entrevista

Mai Ibargüen: "La mirada no depende del género sino de la sensibilidad"

Cofundadora de la compañía Serendipia Producciones, Ibargüen (Zaragoza, 1986) cumple este mes diez años consagrada a la fotografía de circo.

Mai Ibargüen, ayer en el centro de Zaragoza.
Mai Ibargüen, ayer en el centro de Zaragoza.
FRANCISCO JIMENEZ

¿Desde cuándo es usted una joven a una cámara pegada?

Tengo la sensación de haber tenido siempre un contacto sutil con la fotografía. Cuando era pequeña, mis padres me daban una cámara desechable cuando me iba de campamentos y aquello debe haber quedado en algún lugar de mi subconsciente.

Pero empezó a estudiar Arquitectura.

Sí, y el primer año lo disfruté porque había muchos fundamentos culturales, pero después vi que se volvía muy técnica y eché en falta la parte artística. Así acabé en diseño gráfico y de allí desemboqué en la fotografía.

¿Por qué se especializó en imágenes de danza y de circo?

Cuando tuve mi primera cámara réflex, salía a pasear y hacer fotos. Iba a estudiar al CPS y me di cuenta de que existe más relación entre los ingenieros y los malabaristas de lo que puede parecer... Contacté con la Asociación de Malabaristas de Zaragoza y, como a mí no me gusta actuar, mi forma de colaborar fue hacer fotos. Casi sin darme cuenta, se creó este proyecto de vida que une mi vocación y mi pasión: la fotografía y el circo.

Imagino que el movimiento es difícil de congelar con un disparo.

Aprender fotografía persiguiendo con el enfoque a un malabarista en escena, con mucho movimiento y poca iluminación, es todo un reto.

¿Y no le resultaría más fácil hacer un vídeo?

Precisamente lo bonito es encontrar el momento en el que todo se para y la fotografía consigue captar la esencia. Esa es la magia: todo se puede expresar con una sola imagen.

¿Cómo hace para no despistar con su trabajo a los trapecistas?

Solo hay que tener respeto, a los artistas y al público, además de aprender a trabajar con un ojo en el visor y el otro, en el entorno.

Pero alguna maza ya le habrá caído a la cabeza...

Una aprende a anticiparse y a colocarse en el ángulo correcto, sobre todo, para que no se le escape ninguna acrobacia. Hay que ver muchos espectáculos para conocer cada disciplina y saber también dónde están las luces, el público, los artistas, la perspectiva...

"Creo en el arte como transformador social, es una herramienta potente de expresión personal"

Lleva diez años de profesión y ha trabajado incluso en el madrileño Circo Price. Imagino que ya habrá pocos espectáculos que la sorprendan...

Para nada. La creatividad de las compañías es admirable. A nivel técnico igual hay disciplinas o ciertos trucos que los tienes más vistos, pero las emociones y las historias de cada espectáculo son completamente distintas.

Su trabajo también habrá evolucionado, ¿no?

Este último mes he revisado los discos duros y sobre todo observo cambios en la edición: me he centrado cada vez más en la emoción y he abierto mi mirada no sólo a la escena sino a todo lo que acompaña un espectáculo.

¿Haciendo fotos de circo se paga una hipoteca?

Fui monitora de actividades e hice fotos de bodas hasta que asumí este riesgo y, cuando he tenido momentos de inflexión en los que me he planteado parar, siempre han aparecido mejores oportunidades que las anteriores. Además, también formo parte de Serendipia Producciones, lo que me permite aprender todo lo que envuelve una gala o un festival de circo.

Participó en La Lonja en la exposición colectiva ‘Cierta luz’. ¿Qué aporta la mirada fotográfica de las mujeres?

La mirada no depende del género, sino de la persona y su sensibilidad. Como en otros ámbitos de la vida, las mujeres estamos invisibilizadas y es importante reconocer el espacio que ocupamos.

También acostumbra a poner el acento en la infancia.

Llevo a cabo las colonias de fotografía en Etopia Kids donde a través del juego experimentamos con la fotografía analógica, digital y otros procesos. Creo en el arte como transformador social, es una herramienta potente de expresión personal y es necesario que cada uno encuentre la suya.

Pero tendrá otras aficiones...

Las plantas, viajar, jugar con mi perro Millmess... Cualquier cosa manual y creativa me llama la atención, tengo curiosidad y me gusta seguir aprendiendo. Ahora estoy leyendo y experimentando mucho con disciplinas híbridas: la mezcla de fotografía impresa con otras técnicas artísticas.

Cuando viaja, ¿siempre lleva la cámara? Tendrá a su familia frita...

Casi siempre. La cámara se ha convertido en una extensión de mí y cuando no la tengo me falta. Aunque luego no la use, pero si la tengo cerca estoy más tranquila. La cámara me ha servido para acercarme a las personas, me ha ayudado a relacionarme desde otra perspectiva con el mundo, pero a veces hago el ejercicio de dejarla en casa.

¿Qué le gustaría fotografiar que aún no ha tenido ocasión?

Me gustaría realizar algún proyecto en el que pueda trabajar la fotografía de retrato o la fotografía de autor. Aunque inevitablemente, la mirada de cada fotógrafo influye en cada trabajo, tengo ganas de poder construir y crear una fotografía desde el principio, o a través de establecer un contacto más estrecho con las personas, o poniendo sobre el papel un poco más de mi sensibilidad y mi mundo interior.

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