Los pueblos de Aragón que no se fusionaron 'a la extremeña'

En los años 60 y 70, unos 25 municipios aragoneses nacieron por la unión de varios pueblos. El proceso fue muy distinto al emprendido por Don Benito y Villanueva de la Serena.

Municipios que surgieron de fusiones en Aragón.
Municipios que surgieron de fusiones en Aragón.
V. M.

Los municipios de Don Benito y Villanueva de la Serena han decidido fusionarse. Estas dos localidades extremeñas se convertirán en una sola, después de que así lo decidieran este domingo sus vecinos en referéndum. En Aragón no hay ningún proyecto, ni a corto ni a medio plazo, de un proceso similar. Sin embargo, muchos otros pueblos ya emprendieron ese camino hace medio siglo. Eso sí, de una forma totalmente distinta a la que se vive estos días en Extremadura.

En los años 60 y 70, en Aragón se crearon al menos 25 municipios por la fusión de dos o más pueblos. Casi todos ellos surgieron en la provincia de Huesca al unirse pequeñas localidades relativamente cercanas. En estos casos no hubo ni referéndum, ni consulta popular ni nada parecido. El catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza Fernando López Ramón, recuerda que fue una iniciativa de la dirección general de Administración Local del Estado: “El 20 de enero de 1960 se envió una circular a los gobiernos civiles de cada provincia para suprimir todos los municipios de menos de 500 habitantes y menos de 100.000 pesetas de presupuesto anual”.

Evidentemente, este plan no llegó a ejecutarse como estaba planeado, aunque sí provocó varias fusiones. En la provincia de Huesca, por ejemplo, Aínsa y Alto Sobrarbe se fusionaron en 1976 y crearon Aínsa-Sobrarbe; Blecua y Torres se creó por la unión de Blecua y Torres de Montes en 1969; Canal de Berdún surgió tras la fusión de Berdún, Biniés, Villareal de la Canal y Martés… Así hasta dos decenas largas de pueblos, a los que se unen otros dos de la provincia de Zaragoza, pero muy cercanos geográficamente a los oscenses: Biel-Fuencalderas (1975) y Los Pintanos (1963).

Este último se creó tras unirse Pintano y Undués-Pintano. Su actual alcalde nació precisamente el año de la fusión, y tras 35 años en el cargo concluye que a la larga esto ha sido “muy negativo” para el pueblo. “Al final tienes que atender a varias poblaciones, pero recibes dinero como si fueras una sola”, apunta. Si estuvieran separados, calcula que podrían disponer de “un 60% más de dinero” para invertir en las localidades. Tras casi 60 años, la fusión administrativa no ha provocado una unión sentimental: “El que es de Pintano, es de Pintano; y el que es de Undués, es de Undués”, apunta.

Una realidad cambiante

Aunque los pueblos y ciudades puedan parecer una realidad inmutable, la verdad es que su evolución ha sido constante. En Aragón, el último siglo y medio ha vivido cientos movimientos, con pueblos que se incorporan a otros pueblos, otros que se fusionan, se extinguen, se segregan, cambian de nombre… Aquella circular que llegó a los gobiernos civiles en 1960 fue la que provocó parte de los cambios. A comienzos de esta década, Aragón tenía 935 municipios; solo diez años después, contaba con 820; y en 1980 ya eran solo 725.

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Actualmente hay 731 municipios. La polémica Ley para la Racionalización y la Sostenibilidad de la Administración Local de 2013 pretendía fomentar las uniones para simplificar el mapa municipal, pero en Aragón no consiguió convencer a nadie. Aquel plan del ministro Montoro acabó siendo un rotundo fracaso, ya que solo logró impulsar dos fusiones, ambas en Galicia. En Aragón, de hecho, el cambio más reciente fue en la dirección contraria, ya que supuso la segregación de Villamayor de Gállego de Zaragoza capital, tras una larga reivindicación no exenta de tensiones.

El sentimiento de arraigo a la localidad hace que el tema no esté encima de la mesa actualmente, a pesar de que en Aragón el 27% de los municipios tiene menos de 100 habitantes, el 74% tiene menos de 500 y solo el 3,2% tiene más de 5.000 vecinos. El debate sobre la reforma del mapa municipal y la revisión de las competencias y financiación de los ayuntamientos surge periódicamente, sin que se llegue a concretar en cambios.

El catedrático López Ramón cree que debería afrontarse "una operación de Estado o de Comunidad Autónoma", que se plantee "más allá de uno u otro partido político", y que permita "afrontar la realidad de un mapa municipal que no tiene ningún sentido", ya que –a su juicio– presenta "disfuncionalidades".

En el caso de Aragón, cree que "para tener un territorio vivo hay que tener municipios fuertes", que deben partir de "la planta comarcal". El objetivo sería potenciar "las ciudades de tipo medio" y que los municipios más pequeños pasaran a ser "entidades locales menores". "Que se junten dos pueblos de 30 habitantes no soluciona nada", resume.

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