Heraldo del Campo

Obituario

El esfuerzo, la pasión y la sonrisa que impulsó al vino de Somontano

Mariano Beroz, el que fuera durante 24 años presidente de la D. O. Somontano, falleció el pasado domingo de forma repentina en su casa de Barbastro.

Mariano Beroz, en 2017 fecha en la que dejó la presidencia de la D. O. Somontano, que ocupó durante 24 años.
Mariano Beroz, en 2017 fecha en la que dejó la presidencia de la D. O. Somontano, que ocupó durante 24 años.
José Luis Pano

Hace justo ahora una semana, el sector agroalimentario en general y el vitivinícola en particular se despertaba conmocionado. Había fallecido repentinamente en su domicilio de Barbastro víctima de un infarto Mariano Beroz, el conocido y apreciado viticultor y bodeguero de Salas Altas, que durante 24 años había llevado las riendas de la Denominación de Origen Somontano. Tenía 62 años y una larga y fructífera trayectoria en el mundo del vino, donde no solo ha dejado su huella empresarial sino también un grandísimo puñado de amigos, aún consternados por tan inesperado adiós.

Porque Mariano Beroz era un hombre grande. Y no solo por su envergadura. Amable, siempre sonriente, jovial y con gran sentido del humor se mostraba enérgico y valiente en todas aquellas iniciativas -por descabelladas que parecieran- con las que daba rienda suelta a un carácter emprendedor con el que llevó a lo más alto a los viñedos y los vinos de la tierra que le vio nacer: el Somontano oscense.

Viticultor del pequeño municipio oscense de Salas Altas, Beroz mostró desde joven su visión de futuro, su capacidad de liderazgo y su compromiso con todos aquellos proyectos que sirvieran para fortalecer su comarca y a las gentes que en ella viven. Ahí estaba cuando desde la Cooperativa Comarcal de Barbastro, que aglutinaba a gran parte de los viticultores de la zona, se comenzó a dar los primeros pasos para caminar hacia la creación de la Denominación de Origen Somontano con la que pasear la calidad de los caldos de la zona por los más exigentes mercados. El proyecto, del que fue uno de sus principales impulsores, se haría realidad en 1984.

Amable y siempre sonriente, destacó por su visión de futuro

Y ahí estaba, casi desde sus inicios, en los órganos de gobierno de esta marca de calidad. Tenía apenas 29 años cuando se convirtió, en 1988, en vocal del pleno representando a los viticultores. Cinco años después llegaba a lo más alto y con 33 años era elegido presidente del consejo regulador de la denominación oscense.

Su buenhacer, su energía y su capacidad de liderazgo le hicieron merecedor de la confianza de bodegueros y viticultores, que elección tras elección durante casi 25 años quisieron mantenerle al frente de un cargo del que decidió apartarse en 2017.

Durante ese cuarto de siglo lideró el desarrollo y crecimiento con el que Somontano se consolidó entre las denominaciones de origen más dinámicas y reconocidas de España. Valiente en sus decisiones y arriesgado en las iniciativas, lo mismo defendió la inclusión de nuevas variedades de uva hasta entonces no autorizadas en la denominación, como puso en marcha pioneras iniciativas comerciales, que no solo han dado riqueza al sector sino a toda la comarca.

Ahí está, con su huella inconfundible, la creación en 2000 del Festival del Vino del Somontano, replicado hasta el infinito, o su empeño en instalar la sede de la denominación oscense en el complejo histórico artístico de San Julián y Santa Lucía en Barbastro o la creación, junto al Ayuntamiento de Barbastro y la Comarca del Somontano, de la Ruta del Vino Somontano.

Su liderazgo levó a lo más alto los vinos de la tierra que le vio nacer

La pasión de Beroz por el viñedo y el vino no se circunscribía a los dominios de la denominación de origen situada a los pies de los Pirineos, cuya presidencia compaginó de 1996 a 2002 con su cargo como vocal del Consejo Rector de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas, en la que ocupó la presidencia entre 2002 a 2007 y en la que representó y defendió los intereses de las denominaciones de origen de vino de todo el país. Y se plasmó además toda esa pasión en su propio proyecto empresarial, en la bodega Batán de Salas de Beroz y, demostrando una vez más su carácter inquieto y emprendedor, con la puesta en marcha mas recientemente de La Lonja del Vino, en Barbastro, donde elaboraba su propio vermut.

Le conocí cuando comenzaba a escribir mis primeras líneas periodísticas sobre el sector agroalimentario. Siempre fue fácil hablar con él, no solo por lo que mucho que sabía y cómo lo contaba, sino por su amabilidad, su disponibilidad y una permanente sonrisa que se podía ver incluso si la conversación era telefónica.

Mariano Beroz se ha ido, pero nada borrará la profunda huella que ha dejado entre los viñedos del Somontano.

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