estado), que se sitúa en 7,55 euros la hora. De los encuestados para el estudio que afirman que no invierten tiempo en el hogar, el 7,6% asegura que la planificación de las cuestiones de la casa es tarea de la madre y solo el 0,19% dice que es del padre. El 10% insiste en que es cuestión de la que se encarga la parte femenina de la pareja y el 1,83% dice que la masculina.

Sin duda, los números demuestran que la casa sigue siendo, casi siempre, tarea de la mujeres, lo que tiene una conexión directa con la tasa de ocupación y empleo. Más de la mitad de los hombres –el 57%– tiene un contrato laboral y el 6,4% está en paro. La cifra de población ocupada en mujeres desciende más de 10 puntos (45,8%) y el paro afecta al 7,2%. Destaca que, en todos los grupos de edad (desde 16 años hasta 65 o más), hay mayor tasa de actividad entre los varones. De 16 a 19 años un 15,9% de hombres son activos frente a un 9,7% de mujeres, de 20 a 24 años un 63,7% frente a un 50,3%, de 40 a 44 años un 93,1% frente a un 89,7% y, por dar otro ejemplo, de 60 a 64 años un 56,3% frente a un 45,4%.

¿Se conseguirá una igualdad en las responsabilidades del hogar? A pesar de que en jóvenes hay más chicos trabajando que chicas, no significa que este lastre del pasado vaya a proseguir por el resto de los días, sino que puede responder a otra cuestión. Son más las mujeres que cursan estudios universitarios. Un 53,2%. La edad más habitual para cursar los grados (que son los estudios universitarios mayoritarios) es de 18 a 25 años. Este podría ser un factor que explicase que la mayor tasa de ocupación entre hombres que entre mujeres en edades jóvenes.

La estabilidad laboral

En estabilidad laboral, no existe un equilibrio. Un total de 135.417 mujeres tienen un contrato indefinido y 60.239 lo tienen temporal. La primera cifra queda lejos de la de hombres (161.962) y, sin embargo, la segunda no (61.447). Por sectores, el 92,17% de las personas que trabajan en hogares como personal doméstico son mujeres y también ocupan el 81,82% de los puestos en organizaciones y organismos extraterritoriales. Superan a los hombres en sanidad y servicios sociales (80,15%), educación (63,26%), hostelería (62,67%), actividades inmobiliarias (60,22%), actividades administrativas y servicios auxiliares (58,14%), Administración Pública (57,7%), actividades profesionales, científicas y técnicas (55%), comercio (52,49%) y actividades financieras y de seguros (50,77%). Están en un segundo plano en construcción (11,59%), industrias extractivas (14,41%), suministro de energía (19,26%), agricultura ganadería, silvicultura y pesca (19,73%), transporte y almacenamiento (20,07%) y agua y saneamiento (20,65%), entre otros sectores.

No es una sorpresa. Pasear por la calle y ver a un anciano acompañado por un cuidador no es habitual. Tampoco ver a una mujer subida en un andamio, ni pescando en un barco. Son profesiones que tradicionalmente han estado ligadas a un género. Volviendo al cine, las escenas muestran lo mismo. Quizás Driss de ‘Intocable’ es el único caso que conocen los más pequeños de un hombre que cuida a una persona dependiente. Y qué felicidad le dio a Philippe. Sin duda, es la excepción que justifica la regla. Los policías tienen más presencia en los filmes de principio de siglo que las policías. También los empresarios o los constructores. Y seguiríamos diciendo más profesiones que casi siempre están protagonizadas por hombres. Los informáticos o los ingenieros, por ejemplo. ¿Y los chefs? Parece que la alta cocina solo la ocupan hombres. Igual en el cine moderno, ya no es tan descarado.

La brecha salarial

Según el estudio del IAST, también existe una desigualdad en las remuneraciones. La brecha salarial sigue siendo un lastre. Según los últimos datos –del 2019–, las mujeres aragonesas tienen un sueldo medio de 17.786 euros al año, casi 5.000 euros menos que los hombres, que cobran 23.261 de media. A nivel nacional, existe menos diferencia ya que las mujeres cobran más que en Aragón (17.927 euros) y los hombres menos (22.785 euros). Es importante destacar que es una cifra que no ha tenido apenas margen de mejora en los últimos años. De hecho, en 2014 había menos diferencia entre sueldos aragoneses (21.249 euros frente a 16.046)

En la pensiones, no es distinto, aunque quizá puede parecer más justificado porque la mayoría de las mujeres de más de 75 años no cotizaron a la seguridad social, lo que significa que no cobran nada o solo la pensión de viudedad. La media se sitúa en 13.636 euros frente a los 19.643 que cobran los hombres.

Paso a paso. Aunque quizá, más lento de lo que a muchos les gustaría. Lejos de conseguir la igualdad, pero cada vez un poco más concienciados. Con expectativas. Y con la esperanza de que la sociedad reme hacia el mismo sentido. Y que la lucha sea la misma fuera de los límites de Aragón y de toda España. Queda trabajo por hacer. Un largo camino por recorrer. Pero las primeras piedras ya se han sorteado con éxito. Queda seguir escalando hasta alcanzar la esperada igualdad. 

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