Las caras de la sequía: "Ya son muchos días sin agua y con los costes disparados"

Agricultores y ganaderos de todo Aragón muestran su preocupación por la escasez de precipitaciones.

José Manuel Cajal, de Alcubierre, en un campo de cebada de secano.
José Manuel Cajal, de Alcubierre, en un campo de cebada de secano.
Patricia Puértolas | Patricia Puértolas

"La situación es crítica. Acumulamos ya muchos días sin lluvia y además los costes se han disparado. Ha subido el precio de abonos, fertilizantes, gasoil… y por lo tanto, si no llueve pronto, será imposible que nos salgan las cuentas". Así describe el agricultor de Alcubierre José Manuel Cajal la actual situación en la que se encuentran los profesionales del campo. Todos miran al cielo, incluso los que tienen regadío, ya que la falta de precipitaciones obligará a volver a los temidos cupos. Su testimonio, así como los de otros agricultores y ganaderos aragoneses de las tres provincias, ilustra la preocupación del sector.   

Los campos de secano están al límite. Las cebadas corren el riesgo de secarse y ver limitado su desarrollo. Algunas plantas ya viran al amarillo y, como curiosidad, la falta de lluvias ha dejado sobre la tierra el abono vertido, sin disolverse y hacer su función. "A corto plazo, nos salvaría la llegada de lluvias, pero la cuenta atrás ha comenzado. Para algunos campos, no habrá vuelta en 15 o 20 días", advierte.

Tampoco son buenas las expectativas para el regadío, donde, al igual que este agricultor monegrino, muchos se han visto obligados a optar por cereales de invierno, renunciando a otros cultivos con mayores necesidades de agua como el maíz. De momento, también descartan las dobles cosechas.

José Yagüe, en uno de sus campos de cereal en Villastar.
José Yagüe, en uno de sus campos de cereal en Villastar.
Jorge Escudero

El panorama es similar en la provincia de Teruel. Tras dos años de buenísimas cosechas de cereal en secano, a José Yagüe le cuesta creer ahora lo que ve a diario en sus campos de cebada en la localidad turolense de Villastar. "La planta está quemada por el hielo y seca por falta de agua. El sembrado ya debería cubrir el campo y se ve tierra por todas partes. Es un desastre", dice. Explica que en la Comarca de Teruel no llueve desde noviembre y las heladas de entre 8 y 12 grados bajo cero han sido constantes todo el mes de enero, la peor combinación para la agricultura. "Si no llega pronto el agua –asegura–, perderé el 60% o el 70% de la cosecha".

Ante esta crítica situación, ha aplicado a sus cultivos un tratamiento a base de aminoácidos contra el estrés hídrico del cereal, a la espera de que mantenga vivas las plantas en tanto al cielo le da por llover.

Yagüe, con un trabajador a su cargo, confiesa que se acuesta todas las noches "preocupado". "Esta campaña de siembra me ha salido muy cara. La subida del precio de la electricidad y los combustibles ha repercutido en todo y he pagado por el abono más del doble que el año pasado", lamenta. Agricultor y presidente de la Comunidad de Regantes de Villastar, alerta de que el embalse del Arquillo, en Teruel, aún tiene agua para dar vida a las zonas de regadío, "pero, a este paso, ya veremos qué ocurre el año que viene".

Javier Peiró, de Mara, en la nave con su rebaño.
Javier Peiró, de Mara, en la nave con su rebaño.
Macipe

El sector ganadero también está afectado. Javier y Carlos Peiró, ganaderos y agricultores de Mara, en la provincia de Zaragoza, cuentan con 1.600 cabezas de roya bilbilitana y saben bien que la escasez de precipitaciones –va desde noviembre sin una gota- no entraña nada bueno: "Hasta ahora la falta de lluvias no se nota mucho. No habría más pasto. Pero en 15 o 20 días sí, porque estaría preparada la tierra y es ahora cuando tiene que ‘mover’ y no ‘mueve’ porque no hay tempero", dice Javier desde la nave donde apartan a las ovejas que van a parir.

"Lo hacemos para adelantarnos, porque a las que van a parir sería un error dejarlas en el monte, ya que podría haber problemas de que salgan los corderos muy pequeños", explica. En este sentido, detalla que "ahora van replegando lo que se crió en primavera, broza, todo seco" y como consecuencia "cuando llegan a casa les complementamos, porque si no no les llega". Dentro del ‘menú’ tienen alfalfa, esparceta, cebada, guisante y paja.

Pero esta opción no es la más rentable: "Si tarda en llover y tenemos que mantenerlas en casa y no en el monte, te arruinan", sentencia. "De por sí (el sector) va mal, pero así sería inviable", asegura, argumentando que "este año el precio del cordero es razonable, pero han subido todos los costes de producción: luz, combustibles, piensos…".

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