El empresario zaragozano Arturo Rambla regresa de Ucrania con su familia

El matrimonio y los dos hijos, de 2 y 10 años, salieron el lunes de Kiev de camino a la capital aragonesa.  

Un zaragozano asentado en Ucrania regresa con su familia, sin temer la guerra
Un zaragozano asentado en Ucrania regresa con su familia, sin temer la guerra
Arturo Rambla

El  empresario de Zaragoza Arturo Rambla, que lleva más de 20 años viviendo en Ucrania, ha iniciado un largo viaje de regreso con su mujer y sus dos hijos pequeños a pesar de mostrarse convencido de que las tensiones internacionales surgidas en torno a su país de acogida no derivarán en una guerra de consecuencias impensables.

El empresario y su familia salieron de su casa en Kiev el pasado lunes, con jornadas planificadas de viaje de diez horas de duración a fin de hacer más soportables a sus hijos pequeños, de 2 y 10 años, los miles de kilómetros que les separan del domicilio familiar en la capital aragonesa.

Tras dormir la noche de este martes en Dresde, en el norte de Alemania, la familia continúa este miércoles un viaje que, según destaca el empresario, no es por temor a la guerra sino porque sus familiares de Zaragoza estaban preocupados y porque "si hay un mínimo riesgo, por pequeño que sea, no merece la pena jugársela".

Arturo Rambla hizo su primer viaje a Ucrania en 1996 y en poco tiempo desarrolló con su familia aragonesa un negocio de importación y exportación de madera ucraniana.

Con el tiempo, explica, se casó con una mujer ucraniana y tuvo dos hijos, lo que le llevó a asentarse en el país de forma definitiva y a viajar sólo a Aragón en las vacaciones de verano y en Navidad.

"La idea primera era permanecer y continuar", asegura el empresario, quien se muestra convencido, "al 99 por ciento", de que "no va a pasar nada porque va a ganar la diplomacia", y porque, subraya, "en estos tiempos no tiene sentido una guerra de consecuencias imprevisibles".

Afirma, además, que la vida estos días en Ucrania, y en especial en Kiev, la ciudad en la que reside, se desarrolla de forma normalizada, y que las imágenes que se divulgan en los medios de comunicación sobre población formándose en el uso de las armas no responden a la realidad del país.

Rambla admite que la presión mediática y los continuos contactos del presidente ucraniano con líderes mundiales han generado "una preocupación superior a la que había", pero recalca, sin embargo, a renglón seguido que no ha visto "a ninguna mujer ni a un abuelo con muletas situarse un palo en la cara como si fuese un fusil".

Recuerda que los conflictos surgidos en 2012 con una parte de la población "prorrusa" generaron muchos más conflictos y víctimas en las calles, mientras que ahora, añade, "no se percibe ese clima prebélico de entonces".

Tras años viviendo en Ucrania, el empresario asegura que amigos y conocidos de cuerpos diplomáticos de distintos países le insisten en decirle: "tú tranquilo y no le hagas caso a la prensa yanqui, porque no habrá guerra".

En su opinión, el conflicto surgido se deriva de una "segunda guerra fría calmada" derivada de la desintegración de la Unión Soviética y de la necesidad de Rusia de situarse en una posición geopolítica favorable frente a la expansión de la OTAN.

Convencido de que el actual episodio de tensión entre Rusia y Ucrania es uno más de los que se han producido a lo largo del siglo XX entre ambos países, Rambla dice que sólo un incidente, casual o no, que fuera visto como una provocación, podría ser el detonante de una guerra que, insiste, "no se va a producir". 

Según aseguró hace unas semanas a Heraldo.es, Rambla ha asistido a otros momentos de gran tensión con la vecina Rusia, pero confía en que la situación se reconduzca. ”. “Si los rusos entran a Ucrania, saben que no les van a hacer pasillo. Los ucranianos están dispuestos a pelear y les plantarán cara. No va a suceder como en Georgia hace unos años, aquí una guerra podría costar miles de vidas”, explicaba el empresario aragonés.

No es la primera vez que Rambla hace las maletas para huir de un conflicto en Ucrania: cuando en 2013 se produjeron manifestaciones y disturbios con motivo del Maidán (que derrocó al presidente Víktor Yanukóvich), volvieron temporalmente a Zaragoza hasta que la situación se recondujo. Meses después, en la zona conocida como el Donbás, en 2014 estalló una guerra entre el Ejército ucraniano y separatistas prorrusos apoyados por Moscú, y a consecuencia de aquella guerra tropas rusas invadieron Crimea, donde aún permanecen.

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